Luego de que el pasado dos de junio grupos armados al margen de la ley amenazaran de muerte a toda la Junta Directiva de la Organización Zonal Indí­gena del Putumayo (OZIP) y los conminaran al desplazamiento, la resistencia indí­gena de nuevo se impone para hacer respetar los principios de unidad y autonomía.

 

Así lo confirmó el secretario general de la organización, Alejandro López Agreda, uno de los amenazados, pero también uno de los que le hace frente a esta adversidad que diariamente golpea a cientos de familias y líderes indígenas y afrocolombianos, desterraros y pisoteados en sus derechos.

 

“Nosotros estamos en permanente amenaza y con un temor muy grade, pero aún así, la organización seguirá funcionando, ésa es la decisión que se tomó, y se está cumpliendo”.

 

Esa noche del miércoles dos de junio, llegaron a la sede de la OZIP, Mocoa, dos hombres armados quienes dijeron que iban de parte de “El Patrón”. El mensaje era muy claro: “el presidente Hermes Narváez Remun y el Tesorero Antonio Jajoy Pai, deben renunciar y tienen 24 horas para hacerlo”.

 

Al día siguiente, en horas de la mañana, otro grupo de hombres, igualmente armados, hicieron llegar el mismo mensaje a Rosaura Guzmán Chindoy, Vocal del Comité Ejecutivo, y al Secretario General, Alejandro López Agreda, advirtiendo que tenían que irse de la ciudad de Mocoa, capital del Putumayo, y que a partir de esa fecha la OZIP debía estar cerrada.

 

 

Una semana después, Agreda cuenta que, aunque la organización haya decidido no cerrar sus puertas, muchos indígenas han dejado de ir a la sede.

 

“El presidente y la vocal decidieron viajar a Bogotá ha hacer las denuncias pertinentes, sin que aún sepamos si regresen o no. Por mi parte, seguiré aquí. Lo que si nos extraña es la amenaza al tesorero, pues Ã©l salió del país hace rato”.

 

Aunque la amenaza sigue latente, el Ministerio de Interior y su Oficina de Asuntos Étnicos, el Ministerio de Defensa y la Defensoría del Pueblo, entre otros, manifestaron su apoyo, y habilitaron  mecanismos de protección a los líderes indígenas, manifestó Agreda.

 

“En esos días nos facilitaron un helicóptero del Ejército, pero como la situación de orden público esta tan complicada no se pudo viajar. De igual forma, la Policía nos ha apoyado y están pendientes de la organización, nos llaman frecuentemente y también han hecho patrullajes por la zona donde se encuentra la sede de la OZIP”.

 

En consecuencia, los indígenas se mantienen en Asamblea Permanente, la sede de la OZIP seguirá abierta y sus líderes trabajando por las comunidades. De igual forma, la Junta Directiva solicitó el apoyo generalizado de todas las organizaciones indígenas del país, y reclamaron del gobierno nacional la debida protección a sus vidas e integridad física.

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