La Resistencia de nuestro Pueblo Emberá Katío del Alto Sinú, como toda la Resistencia Indígena, se ha orientado en la lucha contra el modelo de desarrollo predominante y contra la guerra, como quedó determinado en el Primer Congreso de Pueblos Indígenas, realizado en Cota (Cundinamarca) en el mes de Noviembre de 2001.
El modelo de desarrollo, en el caso específico de nuestro Pueblo, trajo a nuestro Territorio, en los años sesenta la colonización y explotación maderera, así como que nos ha rodeado de la ganadería extensiva en el departamento de Córdoba, acompañada de la agroindustria del banano por los lados de Urabá, además de los cultivos ilícitos que hoy proliferan en la región. Pero el modelo de desarrollo ha evolucionado y nos trae la interconexión eléctrica que seguramente gestionará en el Plan Puebla-Panamá la construcción de la hidroeléctrica Urrá II, luego que en los años 90´s nos impusiera el megaproyecto Urrá I.
En lo social este modelo de desarrollo nos ha traído discriminación, desconocimiento de nuestros derechos ambientales, económicos, sociales y culturales, en general, de nuestros derechos humanos, reconocidos en convenios internacionales (Convenio 169 de la OIT), la constitución y la ley, así como el aumento creciente del conflicto armado y paradójicamente la ausencia institucional del Estado que atienda tales derechos.
Nuestro Territorio, como el resto del territorio nacional, ha estado afectado por el conflicto armado, sin embargo, como efecto del megaproyecto Urrá I, se incrementó la presencia de los actores armados en la región, y con ello la disputa por el Territorio y la Población. Nuestra resistencia al megaproyecto y frente a la guerra, nos ha costado la desaparición de nuestro hermano y líder KIMMY PERNIA, además de la muerte de cerca de 43 miembros de nuestra comunidad entre líderes y Autoridades. Crímenes que aún no se han esclarecido y sobre los cuales exigimos justicia, verdad y reparación. Esta situación nos llevó a gestionar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), unas medidas cautelares que obliguen al gobierno y den la protección adecuada a nuestro Pueblo. Pero como lo expreso en su informe el relator especial de la ONU para los Pueblos Indígenas, Rodolfo Stavenhagen, estas no se han cumplido.
Este es el marco en el que hemos desarrollado nuestro proceso de Resistencia. Queremos resaltar de él lo desarrollado frente al megaproyecto Urrá I:
En general, las políticas Estatales implementadas en el marco de su modelo de desarrollo han sido un duro revés a nuestro proceso social, cultural y económico. El Megaproyecto Urra I ha sido el que en corto tiempo más daño nos viene haciendo. Nosotros identificamos en su momento 105 impactos que no fueron reconocidos por el Ministerio del Ambiente en su totalidad. Entre otros:
· Creciente desestructuración social, cultural y económica del Pueblo Embera.
· Abandono paulatino de la economía tradicional y transición a una economía dependiente de la madera y consecuente monetarización.
· Acelerado proceso de deforestación en la región y transformaciones en el paisaje.
· Diferenciaciones económicas internas en una sociedad tradicionalmente equitativa.
· Aumento de la vulnerabilidad frente a los actores armados.
· Potenciación de enfermedades.
· Reducción drástica del recurso ictico.
· Presión sobre recursos faunísticos
· Incremento en la dependencia del suministro externo de productos.
· Pérdida de patrones culturales ligados al transporte por el río, a la dieta alimentaria, a las prácticas tradicionales de caza, pesca y recolección, a las técnicas de manejo del río, a las perturbaciones en el imaginario territorial y organizativo.
· Inseguridad alimentaria.
· Amenazas y presiones a miembros del cabildo indígena y del equipo de apoyo.
· Generación de temor colectivo, desplazamiento de líderes y debilitamiento de actividades organizativas.
· Desplazamiento involuntario de población.
· Pérdida de biodiversidad
· Pérdida de lugares históricos y sagrados, y de santuarios.
