La construccion de la represa Urra, en el Parque Nacional Natural de Paramillo, al sur del departamento de Cordoba, ha servido para poner en evidencia una realidad poco conocida para la opinion publica nacional : en aras de « desarrollar al pais », el Estado colombiano ha atropellado de todas las formas posibles a la comunidad Embera Katio, arrasando su territorio, sus referentes culturales y eliminando sus fuentes de sustento.

 

 

 

Como si fuera poco,  esta comunidad indigena se ha visto sin querer envuelta en el conflicto armado que vive el pais y hoy por hoy lucha por sobrevivir en medio del fuego cruzado y la presion para asumir posiciones participativas por parte de paramilitares y guerrilleros.

 

Urra hace parte de la serie de megaproyectos ambientales del gobierno nacional, enmarcados en la línea de privatización y explotación de los recursos naturales a favor de las multinacionales y requirio para su construccion de la inundacion de 7.400 hectareas de bosques, buena parte de las cuales integraban el territorio del resguardo embera-katio.

 

Para tal efecto, se desvio el cauce de río Sinú, de donde provenía el principal sustento de la comunidad, el pescado. Especies como el bocachico, la yulupa, la dorada, la charúa y los barbules, entre otras constituían parte infaltable del menú Embera Katío que a causa de Urra hoy prácticamente han desaparecido.

 

Así mismo, el rio Sinú o Keradó, como lo denominan en su lengua, constituía la principal via de desplazamiento y movilización de productos para el pueblo Embera Katio, al tiempo que su cosmovisión guarda estrecha relacion con el cuerpo fluvial, pues las quebradas, ciénagas y la vida allí existente están expresadas en el mito Embera del origen del agua.

 

Por todo lo atrás expuesto, Urra constituye una obra absurda para los Embera, quienes además agregan que su costo, 780 millones de dólares, no está justificado en virtud de los apenas 340 megavatios de energía que genera, frente a otras hidroeléctricas, como la de San Carlos, que por menos de la mitad del dinero invertido, 300 millones, produce aún más energía que Urra, 350 megavatios.

 

De igual manera, los miembros de esta comunidad sostienen que en la construcción de Urrá, como suele suceder con la mayoria de los megaproyectos gubernamentales, hay intereses oscuros y alegan que « el propósito de la represa era secar los humedales y las ciénagas, para que el Incora se las titulara a los terratenientes de Córdoba, que todos saben quiénes son y cómo actúan. La Corte Constitucional ordenó al Incora parar esas titulaciones ilegales y a los alcaldes hacer los trámites para devolver esas tierras a la nación. Algunos alcaldes lo están haciendo, pero pagándole a los que están ocupando esas tierras ilegalmente . »

 

Sostienen además que la contrucción de la Hidroeléctrica se hizo sin el visto bueno de los Embera, « El gobierno nunca llegó a un acuerdo con nosotros para empezar a construir el muro. Aprovechó la debilidad de la organización, y la crisis económica y cultural que teníamos, para imponernos el proyecto a la brava ».

 

Y añaden que « fue cuando ya estaba construido el muro, que nos reconocieron el derecho de ser consultados. La Corte Constitucional ordenó a Urrá y al gobierno indemnizarnos y hacer una consulta. Pero ya el muro estaba construido. Es decir, nunca tuvimos la posibilidad de decir "sí" o decir "no". Lo que nos dejaron negociar fue la forma de inundar. »

 

Los «paras» en escena

 

Como si fueran pocos los males que trajo Urra a los Embera, su presencia en áreas que hoy por hoy tienen valor estratégico para los actores del conflicto, ha acarreado la aparición de amenazas, presiones violentas y exterminación de líderes Embera por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

 

En el pasado, los paramilitares asesinaron a figuras prominentes de la comunidad como Alejandro, Lucindo y Alonso Domicó, quemaron las canoas y motores que los Embera utilizaban para impedir su desplazamiento hacia reuniones con representantes del gobierno y la compañía constructora Urra S.A y amenazaron a las comunidades de Imamadó y Zorandó tratando de desplazarlas de sus territorios e impedir que se manifestaran en contra de lo que estaba ocurriendo.

 

Pero no solo de recursos violentos se valieron las Autodefensas, su intervención en el caso Urra los llevó a enviar una carta a los ministros del Interior, Medio Ambiente y Minas, al presidente de Urrá y a la Comisión Quinta del Senado –donde están los senadores cordobeses como Julio Manzur, Salomon Náder y Julio César Guerra-donde exigían que se hiciera el llenado de la represa y argumentaban que la posición de los Embera era presionada por la guerrilla y no iban a permitir que esto ocurriera.

