Uno de los pueblos más golpeados por el conflicto armado en el departamento de Putumayo es el Awa, especialmente en el municipio de Orito, donde la explotación petrolera sólo ha generado pobreza y miseria. Actualidad Étnica conversó con un dirigente de la Asociación de Cabildos del Pueblo Awa del Putumayo sobre la situación de la etnia.

¿Cuál es la situación de la etnia en el Putumayo?

Lo primero que es importante tener en cuenta es el contexto en que surgió la Asociación de Cabildos del pueblo Awa del Putumayo (ACIPAP). Fue creada en el año 1998 como una forma de hacer resistencia a las políticas de ECOPETROL en la zona denominada Bloque San Juan. La zona donde habitaba el pueblo Awa es ampliamente montañosa, aproximadamente son unas 20 mil hectáreas, a las que hay que sumarle otra 50 mil hectáreas entre Nariño y Putumayo de reserva. El problema más grande que vive el pueblo Awa es de orden público. En el departamento hay presencia de paramilitares, guerrillas y cultivos ilícitos. Por otro lado, las bonanzas petroleras sólo han traído grandes consecuencias negativas a las comunidades indígenas en la parte cultural, ambiental y económica. A lo anterior se suma el deterioro del medio ambiente, la persecución de varios líderes y, últimamente, las fumigaciones con el químico glifosato, que han traído grandes problemas en la salud, el medio ambiente y la economía. Las fumigaciones han modificado las formas de producción de las comunidades.

¿Explíquenos esa transformación en las formas de producción?

Todo viene cambiando, especialmente el sistema del manejo del bosque. El indígena toma el bosque como vida, como esencia principal de una cultura. Con los actores externos, incluyendo los colonos, el bosque se toma como negocio. Las fumigaciones dejan la tierra arrasada y los cultivos dañados, especialmente de pan coger. La comunidad opta por ceder amplias extensiones de bosque para sacar al mercado, y esa es la economía que se está practicando en el pueblo Awa.

¿La presión es muy fuerte?

Sí. El colono ya no tiene tierras buenas para poder cultivar, entonces opta por hacer presión en los territorios indígenas para poder entrar a cultivar pan coger y cultivos ilícitos también, pero a eso se suma la presencia de los actores armados, porque ellos van detrás del cultivo y del impuesto que cobran por estos cultivos.

En un ejemplo concreto ¿cómo se ve el cambio de producción en las comunidades?

En el territorio Awa las comunidades indígenas vivían de la caza, de la pesca y de los jornales que recibían en tierras de colonos por raspar coca. Pero ahora se dedican a la explotación del bosque, a la explotación de la madera.

¿Qué consecuencias trae estos cambios en la dinámica organizativa y comunitaria?

En cuanto a la parte comunitaria, se ha dicho que las comunidades no tienen una economía estable, no tienen una forma de subsistencia, buscando, por obligación, otras alternativas. Para buscar otras formas de subsistencia. Por otro lado, está la presión de los grupos armados, especialmente hacia los jóvenes para que se sumen a las filas de sus organizaciones. Lo triste es que también hay jóvenes que han optado por ser soldados campesinos y ahí viene la presión y amenazas de los insurgentes a las familias de esos jóvenes.

¿Hay una desarticulación de las comunidades por esto?

Sí, hay desarticulación organizativa y del núcleo familiar. Cuando eso sucede, el cabildo ya pierde su control.

¿El reclutamiento, bajo la figura de soldados campesinos, se ha dado de forma obligatoria?

No. La dinámica es la siguiente: como hay ofertas por parte de los grupos armados, especialmente la guerrilla para que los jóvenes entren en sus filas, los jóvenes prefieren entrar a las filas del ejército. Eso muestra otra realidad de fondo: los programas que tiene el gobierno sobre esa zona han sido deficientes y, en general, no han tenido una focalización hacia la juventud indígena, sobre todo cuando vemos que muchos cultivos de coca han sido plantados por nuestros jóvenes, sea dentro o fuera del territorio indígena.

¿La política de seguridad que se está aplicando es una amenaza para las comunidades?

Sí. Cuando la familia ya no tiene recursos, cuando están fumigados, cuando están enfermos, pues optan por desplazarse hacia otros departamentos como Nariño, o asumen la presión de los grupos armado que ofrecen trabajo o recursos para ingresas a sus organizaciones.

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