La pérdida de la sabiduría tradicional de los indígenas amazónicos En la amazonía colombiana hay 58 grupos indígenas que viven en un espacio que han ocupado tradicionalmente hace muchos años, de generación en generación.
En este medio se movilizan sin limitaciones a lo largo y ancho de la selva en busca de la cacería, la pesca, la agricultura itineraria y la recolección de productos silvestres de bosque.
Viven en malocas o en casas unifamiliares de techos de palma, paredes de cáscaras de palo y/ó barro, sobre pilotes conformando comunidades, ubicadas en sitios tradicionalmente sagrados (montañas, lagunas, rocas, raudales, donde germinaron y aparecieron los primeros hombres de cada tribu orientado por un ser superior).
Su ubicación de una comunidad a otra es dispersa y de difícil acceso. Su organización en general es patriarcal, patrilineal, clasificándose una sola tribu en varios clanes que pueden llegarse a subdividirse hasta en diez grupos (clanes) llamándose los primeros, hermanos mayores de jerarquía, constituyendo la familia de los sabios tradicionales y los últimos grupos llamados hermanos menores; cada uno tiene sus deberes y derecho ya que los segundos son los danzadores siendo estos dos grupos los más privilegiados y respetados por la comunidad; el deber de los últimos es atender a sus hermanos mayores llevando pescado, tumbando chagra, encendiendo tabaco para el capitán ó gobernador.
Las tribus constituyen un pueblo y cada una posee lengua, costumbres, mitos, y leyendas propias, pero cada pueblo, según su ubicación, viene de un tronco de árbol familiar, unos son del norte, otros del medio, otros del sur de la amazonía.
Según esta división existe diferencias en la forma de concebir el mundo y la relación con él, bajo esta diferencia los sabios tradicionales de cada pueblo usan diferentes plantas de la sabiduría (alucinógenas) y según sus efectos diferentes cada sabedor tiene su forma de visionar al mundo, por ejemplo, si una planta tiene un efecto leve, la mente y la visión del sabio se ubica sobre los árboles y las montañas, si el efecto es fuerte se ubica sobre las nubes, si el efecto es muy fuerte se ubica en la exosfera, de tal manera que el payé desde allá ve al mundo pequeño.
En el sueño es lo mismo, mientras que la planta dé más efecto el payé es más valiente para poder aniquilar a los espíritus malignos; todos estos efectos son medios de diagnosticar y de predecir los fenómenos de la naturaleza dando bases para rezar al enfermo o prevenir.
Los sabios del sur usan el yagé (es un bejuco, machacando su tallo mezclándolo con agua para beberlo); los del centro la dúpa (es un polvo sacado de la cáscara de palo de dúpa y es inhalado), los del norte turubo, sacàca, daràpiabo(tubérculos masticables); a pesar de la diversidad en los conocimientos hay respeto entre los sabios tradicionales. Todos estos conocimientos son ciencias que tiene una finalidad para la existencia del hombre nativo, y para aprenderlas se debe hacer varios años de escuela; las personas que entran a estudiar tiene que cumplir una serie de requisitos y tener limitaciones como no comer pescado de cuero, animales grandes, no vivir con una mujer, no recibir alimentos que prepara una señora con menstruación y otros; si un miembro de la comunidad tiene estos conocimientos tiene el poder, es identificado como sabio y lo respetan.
La generación actual no se interesa por la sabiduría ancestral, porque los conocimientos filosóficos que inculcan las personas ajenas a los indígenas es diferente, ya que una enfermedad su causa es un agente microscópico y/ó psicológico, mientras que para el sabio es el desequilibro de la naturaleza, por ejemplo, al talar indiscrinadamente a la selva los espíritus de los árboles salen de su medio y producen la enfermedad.
Al estar compartiendo con la sociedad mayoritaria los jóvenes ya no quieren regresar a su comunidad, salen de la escuela y se quedan en las cabeceras municipales como servidumbre de los blancos y otros indígenas al terminar sus carrera profesional aunque hayan perdido sus costumbres culturales defienden a las comunidades indígenas, pero ya con conocimientos occidentales como mediadores de los indígenas ante las instituciones del Estado; la misión de estos profesionales es luchar para defender su territorio, su autonomía, su cultura, para que algún día lleguen a satisfacer sus necesidades básicas que aquejan a todas las comunidades indígenas de la Amazonía, pero culturalmente diferentes ante la sociedad mayoritaria.
Los indígenas cuando están enfermos primero acuden a un hospital, luego cuando ven que el médico no puede curar, consultan al payé, pero en ese momento el paciente ya está muy complicado y a veces muere y dicen que no sabe el payé, creen poco al indígena sabio, no se interesan en aprender a rezar, cuando uno de sus hijos se enferma le dicen al sabio: “rece a mi hijo que está enfermo” pero no preguntan ¿cómo se reza?, hoy por hoy el indígena quiere volverse blanco y el blanco volverse indígena. Algunos de los pocos indígenas que han obtenido el conocimiento ó han rescatado la ciencia de curar y prevenir como los Payés, Kumús, Curácas viven en el casco urbano ya son funcionarios, viven ocupados, cobran la consulta en dinero. Un sabio decía “Yo lloro al amanecer y al atardecer porque mis hijos, no preguntan sobre lo que sé, moriré sin transmitir mis conocimientos”.
Así como vamos, la medicina tradicional en poco tiempo no será practicada , nadie sabrá rezar para prevenir las enfermedades, para mantener el equilibrio de la naturaleza y los pocos que la practican, la convierten en mercantilismo en las ciudades grandes del país por recibir unos centavos; éstas son las consecuencias que deja la imposición de conocimientos ajenos, especialmente la religión para enseñarles y preverles una esperanza escatológica para el más allá e infundirles temor, dándole importancia hacia los fetiches y mitos de la cultura invasora. Hoy en día, siguen hablando de “amar unos a otros, de equidad, igualdad” y el indígena sigue igual ó peor que antes de la conquista, en medio de la opresión y miseria, los curas viendo este problema, no se conmueven en hacer algo para solucionarlo, tienen miedo de asumir esta responsabilidad porque lesiona los intereses del gobierno y los que tienen poderes económicos.
Tanto ayer como hoy, el drama de una raza vencida y agonizante, que se resiste al exterminio total nos evidencia el fracaso del “misionerismo” y de una postura política, social y económica incapaces de proporcionarles medios para su supervivencia; de este vasto núcleo humano, compatriotas nuestros, orgullo de nuestros antepasados, para vergüenza de nuestro presente debido al marginamiento y abandono en que se encuentran, los indígenas esperan que un ser supremo ilumine a los religiosos para que practiquen lo que prediquen, de lo contrario, ellos serán investigados por los dioses indios.