· Incremento y aparición de enfermedades ligadas a cambios ambientales y socio-culturales.
· Alteración de condiciones de potabilidad del agua.
Sin embargo, hemos adelantado esfuerzos para que fundamentados en los elementos de nuestra cultura mantengamos las bases que nos permitan adelantar por lo menos las demandas y defensa de nuestros derechos. Efectivamente, en este proceso retomamos el sentido que tiene para nosotros los mitos, el territorio, sus recursos, nuestras Autoridades tradicionales, nuestra ley de origen. También nuestras Autoridades y líderes han realizado un proceso de formación acorde con las exigencias para enfrentar los daños producidos por el megaproyecto, proceso que ha sido significativamente mermado con la desaparición, muerte y desplazamiento de varios de ellos. Además hemos organizado nuestro Plan de Vida, que si bien ya se encuentra agotado, nos ha dado luces para su reformulación y nuestro fortalecimiento. A partir del encuentro con el sentido de nuestros ancestros hemos venido elaborando las distintas propuestas que lleven bienestar a nuestras comunidades. De alguna manera, con todos los tropiezos tenidos hemos avanzado en el desarrollo de nuestras propias instituciones. Pero a pesar de nuestros esfuerzos, sabemos que este proceso no ha sido suficiente y por ello aún no tiene todas las garantías que permitan que los cambios ambientales, sociales, económicos y culturales obligados, por la instalación y puesta en marcha del megaproyecto, conduzcan a nuestra supervivencia como Pueblo.
El Megaproyecto no fue Consultado a nuestro Pueblo desde el inicio de su desarrollo (fases de diseño y construcción), pero además en la fase de llenado y operación, nuestros Cabildos Mayores del Río Sinú y Verde, consideraron que no se había surtido la consulta previa correspondiente al no llegar a acuerdos con la Empresa, y por tanto, negamos nuestro consentimiento al otorgamiento de la licencia ambiental.
A pesar que desde 1980 se venía adelantando el proceso que haría realidad Urda I, sólo a principio de los años 90`s nuestro Pueblo empezó a darse cuenta de lo que se venía preparando en el Territorio.
El 13 de abril de 1993, sin haberse realizado el proceso de Consulta Previa a nuestro Pueblo, y sin tramitarse licencia para el diseño de la obra, el entonces INDERENA le otorgo a CORELCA una licencia para la construcción de las obras civiles de Urrá I y la desviación del río Sinú.
Es con el apoyo que nos da la ORGANIZACIÓN NACIONAL INDÍGENA DE COLOMBIA (ONIC), después de iniciada la construcción de la obra, como apenas nos empiezan a tener en cuenta para adelantar un proceso de Consulta Previa para que la empresa Urrá S.A. ESP. pudiera recibir la Licencia para el llenado y operación de la Hidroeléctrica. En esta situación, como medidas de urgencia para el resarcimiento, entonces propusimos:
1. La elaboración y Ejecución de un Plan de Etnodesarrollo a ser financiado desde 1996 hasta el 2000 con los siguientes programas:
· Manejo sostenible del hábitat tradicional en el parque nacional paramillo (Karagabí)
- Manejo Ambiental y socio-económico del río Verde (Iwagado)
- Desarrollo Pecuario
- Organización del Pueblo Embera Katio
- Educación
- Salud
- Actividades de Genero
- Recreación y Cultura
2. Establecimos como condición previa a la inundación:
· El pago del servicio ambiental por el mantenimiento del bosque y las aguas.
- El pago de una participación en los ingresos por la generación eléctrica.
Si bien la Empresa Urra S.A. ESP. suscribió un convenio para la ejecución del Plan de Etnodesarrollo, negó las demás exigencias hechas por nosotros.
El desconocimiento de nuestra situación y nuestras propuestas nos llevó a interponer una acción de Tutela como garantía de nuestro derecho a la integridad étnica, cultural, social y económica de nuestro Pueblo, así como su relación con el derecho fundamental a nuestra supervivencia como Pueblo, que finalmente nos favoreció, con el fallo de revisión dado por la Corte Constitucional (T-652 de 1998) y que fue más allá de lo inicialmente propuesto.
