El Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia PolÃtica de CINEP ha considerado importante ofrecer en este documento una recopilación de las denuncias recogidas durante los 16 años de existencia de su base de datos, que se refieren a acciones violentas de grupos paramilitares; acciones que han destruido millares de vidas humanas, o las han sumergido en la total indefinición existencial mediante su desaparición forzada, o las han afectado gravemente en su integridad fÃsica, psÃquica y moral mediante la tortura.
Las informaciones aquà recopiladas solamente registran la violencia de un perÃodo de para-militarismo en Colombia: entre 1988 y 2003. No están allà registrados los crÃmenes anteriores que fueron perpetrados durante otros perÃodos, algunos de ellos de muy intensa actividad paramilitar, como los comienzos de la década del 80, en la cual se inscribió una fase intensa del genocidio contra la Unión Patriótica y contra otros movimientos polÃticos y sociales. Para entonces no existÃa aún nuestra base de datos. Pero estamos seguros, además, de que faltan por registrar multitud de casos ocurridos durante el perÃodo de nuestro estudio, cuya información se nos ha escapado debido a nuestros precarios medios de trabajo.
Algunos recuadros intercalados en el texto, permitirán a los lectores una visión sintética de estructuras paramilitares suficientemente investigadas y cuyas denuncias cursan en instancias judiciales nacionales o internacionales, asà como también una mirada panorámica a algunos factores que han propiciado o incentivado la estrategia paramilitar en Colombia.
Este documento, publicado dentro de la serie de Casos Tipo, sale a la luz en un momento de intenso debate nacional sobre el tratamiento que debe darse a quienes han participado durante décadas en esta estructura de muerte, que ha llenado de sangre, lutos y traumas a in-numerables familias colombianas y que ha destruido movimientos sociales, humanitarios y polÃticos con métodos de barbarie que hieren intensamente cualquier sensibilidad humana. El solo recorrido por estos centenares de páginas permite asistir, no sin profundas conmociones, al exterminio de grupos, organizaciones, movimientos e iniciativas que buscaron, desde nuestros marcos legales formalmente democráticos, la satisfacción de las necesidades biológicas y de convivencia más elementales de las mayorÃas nacionales, tratando de construir estructuras de mayor justicia social.
Dado que en Colombia los crÃmenes se olvidan con impresionante rapidez, quizás como mecanismo psÃquico de supervivencia en inmensos mares de sangre y de terror, hemos considerado que en los momentos de grandes decisiones que afectan valores humanos esenciales frente al futuro, los rostros de las vÃctimas deben afirmarse con energÃa en el contexto de sus situaciones, luchas, sufrimientos y sueños, no sea que un olvido compulsivo obligue a construir futuros sin memoria, donde se pretenda fundar una nueva responsabilidad frente al porvenir sobre la base de una irresponsabilidad frente al pasado.
Nos asiste la convicción de que ninguna reconciliación tiene consistencia ni autenticidad si no se basa en el esclarecimiento de lo que ocurrió; en el análisis y corrección de los factores que produjeron los daños y en la reparación, reconstrucción, compensación y sanación de lo que fue destruido.
Es nuestra intención llamar a todos los que toman decisiones en este momento crucial de la historia nacional a que las tomen de cara a los rostros de las vÃctimas sin eludir los llamados a la verdad y a la justicia que esos rostros reclaman desde su dolor, que es, sin lugar a dudas, un dolor de patria.
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