Con gran éxito se realizó la Minga IndÃgena, Campesina y Popular que se inició el 23 de Agosto en el Municipio de Guamo y culminó el 26 de agosto en la ciudad Ibagué, capital del departamento del Tolima. A los cerca de nueve mil caminantes se le sumaron en la ciudad de Ibagué unas tres mil personas de deferentes sectores sociales, dijo un comunicado. Asà lo informó la Oficina de Prensa de la Mesa Permanente de Organizaciones sociales y el Consejo Regional IndÃgena del Tolima.
Lo que estaba presupuestado para caminar en cuatro horas se prolongó dos
horas más, porque según las organizaciones “el recibimiento solidario que recibieron los marchantes por la población ibaguereña y las tres mil personas que de otros sectores sociales se unieron al rÃo humano que transitaba por la carrera Quinta, una de las vÃas más céntricas de la capital musical de Colombia.
A eso del medio dÃa fueron recibidos en el parque Murillo Toro con una puesta en escena sobre el maÃz. Durante el evento, una gobernadora de un cabildo indÃgena adscrito al CRIT dijo: "por nuestros hijos hacemos lo que sea, no importa el calor, las peladuras en los pies, el cansancio... ellos merecen y tienen derecho a un Tolima y Colombia en paz, por eso estoy aquà y lo haré cada vez cuando me convoque la madre tierra".
La Declaración del Mandato por la Paz y la Dignidad que dice asÃ:
Hermanas y hermanos del pueblo Pijao, Hermanos y hermanas nasas, amigos y amigas Emberas, Kankuamos, Wayuu, Coconuco y demás pueblos que asisten a esta minga sin más carga que la esperanza, sin más armas que la resistencia. Resistencia que nos ha llevado por cinco siglos a estar aquà otra vez juntos luchando por derechos que nos asisten.
Hermanos y hermanas de los sindicatos en cuyas manos de trabajo esta todo el peso de siglos de inequidad y toda la voluntad de un tiempo mejor. Hermanas y hermanos desplazados llegando del desarraigo, empujados por la codicia pero dispuestos a caminar hacia lo propio como único camino de regreso. Hermanos y hermanas del arte y a cultura que nos ayudan a sentir además de entender, que nos ayudan a gozar por encima de tanto sufrir.
Hermanas y hermanos pensionados que después de una vida de entrega reciben el pago de la indiferencia y el abandono. A pesar de lo cual representan la sabidurÃa, el tiempo acumulado de nuestras historias como familias y pueblos.
Hermanos y hermanas estudiantes que guardan en sus libros y en sus mentes secretos que un dÃa nos revelarán el paÃs que merecemos.
Hermanas y hermanos de este paÃs alegre y adolorido, desde el Tolima, tierra de guerreros que nunca se han vencido, este saludo, esta bienvenida no es el fin, sino un nuevo punto de partida.
Pronto serán dos siglos de república, 200 años hace que la sangre de indÃgenas y mestizos se mezcló en los suelos para darnos la patria. Vamos a cumplir 200 años de traiciones, gobiernos que han ido cediendo el poder para el saqueo y la entrega de nuestras riquezas.
La polÃtica convertida en negocio personal y familiar nos deja un paÃs cada vez más miserable. Uno de cada cuatro tolimenses no tiene empleo y otro más apenas subsiste con un trabajo sin seguridad social, sin garantÃa y a destajo. 7 de cada 10 habitantes del Tolima están por debajo de los Ãndices de pobreza. Por lo menos 150 mil personas no saben leer, ni escribir, casi todos ellos indÃgenas o campesinos.
Esto nos dejan los sucesivos gobiernos que nos han prometido justicia y que a cambio refuerzan los mecanismos del saqueo. Hijos que no acceden a su derecho a la educación, en este departamento por lo menos 60 mil niños y niñas no pueden asistir a la escuela. Los que logran llegar a la educación básica desertan en un 21%, mientras los que logran terminarla se gradúan casi todas las veces en frustración y desencanto, pues apenas uno de cada 10 llegará la universidad y acaso uno más conseguirá un empleo estable.
Asà andan las cosas y por eso anduvimos cientos de kilómetros para llegar a juntarnos. Hay quienes celebran estos dos siglos de república, nosotros tan sólo mantenemos la memoria. Ya no hay en Colombia quien no haya llorado ante el crimen de uno de sus seres queridos o acompañado un sepelio nacido de ese absurdo método que es eliminar a quien piensa distinto. Las ciudades crecen en el desorden de las oleadas humanas sin rumbo y sin apoyo efectivo, los campos se van entregando por vÃa de la fuerza a los grandes terratenientes o a los nuevos invasores de las compañÃas trasnacionales o de los grupos armados.