Este fallo, ordenó entre otras cosas inaplicar el decreto 1320 de 1998 relativo a la consulta a grupos étnicos y a cambio dio algunas pautas y términos para que se adelantará el proceso de consulta previa. Al final, sin muchas consideraciones, la empresa y las entidades llevaron la Consulta hasta cuando se agoto el tiempo establecido, dando con ello por terminada esta formalidad.
Para nosotros ante la situación de no haber llegado a acuerdos con la Empresa Urra S.A. ESP. consideramos que no fue surtido el proceso de consulta previa y, por tanto, no dimos nuestro consentimiento para la expedición de la Licencia Ambiental.
Otro elemento con el que nos la hemos tenido que ver en nuestro proceso de resistencia ha sido el de la inadecuada intervención de las instituciones estatales del nivel local, regional y nacional que han vulnerado nuestra autonomía generando divisiones al interior de nuestro Pueblo Emberá, que aún hoy no se han resuelto, y a través de ella se ha dado la presión para debilitar las demandas de realización de nuestros derechos. En la actualidad, además de nuestro Cabildo del Río Sinú y Río Verde, existen otros 3 Cabildos que han sido posesionados por la Alcaldía de Tierralta, multiplicándose la división interna.
- Para defender y hacer efectivos nuestros derechos reconocidos hemos tenido que manifestarnos a través de distintas acciones, entre las que se destacan:
- La movilización que en nuestras balsas hace 10 años hicimos por el Río Sinú y que denominamos "DO WAMBURA" (Adiós al Río)
- La toma de las oficinas del Incora en Montería para que se reconocieran en propiedad territorios apenas entregados como reserva en calidad de préstamo (usufructo).
- La toma de la Embajada de Suecia para que Urrá cumpliera con los compromisos del Plan de Etnodesarrollo.
- La toma de Tierralta para que la Alcaldía no nombrara cabildos paralelos dividiendo al Pueblo Emberá.
- La visita al Min ambiente en la que después de 4 meses se llegaron a los acuerdos del 19 de abril de 2000, las cuales no se han cumplido.
- Atendiendo el derecho a la vida, promovimos la búsqueda de Kimy Pernía, en la que acompañados del Movimiento Indígena recorrimos las veredas de Tierralta en el intento de recuperar a nuestro líder desaparecido.
- La presentación de una Acción de Tutela para garantizar nuestros derechos fundamentales, que nos fue favorable, pero aún no se han cumplido algunos de los puntos sentenciados.
El Estado y sus instituciones, llámense Min ambiente o Empresa Urrá S.A, han limitado sus actuaciones a viabilizar la sostenibilidad del megaproyecto, al costo de valorar al mínimo los derechos ambientales, económicos, sociales y culturales afectados por los daños e impactos producidos. Olvidándose del Ambiente Sano y la función social y ecológica de la propiedad. Es así como a pesar del Min ambiente tener competencias sancionatorias efectivas, como la suspensión o cancelación de la licencia ambiental, apenas impone irrisorias multas y llamados de atención, ante el reiterado incumplimiento de las condiciones y medidas establecidas a la Empresa Urrá S.A. en el proceso de licenciamiento, con la complacencia del Ministerio Público.
A lo anterior se añade que después de 6 años de tutelados nuestros derechos fundamentales por la Corte Constitucional (T-652/98), aún tengamos que demandar su cumplimiento, además de lo establecido en la misma licencia ambiental y en el acuerdo firmado el 19 de abril de 2000, en el Ministerio del Ambiente, en asuntos relativos a la salud, educación, derechos humanos, Plan de Manejo Especial y Plan de Transición que garantice la supervivencia étnica y cultural de nuestro Pueblo. Ahora nuestros territorios son escenarios de guerra a pesar de las medidas cautelares que nos protegen, los impactos generados por Urrá I no han s