La situación de derechos humanos en la Sierra nevada de Santa Marta está cobrando dimensiones descomunales. Desde hace más de dos años y a pesar de las múltiples acciones emprendidas por la Defensoría del Pueblo tendientes a conminar a los actores armados a respetar a los distintos pueblos indígenas, la realidad revela que las violaciones se incrementan bajo la mirada displicente de los gobiernos nacional y departamental.

“En la comunidad Kankuama, hermana de las etnias Kogui, Arhuaka y Wiwa, estamos preocupados por el endemoniado etnocidio que estamos sufriendo. Redondeando cifras, podemos afirmar que en los últimos dos años llevamos más de 250 muertos. En estos ocho meses del 2003 llevamos 45 muertos. Es una cifra dramática, teniendo en cuenta la densidad de población. Frente al problema del desplazamiento, por ejemplo, de 7 mil habitantes que somos 3 mil están desplazados en todo el país. De acuerdo a los estimativos que hacemos, los Kankuamos estamos poniendo la triste cifra de un 12% de los muertos de todo el territorio”, manifestó uno de sus dirigentes.

Lo más preocupante para los indígenas es que la presencia de diversas entidades no es prenda de garantía. Por el contrario, para los actores armados cualquier intervención se convierte en motivo para una nueva represalia.

“A pesar de las denuncias, a pesar de las Resoluciones Defensoriales, a pesar de las alertas tempranas, a pesar de las medidas cautelares, a pesar de la intervención de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a pesar de los monitoreos que han hecho las entidades estatales, a pesar de todo las violaciones se incrementan. Cada vez que se hace una denuncia, inmediatamente aumenta la presión sobre las comunidades”.

En el caso de los homicidios, un 50% de los mismos recaen sobre líderes y dirigentes, hecho que contribuye a desarticular los procesos organizativas de las comunidades, además de las amenazas que sobre los guías espirituales y la población joven se ciernen, quienes son reclutados por los distintos actores armados.

“Nosotros queremos llamar la atención de la sociedad colombiana, que entre otras cosas porque no puede seguir apática. También queremos acudir la Comunidad Europea, porque ellos saben que dependen del Amazonas y de la Sierra. Si no cuidamos la Sierra entre todos, todos nos vamos al despeñadero. Desapareciendo a los pueblos originarios de la Sierra no van a conseguir salvarse, porque nosotros tenemos una responsabilidad con ella, nosotros somos los encargados de cuidarla y protegerla”.

Testimonios para no olvidar

“Es bueno que el mundo sepa que la Sierra es como una mesa, y los guardianes de esa mesa somos los cuatro pueblos que mantenemos el equilibrio. Nosotros y nuestro mayores miran la Sierra como un punto del mundo estratégico, sobre todo en producción de agua. Sabemos que, en el caso específico de Valledupar, se va montar una generadora de energía, muy parecida a Urrá y quizá más grande, donde van a coger parte de nuestro territorio sagrado, además de dos cuencas hidrográficas como son el Río Guatapurí y Río Badillo. Entonces, nosotros creemos que el fondo de esta persecución hacia los líderes indígenas va encaminada hacia éso, para facilitar la consecución del proyecto. Los grupos al margen de la ley, especialmente las AUC, son las que se están encargando de esta labor. Su estrategia consiste, primero, en sacar a las comunidades que están ubicadas en la parte baja de la Sierra, presionado a las que se encuentran en la parte superior para que también abandonen sus territorios.

“De los grupos de la Sierra los Kankuamos fuimos los más aculturizados. Por tal razón, nos ven como unos enemigos que pueden obstaculizar el proyecto que está en camino. Por eso nos amenazan, y de esta forma hacen que impere el silencio. Nosotros estamos llenos de miedo, porque si uno habla, lo amenazan o amenazan y destruyen a la familia. Lo más grave es que lo están consiguiendo, porque en el territorio no se encuentra ni un solo líder, todos están huyendo. También hay que reconocer que es decepcionante como miembros de las comunidades indígenas que hacen parte de estos grupos de exterminio, son los que comandan el desangre de sus coterráneos, y actúan deliberadamente paseándose en las barbas de las instituciones encargadas de controlar y mantener el orden (Policía, Ejercito, DAS, Fiscalía) sin que pase nada. Estos indígenas se salen de las comunidades y van a parar en estos grupos, porque no aceptan las tradiciones culturales aborígenes e irrespetan a las autoridades. Son indígenas informantes, porque en Valledupar están ofreciendo 600 mil pesos a quienes suelten la lengua.

Nuestra posición como pueblos de la Sierra es de permanecer. La comunidad occidental habla de resistencia civil, nosotros hablamos de permanencia, porque a nosotros nos crearon para ser los guardianes de la Sierra. Si nos sacan de allí, se presentará un desequilibrio ambiental sin precedentes. Llamamos la atención del mundo para que esta voz, que es la voz de los pueblos de la Sierra, sepan que la Sierra no es un sitio estratégico para el negocio, no es un sitio estratégico para privatizar y comercializar el agua. Queremos decirle a la Comunidad Económica Europea y a todos los países que financian los megaproyectos, que tengan cuidado porque con su dinero nos están eliminando”.

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