El territorio indigena pasó de ser el lugar en donde se converge con la madre naturaleza, en donde se vive con ella y para ella, a ser otro sitio más de lucha y guerra, muerte, sangre y sufrimiento.
Para los indigenas, la guerra en Colombia es ‘’ajena a nuesro pensamiento y a nuestras actuaciones sociales y políticas, en la cual nosotros somos victimas de una política de exterminio y aniquilamiento de caracteristicas etnocidas, dado el impacto negativo sobre la vida y cultura de las comunidades y pueblos indigenas’’.
Sin tener que negarlo, la principal causa del conflicto es la lucha por el control de los territorios, especialmente indigenas, los cuales han tomado un carácter táctico desde todo punto de vista: economico, militar y politico.
Desde la perspectiva económica, estos territorios son considerados potencial para la inyección de grandes capitales, ya sea mediante la explotación de los recursos naturales y el desarrollo de grandes obras de infraestructura, realizadas por el Estado o por empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras, en los campos nergetico, hidrico y de comunicaciones ; o mediante la creacion de industrias ilicitas ligadas al narcotrafico, la guerra, el trafico de armas y el secuestro.
Desde la perspectica militar y politica, representan corredores geoestrategicos de transito de los grupos armados ilegales y zonas de repliegue o posicionamiento para el desarrollo de sus actividades.
Con respecto al desarrollo de grandes proyectos en territorios indígenas, se señala éste como un factor perturbador de su vida con alta incidencia en la violación de sus derechos individuales, colectivos y comunitarios. Muchos de estos han sido desarrollados sin los necesarios procesos de consulta previa exigidos por los convenios internacionales y ratificados por la legislación nacional. Uno de los casos de mayor impacto y renombre han sido: la construcción de la Represa de Urrá en territorio Embera Katío del Alto Sinú, y la exploración y explotación de petróleo en territorio U´wa.
Generando con ello, uno de los mas graves problemas que se ha acrecentado con el paso de los años y se esta empezando a convertir en una bomba de tiempo para el Gobierno : el desplazamiento.
El desplazamiento es no solo el despojo de tierras, sino una tactica de desarticulacion de las comunidades lo cual genera la descomposicion de su tejido social.
Y aun mas, cuando el gobierno ha decidido militarizar parte de esta zona donde ellos habitan, entonces se destaca que cerca del 35% de la población indígena del país, se encuentra confinada en sus territorios bajo un estricto control y restricciones en su abastecimiento y comercialización de sus productos, con limitaciones para el acceso a servicios de salud y asistencia humanitaria, así como a su libre expresión y participación política.
Este desarraigo no sólo impacta negativamente la vida de quienes se desplazan; también afecta a los miembros de la comunidad que se quedan: la zozobra, el temor y las limitaciones afectan su vida material y económica, emotiva y espiritual, su identidad cultural, su ejercicio de la autoridad, su capacidad de gobierno, sus procesos de organización, su capacidad de administrar la justicia propia y de ejercer la autonomía.
Es por tales motivos que muchos lideres indigenas han convergido en que es necesario construir un plan conjunto de trabajo que sea la base de una política de estado para los pueblos indígenas atendiendo el principio de diversidad étnica y pluricultural de la nación colombiana.
Dentro de ese plan se deben esbozar los siguientes puntos:
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Apoyo a los procesos de resistencia que adelantan los pueblos y organizaciones indígenas
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Es importante el apoyo a la construcción de un Plan de Acción y atención Humanitaria acorde a la características culturales de los pueblos indígenas
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Defensa del estado social de derecho atendiendo normas internacionales constitucionales que hacen referencia a los derechos culturales y sociales de los pueblos indígenas
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Se requiere del apoyo de la comunidad internacional y de los organismos de Derechos humanos con el propósito que exhorte al gobierno colombiano y a sus instituciones para que acoja y aplique las recomendaciones emanadas de la oficina de la alta comisionada para los derechos humanos de las naciones unidas para Colombia.
Con estos argumentos, los indigenas esperan no solo ser escuchados, sino que se les respete su autonomia y, sobre todo, el derecho a la vida y a ser neutrales en un conflicto en el que su unica arma es la palabra.