Un nuevo asesinato enluta a la población afrocolombiana, luego que hombres de las FARC EP torturaran y acribillaran al líder José Luciano Castillo Alegría, líder de la comunidad nariñense Roberto Payan, y quien aspira a la alcaldía municipal.
Así lo denunció el Proceso de Comunidades Negras (PCN), quienes informaron que el dirigente afrocolombiano, según contó su esposa, fue sacado de su casa hace una dos semana por un hombre armado, quien sostuvo que necesitaba hablar con José Luciano. Días después el cuerpo del líder fue hallado por la comunidad a orillas del río Sipí, degollado, amputado su pene y con más de 50 machetazos.
El PCN y la comunidad afrocolombiana acusan al Frente XIX de las FARC EP de ser los responsables de este escalofriante hecho, “ellos son los que operan en la zona”.
Castillo Alegría era un reconocido líder comunitario que por más de 30 años luchó en defensa de los derechos humanos de los afrocolombianos en la región del Pacífico sur. Desde 1991 trabajaba en el fortalecimiento organizativo de las comunidades negras.
A comienzos del presente año el Consejo Comunitario del municipio Roberto Payan lo había escogido como su candidato a la alcaldía “en oposición a la politiquería, la corrupción y la dictadura armada que imponen tanto la guerrilla como los paramilitares en la región”.
Para los líderes afrocolombianos este hecho es repudiable y genera una respuesta negativa en la construcción del proceso social y organizativo de estas comunidades, “ya que el temor y el pánico se ha apoderado de ellas, y quieren dejar todo el trabajo atrás por temor a la muerte”.
De igual forma, aseguran que el Estado y las autoridades competentes no se han interesado por este tipo de acontecimientos que enlutan a la población afrocolombiana.
“Frente a la situación de garantías que el Estado ofrece a los procesos organizativos de comunidades negras, no hemos visto esas garantías. Siempre hemos estado en la mira de las personas que representan la autoridad, en la mira de los insurgentes y de las élites del poder económico y político de la región. Los líderes comunitarios nos sentimos atropellados. A nosotros nos han mirado como a unos enemigos, nos persigue, y el Estado no muestra voluntad política, no le interesa en lo absoluto, porque nosotros estamos construyendo patria”.
Finalmente, el PCN hace un llamado a las organizaciones de derechos humanos para que se pronuncien en contra de estos hechos de sangre, “que nos enlutan, y conducen al exterminio del movimiento afrocolombiano”.