- Un año después de la masacre se reúnen mas de 400 Wayúus.

- Se buscan los mecanismos y los caminos para el retorno de los deslazados.

- Ritos para buscar el descanso de los muertos


...Hace apenas una semana la abuela caminó por entre la ranchería que desde hace un año ningún indígena había vuelto a visitar.  Los ranchos caídos y el silencio profundo eran la única compañía de esta vieja que miraba con dolor en el alma los lugares en donde habían sido asesinados 15 de sus hermanos y otros 12 más habían desaparecido para siempre;  en su recorrido en la casa donde mataron a Rosa Fince Uriana encontró un huesito del tabique nasal, es la primera parte de su cabeza, explotada con una granada, que han podido encontrar. La abuela busca con paciencia y recordando lo que le dicen sus sueños, el lugar en donde está cada parte de los cuerpos mutilados, pues de otra manera no habrá descanso para sus almas...

El 18 de abril del 2004 un grupo de paramilitares llegó  la zona de Bahía Portete, Guajira,  y se dio a la tarea de asesinar a los niños y mujeres que en ese momento del día se encontraban en las casas. Esa misma semana el grupo responsable del crimen estaba iniciando los llamados diálogos de paz con el gobierno.


La presencia de los paramilitares era evidente pero nadie escuchó las denuncias sobre el caso. Según un informe de prensa, ”dos o tres días antes habían estado llamando a la alcaldía y a la gobernación y también a Bogotá informando de que se preveía que podría ocurrir algo trágico”


Un año después el panorama no es alentador. Los muertos siguen sin recibir los rituales necesarios para su descanso, porque los cuerpo de 12 de ellos aún están desaparecidos. 220 familias se encuentran desplazadas en Maracaibo Venezuela y la zozobra sigue amenazando a los indígenas de toda la región.


UN DIA DE ENCUENTRO CON NUESTRA TRAGEDIA: Volver al sitio del crimen será un trago amargo para los cientos de Wayúu que vendrán a buscar a sus muertos y a buscar el reposo de sus almas, “pero nos anima el saber que esa sigue siendo nuestra tierra y que tendremos que ser fuertes para poder resistir a la ambición de los narcos y de las grandes empresas transnacionales que quieren apropiarse nuestro territorio” manifiesta uno de los jóvenes que se prepara para el acto de regreso.


El ritual de cuatro días de duración iniciará el 17 de abril con la llegada de los Wayúu y representantes de unas 30 entidades privadas. Por el gobierno se espera la presencia de la oficina de Etnias del Ministerio de Interior.  


El día 18 todo el grupo recorrerá el sitio de la masacre acompañado por las mujeres ancianas como lideres espirituales, ellas tendrán a su cargo el ritual en que se busca el descanso de los muertos. El tercer día habrá un gran foro sobre la situación y los acuerdos necesarios para el retorno. El último día se llevara a cabo una reunió  tradicional, el Yamaná, en donde la acción solidaria se convierte en el camino para la  búsqueda de solución a los problemas.


Esta será la primera  oportunidad después de ese trágico domingo, en que muchas familias se volverán a encontrar. No estará la anciana más venerada la abuela Margoth Epinayú quien también fue asesinada lo cual es una tragedia para un pueblo matriarcal como el Wayúu. Faltaran otras 26 risas y rostros pero ellos pasaran a ser la fuerza para el retorno y la razón de la nueva resistencia.

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