La organización indígena de Antioquia, OIA, manifestó su apoyó a las acciones pacificas de los pueblos indígenas en la búsqueda del respeto y la reivindicación de sus derechos fundamentales como el tener una vida digna. En un pronunciamiento del 20 de octubre señalaron que las acciones de las últimas semanas, en las que los pueblos indígenas se han visto obligados a adelantar acciones de hecho para reclamar lo que por derecho propio les pertenece, son el resultado del permanente incumplimiento del estado colombiano con sus ciudadanos. “Para los toros sal, paja, agua, melaza, medicina y nutrientes, para los niños hambre, agua sin procesar y restricciones”, esa es la situación que viven los indígenas del resguardo de Guambía, que tiene por vecinos a toros que pastan en verdes haciendas.

 

Los toros ríen, pastan y bailan mientras a su lado los niños sufren, lloran y mueren

 

Por: Organización Indígena de Antioquia

 

Los medios de comunicación nos han alertado sobre la delicada situación de la niñez en Colombia que es víctima de atropellos, asesinatos y maltratos, pues bien, a esta lista debemos sumarle los nombres de 600 niños indígenas que viven en estado de desnutrición en el resguardo de Guambía.

 

Se trata de un grave problema desencadenado porque allí los comuneros no poseen suficiente tierra para cultivar y por ende no hay la necesaria producción de alimentos. Este desolador panorama se presenta cuando con solo cruzar una cerca nos encontramos con enormes y extensas praderas que son habitadas por toros, toretes y demás cuadrúpedos de casta que viven mejor que los niños indígenas.

 

Para los toros sal, paja, agua, melaza, medicina y nutrientes, para los niños hambre, agua sin procesar y restricciones. Por lo visto a este gobierno le interesa mucho más la suerte de los toros que la de los niños indígenas, y era de esperarse, finalmente los animales los divierten en sus faenas taurinas que en Bogotá, Medellín, Cali o Manizales los exaltan cual cruzada romana, mientras que los indígenas seguimos muriendo de inanición.

 

Es por eso que los guambianos decidieron recuperar de una vez por todas lo que les fue expropiado de tiempo atrás: hacerse de nuevo a la finca Ambaló, que vienen reclamando, es garantizarle la vida a estos niños y a otras 180 familias abocadas a la misma situación de desnutrición.

 

El gobierno dice que no negociará fincas que “estén siendo invadidas”, nosotros decimos que no negociaremos con funcionarios mentirosos. En 1981 el Incora dijo que los guambianos tenían un déficit territorial de doce mil quinientas hectáreas, pronunciamiento que originó compromisos del mandatario de turno, sin embargo pasaron 16 años y no se daba cumplimiento a lo pactado de tal forma que en 1997 se realizó una multitudinaria toma a la carretera Panamericana que desembocó con la firma del Convenio Río Blanco, en el que se refrendaban las promesas estatales. De nuevo nos mintieron y es así como los guambianos se vieron obligados a nuevas acciones de hecho referidas a la recuperación de la finca en mención.

 

Es importante aclarar que del porcentaje de tierras que nos tildan poseer en el departamento del Cauca, más de la mitad son terrenos agotados que dejaron los ingenios azucareros y los monocultivos, a los que se le suma una buena tajada de tierras de reserva (bosques, lagunas), de tal forma que las tierras para cultivar son mínimas.

 

El día de ayer hubo una lastimosa refriega con la Fuerza Pública (que por lo visto tan solo muestra su valentía cuando de atropellar a inermes se trata), y que dejó como saldo 13 personas heridas una de los cuales está a punto de perder su ojo izquierdo. Los indígenas se han declarado en Asamblea Permanente y le han dado plazo al gobierno departamental y nacional hasta este viernes 21 para que conforme una mesa de diálogo seria, caso contrario volverán con más fuerza a recuperar la hacienda Ambaló en donde los toros ríen, pastan y bailan mientras a su lado los niños sufren, lloran y mueren.

 

Responzabilizamos al gobierno Uribe por el desenlace trágico que se desencadene con nuevos excesos de la policía nacional. El presidente no solo ha demostrado ser un gran torero, también está manifestando sus cualidades inhumanas. Los indígenas nos hemos convertido en su único y real dolor de cabeza para lo cual tomó una decisión extrema: exterminarnos.

 

No somos toros señor presidente pero tenemos su valor y fuerza con la cual nos defenderemos, de usted y de cualquier otro que atente contra la pervivencia de los Pueblos Indígenas de Colombia y de los colombianos en general.

 

Medellín, octubre 20 de 2005. Comité Ejecutivo OIA
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