Ante las afirmaciones proferidas por el senador Juan Gómez Martínez, cuando le pide al "gobierno iniciar las aspersiones en zonas de reserva indígena, y los parlamentarios miembros de comunidades indígenas deben vigilar sus resguardos o de lo contrario tendrán que desaparecer por complicidad", hago un llamado a todas las etnias, para que se manifiesten ante tan temerarias advertencias de exterminio.

 

Una vez más los pueblos indígenas de Colombia hemos sido objeto de una de las formas más implacables de sistemático aniquilamiento físico, social y espiritual: la amenaza directa y el señalamiento ilegal por parte de los agentes no armados del conflicto, que desde las trincheras de los micrófonos y de sus investiduras inviolables, anuncian el exterminio y la desaparición de las comunidades indígenas y de sus territorios como "merecido castigo a la complicidad con los narcotraficantes".

 

Estos dignos representantes de la intolerancia, expertos tergiversadores de las realidades, son desconocedores de los principios cosmogónicos, espirituales y sociales que orientan nuestra relación con la naturaleza, de respeto, protección y utilización de los recursos que la madre tierra ofrece en beneficio de nuestra pervivencia, conforme a nuestras necesidades y el beneficio de la humanidad.

 

Como detentadores originarios del derecho a la propiedad y conservación de nuestros ancestrales territorios, somos responsables de su conservación y a ello hemos dedicado nuestros esfuerzos a pesar de las acciones de quienes irrespetan y violentan nuestra concepción del mundo material, a través de la fuerza, las amenazas personales e institucionales, el desplazamiento, las masacres, para obligarnos a participar en sus rentables negocios.

 

Nuestras culturas nos permiten el cultivo de la hoja de coca para nuestro consumo como ritual especial de conexión con los espíritus mayores, no para lucrarnos de su comercio, distinción de difícil comprensión para quienes solo existen dos caras de la moneda: quienes están conmigo y quienes están contra mi.

 

El narcotráfico también afecta de manera grave nuestra cultura, nuestros territorios, nos empobrece, nos elimina, trae violencia a nuestras comunidades, lo condenamos, lo erradicamos, pero no estamos de acuerdo con las amenazas lanzadas por el Senador Juan Gómez Martínez por no participar de su implacable y miope propuesta de acabar con las reservas naturales a través de las fumigaciones aéreas con glifosato. 

* Senador de la República.

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