Una grave denuncia realizó esta semana la Asociación para la Promoción Social Alternativa (Minga) sobre los atropellos cometidos por la Fuerza Aérea y la Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA) en el departamento de Norte de santander, cuyas operaciones militares culminaron con un bombardeo al resguardo Corronkayra de la etnia Motilón Barí.

El pasado 24 de febrero, en medio de una operación militar adelantada por hombres de la Fuerza Aérea Colombiana y la Fuerza de Despliegue Rápido contra insurgentes del Ejército de Liberación Nacional, la comunidad indígena del resguardo Corronkayra, ubicado en la vereda Culebritas, municipio del Carmen, fue víctima de un bombardeo indiscriminado que provocó la muerte de una niña de ocho años, Kelly Quintero, y heridas a la señora Janeyri Galvis y al niño Albert Quintero.

De acuerdo con Minga, los graves hechos fueron asumidos por la Fuerza Aérea como un error táctico “ya que, según ellos, lo que perseguían era un campamento del ELN”. Además, la organización solicitó a las autoridades pertinentes adelantar las investigaciones del caso, pues “por puro error se sigue masacrando a la población civil, violando los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, al igual que lo sucedido con el bombardeo en Santo Domingo, departamento de Arauca, el 12 de diciembre de 1998”.

Cabe recordar que la región del Catatumbo es una de las regiones que sufre con mayor riego los embates del conflicto armado, donde se configuran una serie de factores que convierten a la zona en un punto estratégico que los actores armados se disputan territorialmente. El trabajo realizado por la Asociación Minga en la zona, ha permitido establecer, entre otros aspectos, unos elementos contextuales del conflicto a través de unos hitos que han determinado el desarrollo del conflicto.

“La información está sustentada en fuentes primarias directamente de la región a partir de un monitoreo presencial realizado por la Asociación Minga entre los meses de febrero y marzo de 2002”. Los resultados de ese monitoreo se hallan consignados en tres documentos que dan cuenta de la magnitud del conflicto en la zona. “El primer documento, denominado: COINCIDENCIAS QUE MATAN Y DESPLAZAN, establece la estrategia militar utilizada por los paramilitares para copar el territorio comprendido entre los municipios de El Tarra, Convención, El Carmen, Teorama y San Calixto, poblaciones con una importante presencia de la Fuerza Pública colombiana. El segundo, describe la magnitud de la crisis humanitaria generada en la región a partir de la incursión paramilitar, situación que aún es desconocida por el país y donde frente a la cual es pertinente preguntar: ¿Quién responde por la tragedia del Catatumbo? El tercero, muestra parte del rostro humano, que en este caso tiene nombre de dolor y desolación, pero también esperanza en medio de la adversidad. El reportaje es de un investigador de la Asociación Minga que se atrevió romper el cerco paramilitar y adentrarse en la espesura del Bobalí para conocer la realidad de los 12 mil colombianos bloqueados allí”.
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