Para los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta no han sido efectivas ni las medidas cautelares, ni las comisiones humanitarias, ni los pronunciamientos internacionales, ni el compromiso del Estado para salvaguardar sus vidas, sino que, al contrario, día tras día se intensifican los asesinatos, las amenazas, los desplazamientos, las torturas y el miedo generalizado, ante la mirada pasiva, a veces permisiva, de las fuerzas del orden público.
La organización indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta denunció el vil asesinato de dos indígenas Arhuacos a manos de paramilitares de las autodefensas unidas de Colombia (AUC), quienes el pasado miércoles secuestraron y mataron al mamo Julián Crespo, ex cabildo comunitario, y a Dwyarunsingumu Arroyo, al interior del mismo resguardo, ubicado en inmediaciones del municipio de Valledupar, departamento del Cesar.
“Ese miércoles el mamo Julián se desplazaba en su carro a otra comunidad dentro del resguardo, y en el camino se encontró con un escuadrón de paramilitares quienes lo bajaron y se lo llevaron. Más adelante, se encontraron con Dwyarunsingumu a quien también se lo llevaron”, afirmó un directivo de la organización indígena.
Ese mismo día, la comunidad encontró los cadáveres de sus compañeros, a quienes los habían decapitado y enterrado superficialmente en una fosa común.
Según la organización indígena, el levantamiento de los cadáveres se hizo solo hasta el viernes cuando efectivos del Ejército pudieron subir a la zona, en medio de una salvaje crisis de orden público.
“Estos asesinatos ya fueron denunciados ante la Fiscalía de la región, aunque no sabemos qué pasará porque el mismo fiscal manifestó tener miedo ante las represarías cometidas comúnmente por este tipo de agrupaciones armadas”.
Por lo anterior, la organización indígena manifestó su dolor y su repudio, pero llamó a la solidaridad del pueblo colombiano y la del mundo entero para que, en una campaña internacional, se toque el “gran corazón” de este gobierno y se genere un impacto nacional ante el aniquilamiento y exterminio de las cuatro etnias indígenas que ancestralmente han habitado la Sierra Nevada de Santa Marta.
“El pueblo Arhuaco no está dispuesto a renunciar a sus leyes ancestrales para permitir que en su territorio impere un orden sustentado en la fuerza de las armas”.