El Director Adjunto de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, se desplazó a San José de Apartadó, departamento de Antioquia, para escuchar a los miembros de esa comunidad afrocolombiana y verificar la grave situación humanitaria por la que atraviesan, luego de la masacre cometida contra ocho de sus miembros, de los cuales 4 eran menores de edad, ocurrida el pasado 21 de febrero de 2005.

 

La comisión humanitaria, conformada conjuntamente por presentantes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, se entrevistó con las autoridades civiles y militares de esa región.

 

“La Oficina le expresará a la comunidad de paz sus sentimientos de solidaridad y acompañamiento, (...) Aunque hondo me entierren, resonará mi voz”, manifestó la entidad.

 

Los cuerpos sin vida de las ocho personas, entre las que se encontraba uno de los fundadores de la Comunidad de Paz, Luis Guerra, fueron encontrados el pasado fin de semana en un paraje cercano a San José, con signos de tortura y mutilados, pues fueron asesinados a garrotazos, con machetes y armas de fuego por hombres vestidos de camuflado y quienes se identificaron como miembros del Ejército, ratificó la comunidad.

 

Por su parte el Defensor del Pueblo, Volmar Pérez Ortiz, manifestó que: "Por lo pronto no se ha establecido quiénes son los responsables de este hecho de violencia, pero a nuestro juicio constituye un acto de salvajismo que no admite justificación alguna (...) No sabemos si fueron los grupos de ultraderecha, pero valdría la pena que los voceros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) concentrados en Santa Fe de Ralito ofrecieran una explicación al país sobre si son o no los responsables", concluyó el funcionario.

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