En un hecho sin precedentes se movilizaron pacíficamente este lunes, más de 10 mil indígenas Embera-Chamí del departamento de Caladas, en el Occidente colombiano, para ratificar su autonomía, unidad, cultura y territorialidad, y para exigirle a los grupos armados legales e ilegales que de una vez por todas los excluyan del conflicto armado que por más de 40 años ha desangrado al país.

La marcha, organizada por el Consejo Regional Indígena de Caldas (CRIDEC), recorrió trece kilómetros desde la comunidad de Guamal hasta el casco urbano de Riosucio, donde se tomó posesión de la plaza principal, y en medio de miles de miradas, atentas y comprometidas, se leyó un Manifiesto dirigido a guerrillas, paramilitares, fuerza pública, Alcaldes municipales, al Gobernador del departamento y al Gobierno Central.

Esta gran movilización se realizó: “en vista de la grave situación de orden público que se está presentando en nuestros territorios por los diferentes actores del conflicto armado, la subversión, las autodefensas, algunos sectores de la fuerza pública como la policía, y algunos señalamientos que han presentado algunas autoridades frente a lo que es el manejo de los pueblos indígenas de Caldas”, le dijo a Actualidad Étnica, un líder indígena del CRIDEC.

Los indígenas denunciaron que las persecuciones se han incrementado porque su movimiento: “está cogiendo fuerza, nosotros estamos orientando a la gente de una manera clara y transparente y los violentos han considerado que los indígenas son una amenaza para los que tiene intereses individuales en el poder, frente a ello: nosotros no estamos interesados en ningún protagonismo y en un poder más allá del que podamos administrar nosotros con honestidad”.

El Manifiesto Indígena

En este documento dirigido a toda la nación y a la comunidad internacional se ratifica que las organizaciones indígenas se han constituido desde tiempos inmemorables, bajo cuatro principios fundamentales como son: la Unidad, la Tierra, la Cultura y la Autonomía, que se ha difundido de generación en generación: “ese el legado de nuestros ante pasados de vivir en comunidad y luchar por el bienestar social, que ha nacido desde el origen de nuestras culturas”.

A la fuerza pública se le dijo que no se seguirá aceptando ningún señalamiento tendencioso, atropellos, maltratos físicos y verbales de algunos de sus miembros: “si estos señalamientos que son poco objetivos y poco constructivos persisten, no dudaremos en demandar y poner en conocimiento de la comunidad Nacional e Internacional sus actuaciones anticonstitucionales, contra la población civil”

Mientras que a los grupos armados al margen de la ley, tanto de izquierda como de derecha, se les expuso el completo rechazo a todas las acciones violatorias de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, cometidas dentro de sus territorios: “¿la sociedad civil somos su enemigo?, ¿Acaso la guerra no se hace entre los que están armados?, ¿Por qué en nombre del pueblo se asesina al pueblo?; sus acciones, señores de los grupos armados, nos están indicando que su guerra sólo busca fines totalmente diferentes, que a favorecer con realidad a nuestro pueblo, que es quien viene sufriendo las consecuencias de sus propios intereses”

Al Presidente de Colombia, al Gobernador de Caldas, a los Alcaldes de los municipios de Riosucio, Supía, Filadelfia, Belalcázar y Risaralda se les dijo que la paz no se construye únicamente aumentando el pie de fuerza en sus territorios, ni cerrando las posibilidades de empleo o los recortes presupuestales para inversión social y la inversión en la guerra: “ésta se construye con políticas claras de reforma agraria, donde se atienda la gran necesidad de tierras que sufren numerosas comunidades, con programas que lleguen de manera directa a nuestros productores del campo y no con recursos económicos que se inviertan en otros programas de las Administraciones públicas de los municipios, o solamente escritos en los diferentes Planes de Desarrollo”.

De igual forma se les exigió, de forma urgente, el reconocimiento legal de sus territorios como resguardos: “hablamos aquí de la parcialidad Indígena de Escopetera Pirza en Bonafont, la Trina y Cerro Tacón en Supía, la Soledad en Filadelfia y la ampliación y saneamiento de los Resguardos Indígenas de San Lorenzo, Cañamomo y Lomaprieta, Nuestra Señora Candelaria de la Montaña, en Riosucio; Totumal en Belalcázar, la Albania en Risaralda, Caldas”, afirman que de esta forma se estaría practicando justicia y haciendo realidad el compromiso social que “tomaron como bandera en sus campañas”.

Finalmente se le pidió a los gobiernos de los países amigos y a las ONG nacionales e internacionales, que dentro de sus programas de cooperación internacional tengan en cuenta las solicitudes indígenas de apoyo a sus programas y propósitos para evitar el genocidio y desaparición de sus culturas.

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