El conflicto armado y la marcada injusticia social que se vive en Colombia son factores determinantes en el incremento de los desplazados que, diariamente, salen de sus hogares para aumentar los cinturones de miseria en las grandes ciudades, ante la mirada pasiva del gobierno nacional.
Es así como las ciudades de Bogotá y Antioquia se han convertido, según cifras del CODHES, en los mayores receptores de población desplazada en el país. Pero este flagelo ha golpeado con mayor fuerza a las poblaciones indígenas, grupo étnico que por su reducido número de habitantes, menos de un millón de acuerdo al DANE, sufre el riesgo de la extinción sistemática.
A mediados del año 2002 un grupo de indígenas de las etnias Kankuamo, Pijao y Witoto desplazados en Bogotá, decidieron emprender una gran labor de contacto con la población aborigen desplazada que a diario llegan a la ciudad, concientes de que sin la unión no se consigue llamar la atención del gobierno nacional.
"Los indígenas desplazados nos debemos unir, pero íntegramente, para presentarle propuestas al gobierno nacional como también a la empresa privada", dijo a Actualidad Étnica el indígena pijao, Vaudelino Riaño, uno de los coordinadores de la Mesa Directiva Multicultural de los indígenas desplazados en Bogotá.
Esa así como luego de varios meses de trabajo se logró contactar y sensibilizar a por lo menos 40 familias pertenecientes a 9 pueblos indígenas: Kankuamos y Arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, departamento del Cesar; Pjaos del Tolima; Witotos del Caquetá; Puinane y Tucano, departamento del Amazonas; Paez del Cauca; Embera Katios del Alto Sinú, Córdoba y Embera Chamíes en la Costa Pacífica colombiana, que hoy conforman la Mesa Multicultural.
"Esta labor ha generado una gran credibilidad porque en la capital está funcionando una mesa multicultural tendiente a atender la gran problemática del desplazamiento de los pueblos indígenas", ratificó Riaño.
De esta forma se presentó un proyecto denominado "Fortalecimiento organizativo y cultural, y generación de ingresos a indígenas desplazados en Bogotá", que fue acogido por ACNUR, el Plan Mundial de Alimentos, FONADE y el SENA para que en un periodo de 10 meses se construyera un proceso de autogeneración de ingresos mediante la producción de artesanías, y de esta forma poder recobrar, en parte, las condiciones de vida característica de estas culturas milenarias.
Del proyecto se ha desarrollado la etapa de socialización, conformación de la Mesa Directiva, nombramiento de representantes, veedores y el comité operativo. La segunda parte que inicia el 15 de enero de 2004 consiste en una serie de talleres sobre producción artesanal autóctona de cada una de las nueve etnias representadas en las 40 familias que hasta el momento conforman la Mesa Multicultural. Durante cuatro meses las familias trabajaran en cuatro componentes específicos: a) Bisutería (confección de chaquiras, aretes, manillas); b) Cestería; c) Tejidos (hamacas, mochilas) y; d) Artesanías en madera.
Con esto se pretende que, mediante productos de una excelente calidad tipo exportación, los mercados internacionales se interesen en las manufacturas indígenas y así generar ingresos para el autosostenimiento y además poder ampliar la cobertura a más familias desplazadas en Bogotá.
"Los pueblos indígenas estamos cansados de tanta rogadera al gobierno nacional que nos incumple constantemente, por eso decidimos que si entre nosotros nos ayudamos podremos salir adelante y al menos brindarle condiciones de vida aceptable a los cientos de indígenas que se encuentran mendigando en las calles de Bogotá o a las niñas que se han prostituido ante el abandono estatal", finalizó Riaño.