En varias oportunidades Actualidad Étnica ha reseñado la compleja situación humanitaria que afrontan las comunidades indígenas y afrocolombianas de la región nariñense ante el incremento de las acciones armadas por parte de los actores en conflicto. Los constantes hostigamientos comprometen la integridad del pueblo Awa, víctimas de una amenaza permanente, hasta la fecha poco divulgada.

Una de las regiones más afectadas por el conflicto armado ha sido la costa pacífica nariñense, donde la proyección para el desarrollo de megaproyectos y el constituirse en un corredor que permite el tránsito entre los departamentos de Nariño, Cauca, Huila y Putumayo han colocado a las comunidades indígenas y afrocolombianas en una situación de inminente riesgo.

El pueblo Awa, ubicado en la parte occidental del macizo andino, comenzando en la cuenca alta del río Telembí (Colombia) y extendiéndose hasta la parte norte de Ecuador, a lo largo de los últimos meses viene soportando el constante y sistemático hostigamiento por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quienes señalan a sus miembros, dirigentes y líderes como auxiliadores de la insurgencias o, peor aún, insurgentes de civil.

Los actos de violencia cobijan tanto violaciones a los derechos humanos, como violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales. De hecho, uno de los principales problemas que los afecta se plasma en la imposibilidad que tienen las comunidades de llegar al centro de salud, ubicado en el corregimiento Justo Ortiz del Diviso, resguardo Gran Sábalo, municipio de Barbacoas, pues la situación de orden público impide la movilización de la gente, en momentos en que se adelantan programas para erradicar las enfermedades de TBC, sarampión, varicela, paludismo y leishmaniasis.

La imposibilidad de movimiento también afecta todos los procesos sociales, ya que en Barbacoas funciona el Centro Administrativo Awa, donde se adelantan concertaciones con instituciones gubernamentales, ONG’s, la emisora indígena Awa y el Centro de Capacitación Indígena (el centro dicta cursos de modistería, producción agropecuaria, seminarios y talleres con profesores, cursos de actualización con promotores de salud)

Además, los grupos armados condicionan la dinámica de las comunidades, obligándolos a respetar las órdenes que imparten. “Los grupos armados no nos están respetando. Por ejemplo, las casas indígenas ubicadas en la carretera Pasto - Tumaco, construidas con apoyo del Plan Nacional de Rehabilitación hace 10 años, son lugares de paso que le permiten al indígena vender sus productos o son lugares que reciben a personas enfermas que van para el centro de salud> Sin embargo, son ocupadas por los actores cuando no estamos en ella”, señaló un miembro de la comunidad.

Por su parte, el presidente de la Unidad Indígena del Pueblo Awa (UNIPA), Gabriel Bisbicus, indicó que el panorama se ha ido complicando con el paso de los días: los Awa venimos siendo parte de los enfrentamientos entre autodefensas e insurgencia. El pasado tres de febrero fueron heridos de gravedad los indígenas Eduardo Pascal de la comunidad indígena de Calvi, Rodrigo Taicúz Pascal de la comunidad de Negrital Resguardo de Gran Rosario, Aura Cecilia Taicúz Pascal de la comunidad de Rosario y Hugo Paí de la comunidad de Saundé quienes vienen siendo atendidos en el Hospital Departamental de Pasto”.

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