Tras varios años de escarbar e investigar en lo más profundo de la violencia extremista del país, el Banco de datos de Derechos Humanos del CINEP presentó este miércoles 11 de mayo el libro: “Deuda con la Humanidad, Paramilitarismo de Estado en Colombia 1988 – 2003”.

 

Este informe recopila usa serie de denuncias recogidas durante 16 años sobre las acciones violentas de los grupos paramilitares: “acciones que han destruido millares de vidas humanas, o las ha sumergido en la total indefinición existencial mediante se desaparición forzada, o las han afectado gravemente en su integridad física, psíquica y moral mediante la tortura”, señala el CINEP.

 

Para los investigadores de esta organización no gubernamental, aún faltan muchos casos por registrar ocurridos durante el periodo que abarca el informe, como también los ocurridos durante los comienzos de la década del 80. “En la cual se inscribió una fase intensa del genocidio contra la Unión Patriótica y contra otros movimientos políticos sociales”, aseguran.

 

El documento desarrolla año por año las diversas violaciones a los derechos humanos cometidos por este grupo armado a los diversos grupos poblacionales de la sociedad civil, destacando en gran parte de ellos la complicidad con miembros de la Fuerza Pública de Colombia: Policía, Ejército, Armada y el gobierno norteamericano.

 

“El paramilitarismo no solamente se revela cuando se comprueba la presencia de agentes civiles que ilegítima e ilegalmente actúan con armas, vínculos, delegaciones, motivaciones y mecanismos de protección y encubrimiento proporcionados por la fuerza pública, sino cuando los mismos agentes de la fuerza pública se camuflan como civiles delincuentes o tratan de esconder tras operativos aparentemente legales, acciones que de ninguna manera pueden ampararse en la autoridad que el Estado le ha delegado”. Pág. 179.  

 

De igual forma, asegura el informe del Banco de Datos del CINEP que: “La responsabilidad de los Estados Unidos en la configuración de la estrategia paramilitar del Estado colombiano no es pequeña. Es muy claro que a ellos se les debe el diseño original, pero recurrentemente se descubren decisiones emanadas de las más altas instancias gubernamentales del los Estados Unidos que tienen que ver con el mantenimiento y desarrollo de dicha estrategia”. Pág. 429.

 

A lo largo de sus más de 400 páginas, el documento enfrenta al lector con profundas conmociones, con exterminio de grupos, organizaciones, movimientos e iniciativas de paz y justicia social.

 

El documento sale a la luz en un momento de intenso debate nacional y en medio de las negociaciones de paz que el gobierno mantiene desde el 2004 con algunos grupos paramilitares en el municipio de Santa fe de Ralito, departamento de Córdoba, norte del país.

 

“Dado que en Colombia los crímenes se olvidan con impresionante rapidez, quizás como mecanismo psíquico de supervivencia en inmensos mares de sangre y de terror, hemos considerado que en momentos de grandes decisiones que afectan valores humanos esenciales frente al futuro, los rostros de las víctimas deben afirmarse con energía en el contexto de sus situaciones, luchas, sufrimientos y sueños, no sea que un olvido compulsivo obligue a construir futuros sin memoria, donde se pretenda fundar una nueva responsabilidad frente al porvenir sobre la base de una irresponsabilidad frente al pasado”, destaca el CINEP.  

  

Finalmente en el informe se plantea que es necesario, para una reconciliación, reparación, reconstrucción, compensación y sanción de lo que les fue destruido física y psicológicamente a las miles de victimas del conflicto armado, el esclarecimiento de lo ocurrido: “sin eludir los llamados a la verdad y la justicia que esos rostros reclaman desde su dolor, que es, sin lugar a duda, un dolor de patria”.

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