Desde la madrugada del jueves 14 de abril y por más de 10 horas la guerrilla de las FARC atacó las poblaciones de Toribío y Jambaló en el norte del Cauca, dejando un saldo de 4 muertos y 20 heridos entre miembros de la Fuerza Pública y la población civil -que en su mayoría es indígena-, y la destrucción parcial del casco urbano de Toribío.

 

Las victimas fueron trasladadas de inmediato a los hospitales y centros de salud de la región, donde aún permanece los heridos, 6 de los cuales tienen heridas de gravedad. Un niño de 9 años, Yanson Trochez Pavi, murió en medio del fuego cruzado entre Ejército, Policía, Fuerza Aérea y el grupo subversivo.

 

Durante la noche de ese macabro jueves, informó la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), los habitantes pernoctaron en los cinco sitios de Asamblea Permanente definidos por las Autoridades de esta localidad, en donde promotores de salud, la guardia indígena, la cruz roja, los bomberos voluntarios, el cabildo y la alcaldía les brindaron atención necesaria.

 

Las Autoridades indígenas de la ACIN como las del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), hicieron un llamado humanitario solicitando: víveres, droga, colchonetas, sabanas, cobijas, ropa niños y adultos, carpas, plásticos, utensilios de cocina y toda clase de insumos necesarios para enfrentar esta situación.

 

Este acto de violencia y cobardía fue rechazado rotundamente por las organizaciones indígenas del país y repudiaron: “la guerra actual como instrumento de solución de los conflictos por desconocer el derecho de gentes y el respeto a la dignidad humana”.

 

Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se solidarizaron con las víctimas y sus familias, y solicitaron a las autoridades del orden nacional y regional apoyar a los habitantes de Toribío y Jambaló en el proceso de reconstrucción de estas dos poblaciones: “que ya son un símbolo de decisión colectiva por el desarrollo y la paz para Colombia y el mundo”.

 

Finalmente, indígenas y comunidad internacional exigieron a los grupos armados del conflicto el cese inmediato de cualquier hostilidad en contra de la población civil en los territorios paeces y en cualquier lugar de Colombia.

  

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