 

La situacion se ha repetido por años, y hoy dia, esos mismos intereses oscuros por parte de grandes terratenientes que habitan la zona, han llevado a que los paramilitares intimiden aun mas a la comunidad Emberá, buscando la forma de desplazarlos y con ello lograr tener bajo su control el territorio.

 

Para esto se han valido de la intimidacion, la violacion de derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la libre expresion, a la libertad, entre otros. A este grupo armado al margen de la ley no le ha importado asesina,r secuestrar, amenazar, destruir todo lo que tenga que ver con los Embera.

 

Su meta es silenciarlos y haciendo lo que mejor saben, lo estan logrando

 

En aquella época, 170 indígenas de los cabildos mayores del río Sinú y río Verde, resguardo embera-katío del Alto Sinú, realizaron una marcha en calidad de denuncia pública de su situación y de los peligros que sobre ellos se cernían. Esta caminata, plagada de la indiferencia y la burla de las autoridades gubernamentales de los territorios que iban recorriendo, y del aumento de los problemas sanitarios -no menos de 30 indígenas sufrieron afecciones en el camino-, los llevó finalmente a Bogotá, distante 700 kilómetros de su territorio.

 

Los indígenas no sólo se movilizaron en defensa de su territorio, sino para alentar sobre las amenazas de muerte recibidas, aparte de las estrategias que han intentado y conseguido en parte desarticular su organización. Durante mas de tres meses, decenas de indígenas se agolparon en las afueras de la sede del Ministerio del Medio Ambiente, en una ocupación que ellos denominaron "visita permanente" y sólo la presencia de la Defensoría del Pueblo evitó el desalojo nocturno que la Fuerza Pública pretendió hacer por orden directa del Ministro del Medio Ambiente.

 

Y lo anterior ha sido una constante de todas las administraciones presidenciales y la del presidente Alvaro Uribe no podía ser la excepción, por ello los Embera Katio emitieron un comunicado en el que señalan que « rechazamos la política de Seguridad Democrática del gobierno Uribe, que privilegia la acción militar y la implementación de la guerra sobre los pueblos y la solución de los problemas sociales del pueblo colombiano y las minorías étnicas. »

 

Las FARC también buscan lo suyo

 

En medio del fuego cruzado en que viven los Embera, no podían faltar las presiones por parte de la guerrilla, grupo armado que también ha intentado encontrar aliados para su causa al seno de esta comunidad indígena y cuya aparición en escena sólo ha contribuído a aumentar el estado de zozobra, intranquilidad y terror con los que ya por más de una década han convivido.

 

Es así como durante una reciente reunión interna, realizada en la comunidad de Amborromia, hicieron su aparición algunas personas que se autoidentificaron como miembros de las FARC-EP, Bloque José María Córdoba quienes, notificados de la posición autónoma y neutral asumida por el pueblo Embera Katío frente a las presiones de cualquier actor armado y el respeto exigido por esta comunidad sobre su decision de no involucramiento con ninguno de estos grupos al margen de la ley, se molestaron y expresaron que « no veían con buenos ojos esa posición .»

 

Pocos días después, durante la inauguración de un trapiche comunitario en la comunidad de Sambudó, hizo presencia otro grupo de hombres del mismo grupo guerrillero, quienes esta vez usaron sus armas para intimidar a la comunidad.

 

Por tales razones, es urgente alertar a la opinión pública, a los organismos defensores de derechos humanos de carácter nacional e internacional, sobre la grave situación de orden público por la que atraviesa el pueblo Embera Katío y « advertir a los actores armados sobre nuestra resuelta decisión de conservar nuestra autonomía en nuestro territorio, en nuestras propias autoridades y en nuestras propias leyes para evitar que de manera directa o indirecta los actores armados nos hagan blanco de señalamientos, presiones, amenazas  o coacciones, a la vez que insistimos sobre la imperiosa e inaplazable necesidad del acompañamiento humanitario que desde hace mucho tiempo hemos solicitado .»

 

El riesgo continúa, no sólo por la eventual respuesta violenta a una acción pacífica, sino por el concordante desinterés, por parte del gobierno central, en realizar una discusión política seria no sólo sobre los derechos de los Embera, sino de las más de 80 comunidades que aún resisten el embate del "desarrollo" en el país.

 

Karagabiba bania diasia drua jomaita, jenzeraba wãgajirube ê ba marea. Mauba bacuru, zroma jenené oi wandra bania ãî zebicia. Mauba êbêrata, bedata, nuduwuruta bania Do bia bea marea

 

Karagabí le dio el agua al mundo para que Jenzerá no la monopolizara. Por eso, del árbol grande (Jenené), del bosque, hizo salir el agua para que la gente, los peces y los animales beban y vivan.

 

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