No hablaremos de cifras, datos estadísticos o tasas de desplazamiento, datos científicos que gustan al mundo occidental, pero para los indígenas no dicen nada sobre la realidad de la guerra.
Los pueblos indígenas, contamos con una plataforma política para reivindicar nuestro derecho al territorio, autonomía, gobierno propio, cultura y un desarrollo acorde con la cosmovisión de cada uno de los 85 pueblos que habitan el territorio colombiano.
Pero los grupos paramilitares, con el auspicio de sectores de la economía y del Estado, han impuesto el terror y el desplazamiento forzado de campesinos e indígenas.
Con su política de "Seguridad Democrática" el gobierno no hace diferencia entre población civil no combatiente y combatiente, hace aumentar los enfrentamientos, ocasiona mas muertes y desplazamientos u obliga a las comunidades indígenas a vivir prisioneras en su territorio.
La insurgencia por su parte, con una actitud prepotente y arrogante, desconoce nuestros gobiernos propios, nuestros territorios y descalifica a las autoridades tradicionales.
El gobierno pone los recursos naturales y los territorios a la venta del mejor postor con el ALCA, desconociendo el respeto por la Madre Tierra y el derecho soberano de decidir sobre el futuro de nuestros pueblos.
Así nuestras comunidades ven afectadas su cultura y forma de vida tradicional al verse reducidos, en algunos lugares, a simples "raspachines de coca", resultado de la implementación masiva de cultivos de uso ilícito, funcionales a la economía de la guerra
Nuestros pueblos son victimas del conflicto armado y sufrimos toda clase de maltratos, vejamenes y asesinatos. No hay justicia para nosotros, como por ejemplo en el caso de la mujer Katío embarazada de siete meses que fue ultrajada, violada y golpeada por hombres del ejecito que ella reconoció perfectamente por sus uniformes e insignias, aunque sus rostros eran cubiertas. Quedan impunes a pesar de la denuncia.
La voluntad política del gobierno colombiano para cumplir con las recomendaciones y convenios internacionales es necesario para una salida negociada al conflicto social, político y armado. Los indígenas de Colombia nos declaramos "Pueblos en Resistencia" desde una actitud civilista: "frente al fusil; la palabra".