Con la firme intención de trabajar por la inclusión social de los grupos étnicos y las personas más vulneradas de la ciudad como los vendedores ambulantes o las madres cabeza de familia, además de velar por la correcta inversión del patrimonio del Distrito Capital, la indígena Inga Antonia Agreda, madre, docente universitaria y líder comunitaria, aspira llegar al Concejo de la ciudad, donde piensa aplicar sus tres principios fundamentales: Ama llulla (no mentir), ama quilla (sin pereza) y ama sisay (no robar). Actualidad Étnica conversó con ella para conocer más a fondo sus propuestas.
¿Cuál es su relación con Bogotá?
Ante todo soy una indígena Inga nacida en Bogotá. Nací en el barrio la Candelaria en 1967. La historia de los Ingas es muy interesante en relación con la ciudad. Nosotros estamos en las grandes ciudades debido a que en los años 50, aproximadamente, hubo expropiación territorial en el Valle de Sibundoy, Alto Putumayo, que es de donde somos oriundos los Inga. Esa expropiación fue producto, primero, por el problema de haber declarado los territorios como baldíos por parte del Estado colombiano, segundo, por haber sido colonizado por colonos de Nariño y Cauca básicamente. Entonces, nuestros abuelos Ingas, como una forma de resistencia, salieron a las grandes ciudades, en donde eran apreciados por su alto conocimiento en medicina indígena, tanto de plantas andinas como selváticas. Eso permitió que nos estableciéramos en las grandes ciudades como núcleos familiares, y por eso lo Ingas, nacidos en las distintas ciudades, no hemos perdido la cultura, el idioma, sabemos el manejo de la medicina indígena. Entre otras cosas, los Ingas somos descendientes de los Incas y provenimos ancestralmente del territorio denominado Tawa Inti Suyo, el Sol del Incario.
¿De dónde nace su interés por la política?
Siempre he sido una mujer que ha trabajado en el campo social. Desde pequeña, a través de la venta de medicina indígena, tuve la oportunidad de apreciar el valor cultural y el valor del trabajo social, la cohesión, la organización, porque sabemos que solamente organizados podremos resistir en las grandes ciudades de cualquier parte del mundo. Mis primeros pinitos se dieron cuando, de joven, me escapaba a la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) a mirar cómo era el trabajo de la mujer, y me encantaba participar en los congresos. Luego, cuando terminé el bachillerato, comencé mi trabajo social organizando el Cabildo Inga de Bogotá. Fui gobernadora en el periodo 94 – 95. Este fue el segundo cabildo urbano que se conoce en Colombia, y nace a raíz de la violación de todos los derechos colectivos que traíamos los Ingas por parte del Distrito y de otras entidades, porque desconocían la presencia de los indígenas en la ciudad de Bogotá. A partir de 1989, que es la fecha en que venimos organizándonos como cabildo, en Colombia y en las zonas urbanas se empieza a hablar de los indígenas en las ciudades. Así fue como seguí trabajando en lo social. Posteriormente fundé la primera Escuela Bilingüe Intercultural para los niños Ingas. Eso fue en 1994. Mi campo de acción continuó luego hacia el campo educativo, asesorando al Ministerio de Educación Nacional en el programa de etnoeducación, acompañando al equipo técnico en la planeación de la política indígena educativa para todo el país. Ahora estoy trabajando con la población indígena desplazada, tratando de impulsar su participación en la capital.
¿Por qué aspirar llegar al Concejo de Bogotá?
Hay que ganar ese espacio porque vemos que Bogotá tiene presencia indígena, y es necesario tener una voz en el Concejo. Conozco el desarrollo y la expansión de la ciudad, y el conocimiento que tengo me permite aportar, desde mi experiencia social, a lo que puede ser una Bogotá comprometida con inversión social, una Bogotá moderna pero cálida y humana, con inclusión social.
¿Cuál será su plan de trabajo si llega al Concejo?
Me presento con transparencia. Incluso hice un juramento con mis tres principios fundamentales que son: Ama llulla (no mentir), ama quilla (sin pereza), y ama sisay (no robar). Esos tres principios hacen que yo no permita cualquier uso indebido del patrimonio de Bogotá, porque estos tres principios son transparencia absoluta. Quiero ser la transparencia de Bogotá.
Bogotá presenta varios problemas serios y de fondo, pero ¿qué prioridad Usted percibe desde la gente, quienes son la esencia de la ciudad?
Hay temas fundamentales: primero, las acciones populares, porque hay una serie de problemas como las tarifas del agua, el mal estado de las vías, la inseguridad que a través de las acciones populares no tienen eco al interior de las entidades del Distrito. Segundo, la cultura desde la perspectiva de la interculturalidad, que posibilita el trabajar por el acceso y la visibilidad de todos los sectores socioculturales que se han establecido en Bogotá. Hay cultura ciudadana, participación ciudadana o pedagogía de la ciudad, pero dirigida hacia los ciudadanos y no hacia el elemento cultural – intercultural, que es lo que hace falta, porque considero que hay que darle <
¿Cuál es su mensaje para el ciudadano bogotano?
Que me acompañen, que esta es una propuesta de una mujer indígena que quiere servir a Bogotá, pero ante todo, que quiere trabajar porque en Bogotá exista respeto, tolerancia y humanidad.