Han pasado casi cuatro meses desde que las comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas de la región del río Naya, zona fronteriza entre los departamentos del Valle y el Cauca, realizaran la Primera Audiencia Pública por la Reparación Social del Naya y la Defensa de sus Derechos Humanos, buscando, por un lado, que los actores armados cesaran los actos bélicos contra las comunidades, por otro lado, que el Gobierno Nacional proporcionara las condiciones socioeconómicas y de seguridad necesarias para el retorno de la familias que aún se encuentran desplazadas luego de la masacre que, en abril de 2001, cobró la vida de más de 130 personas. No obstante, la respuesta inmediata que recibieron por parte de los actores armados fue el secuestro del Gobernador del Cabildo Indígena del Playón, Alto Naya, Manuel Antonio Ramos.
La desaparición del líder, una de las tantas que se han registrado en la zona pero que no han sido denunciadas por temor a posibles represalias, motivaron salida de una nueva comisión, denominada Mesa de Trabajo y Solidaridad por el Naya.
Su objetivo es muy claro: encontrar, vivo o muerto, al líder Páez. De igual forma, se buscará generar un proceso de resistencia en contra de los violentos, proceso que también incluirá a las empresas trasnacionales, cuyos intereses económicos, de acuerdo con las comunidades, desangran los territorios bajo la mirada complaciente del Estado.
Actualidad Étnica conversó con uno de los representantes indígenas, quien nos comentó sobre el trabajo que proyecta hacer la Comisión en la zona, el cual se extenderá hasta el próximo 11 de agosto.
¿Cuál es el panorama que se está viviendo en la región?
En este momento hay una tensa calma, porque la realidad es que han seguido asesinando compañeros y dirigentes, además de algunas desapariciones que no han salido a la luz pública por las dificultades que hay. En torno a la Mesa de Trabajo y Solidaridad por el Naya, se ha consolidando un proceso de unificación de los diferentes pueblos y etnias que hay en la región, que incluye a la población afrocolombiana y campesina.
¿El principal objetivo de la Comisión que partió?
Lo que se busca es generar un proceso de resistencia. La visita responde a unos compromisos que se han venido dando desde las organizaciones y desde las comunidades indígenas, quienes se han solidarizado y vienen acompañando a los pobladores del Naya en su causa. También se quiere socializar el proceso de búsqueda del compañero Manuel Ramos y otros compañeros secuestrados por parte de las actores armados que operan en la zona. Con la visita también queremos decirle a los actores armados que no estamos de acuerdo con su accionar y que rechazamos las asesinatos sistemáticos de dirigentes y comuneros. Ellos no tienen derecho de hacerlo. Por otro lado, también queremos confrontar al Estado y la actitud que tiene frente a los intereses de algunas empresas forestales y mineras, que buscan la expropiación territorial de las comunidades de la zona. El interés de las empresas es quitarnos las tierras, para poder vaciar los territorios y construir sus proyectos ambiciosos que nos desangran.
¿Cómo será el trabajo?
Existen dos comisiones: una organizativa, de reflexión y de encuentro, la cual busca construir una propuesta que nos permita salir del conflicto armado y volver a apropiarnos de nuestros territorios; la otra es de búsqueda de los compañeros desaparecidos, especialmente el compañero Manuel Antonio Ramos, desaparecido desde el primero de mayo del presente año, sin que hasta la fecha tengamos noticias de él, sin saber si está vivo o muerto. Su desaparición se produjo después de la Audiencia Pública que se celebró en abril.
Hasta la fecha y luego de varias comisiones ¿cuál es principal resultado obtenido?
Indudablemente la unión de todas las organizaciones indígenas (ORIVAC, ACIN, ACIVA, CRIC, ONIC y demás) en torno a causas comunes. La comisión y el proceso de resistencia busca decirle a los actores armados .