El 5 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Indígena, esta fecha fue escogida durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tihuanacu (Bolivia), en 1983.
Pese a los siglos transcurridos de constante exclusión, la mujer indígena sigue persistiendo y transmitiendo vida a los pueblos originarios del continente; y es a la vez portadora de esperanza para el rescate y visibilización de nuestros pueblos amenazados.
Sus mecanismos de cambio y resistencia, sus procesos de constitución de identidades personales y colectivas, y las mediaciones que deben ejercer entre identidad y acción, las hace encarar los retos urgentes de los tiempos actuales, a través organizaciones que trabajan y avanzan para que puedan ser protagonistas, se capaciten y desarrollen facultades de liderazgo que les permitan ejercer plenamente sus derechos ciudadanos desde su propia especificidad étnico-cultural, y participar en la vida nacional como portadoras de un valioso legado cultural y social y como voceras de las demandas y propuestas de los pueblos originarios.