La Liga de Mujeres Desplazadas del departamento del Bolívar denunció el asesinato del indígena Emberá, Julio Miguel Pérez Espitia, de 55 años de edad, y esposo de una miembro de esa organización, ocurrido el pasado 19 de mayo en el municipio de Turbaco.

 

Pérez Espítia, quien se había desplazado en tres oportunidades con su familia –su esposa y seis hijos- por culpa de la violencia antes de llegar a Turbaco,  era beneficiario del proyecto de vivienda “Sueño de Vida digna” y trabajaba como celador de una propiedad de la Liga de Mujeres Desplazadas.

  

Voceras de esta organización descartaron que los móviles del crimen estén relacionados con un caso de hurto.

 

En un comunicado público, la Liga de Mujeres Desplazadas aseguró que: “por el carácter de las heridas, todas ellas mortales, causadas a nuestro compañero con arma largo punzante y contundente, machete, a la altura del cuello, que casi logra degollarlo, y en el abdomen, dejando sus vísceras a la vista, fueron ocasionadas con sevicia”.

 

"Creemos que el móvil del cobarde asesinato no fue el robo, ya que lo único que hacía falta en la UPI (Unidad de Producción de Implementos para la construcción)” donde trabajaba el indígena “eran unos cables eléctricos que tienen el insignificante valor de 30 mil pesos. Adicionalmente las llaves de acceso a las dependencias de la UPI fueron encontradas en el lugar de los hechos junto al cuerpo de Julio Miguel”.

 

"De la misma manera los implementos de oficina, las herramientas y materiales de insumos para la producción de bloques y adoquines, estaban intactos; de donde se deduce que a los criminales no les interesaba robar", dice textualmente el boletín de prensa entregado  por la Liga de Mujeres Desplazadas de Bolívar.

 

Desde el 2002, la familia Pérez sufrió tres desplazamientos por causa de la violencia, dos de ellos al interior del departamento de Córdoba. Es así como el primero se produce desde el municipio de Río Verde a La Floresta y el segundo, desde La Floresta hasta Monte Líbano: “desplazamientos que se produjeron en razón de amenazas y maltratos físicos por parte de los paramilitares de la región”.  

 

El último desplazamiento se produjo desde Monte Líbano Córdoba hasta el Municipio de Turbaco, departamento de Bolívar, lugar en donde se vinculan al trabajo de la Liga de Mujeres Desplazadas.

 

La organización de mujeres solicitó se investigue y esclarezcan los hechos cometidos contra Julio Miguel, y que se establezca un esquema de protección para la Liga y sus proyectos, como también medidas de prevención de nuevos hechos “que atenten contra la vida, honra y bienes de las mujeres de la organización y sus familias”.

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