Tal vez una de las pocas cosas que nos dejan estos 200 años de república sea la constitución de 1991. Por ello estamos atentos a impedir su permanente reforma, el desmonte de cada uno de los logros constitucionales devuelve a Colombia hacia la guerra. Este gobierno ha sido prolijo en pobreza y en dolor, pero sobre todo en estar sentando las bases para ejercer mejor un autoritarismo implacable, vender la patria al gobierno norteamericano, venta que concretará el nuevo embajador de Estados Unidos en Colombia, nombrado recientemente.
Pero contrario a desfallecer y quedarnos a presenciar el nuevo capitulo de saqueo y vergüenza, nos hemos dado esta cita y la hemos cumplido. Por ello hacemos este compromiso. Un mandato indÃgena, campesino y popular que reúna nuestras esperanzas y anime las luchas que están por venir.
Nuestro primer llamado es a la Unión conseguida desde las diferencias. No son tiempos para ideologÃas que nos salven o para organizaciones que hegemonicen. Tampoco para andar dispersos mientras el saqueo de los de adentro se consolida y el de los de afuerase perfecciona.
Hoy entramos al parque Murillo Toro en Ibagué luego de caminar 90 kilómetros bajo el sol implacable de este trópico que amamos, para decir:
· Que este paÃs no está en venta y que no dejaremos que ningún tratado de Comercio en nombre de la libertad nos robe nuestra riqueza y nuestra patria.
· Que la Corte Constitucional debe declarar inexequible la reelección, pues las reglas el juego han sido trazadas con beneficiario propio, cosa que contradice la democracia y la
convivencia.
· Que asumimos la defensa de una constitución que crea en la participación y defienda los intereses de las mayorÃas tal y como se trazo hace casi 15 años y que hoy se quiere desmontar.
· Que esta guerra no es nuestra y sus actores han descargado sobre seres inocentes sus intereses mezquinos de grupo armado ilegal y también la incapacidad de gobiernos insensibles ante el dolor de nuestras gentes.
· Que nuestros territorios son sagrados y no permitiremos que nada ni nadie nos los arrebate. Para ello contamos con una jurisdicción indÃgena propia que tiene cabildos indÃgenas reconocidos que ejercen su autoridad. Exigimos una reforma agraria integral que devuelva la tierra a quienes se las han arrebatado y entregue propiedad a quienes asà lo requieren.
· Que cada montaña de estas tierras, cada páramo, cada nacimiento de agua, cada árbol y cada ser vivo conforman nuestro territorio. La vida y los mitos de nuestros antepasados nos obligan a buscar el saneamiento y ampliación de los resguardos y constituir aquellos que aún no han sido reconocidos. Todo esto como parte del respeto que merecemos como dueños de este territorio y para que cualquier proyecto que se pretenda realizar allà sea fruto de la concertación y no de la imposición.
· Que haya justicia, verdad y reparación para los miles de asesinatos de indÃgenas, campesinos y sectores populares y que se indemnice de manera real a las vÃctimas de violaciones a los derechos humanos. Sabemos que la solución definitiva a esta guerra sólo se conseguirá como fruto de una solución polÃtica.
. Con el costo de las balas, hombres, entierros y armas se pagarÃan escuelas, hospitales y caminos para la vida. Alguien se lucra con el negocio de la guerra, nosotros sabemos que la paz nace del respeto integral por lo derechos humanos y la solución de los conflictos sociales. Por tanto, exigimos una comisión internacional de veedurÃa sobre la grave situación que viven los pueblos ancestrales en Colombia.
· Que el derecho a la educación sea universal y que se provea de calidad con maestros bien remunerados y condiciones fÃsicas y pedagógicas, respetando nuestra educación propia se implemente de manera cierta el decreto 804 y se creen programas especiales para los pueblos indÃgenas en áreas como derechos humanos, administración, derecho propio, comunicación y educación ambiental, entre otros.
· Que la defensa de nuestra diversidad cultural sea la base para gozar la diferencia y asumir la tolerancia como elemento de la práctica polÃtica. Vivir la democracia no solo saquearla como están haciendo desde dos siglos atrás.
Gracias al pueblo de Ibagué por su acogida solidaria. Gracias a quienes creen y lucha por el derecho a la diferencia y a la vida. Gracias a quienes no creen en la fuerza, como método para imponer una verdad utilizan la imaginación para construir sus sueños.
Ibagué - Tolima 26 de Agosto de 2004
Mesa Permanente de Organizaciones Sociales del Tolima Consejo Regional IndÃgena del Tolima "CRIT"