José es un mercenario de profesión, ex guerrillero, sicario, secuestrador, 25 años haciendo la guerra con una pistola, un revolver, una granada o  un fusil… Un  hombre  que lleva la muerte encima, y paradójicamente ama la vida…

 

“Estoy mamado de esta locura, de este zambapalo que es la guerra… pero lo más hijueputa de esto, es que solo sé hacer eso…la guerra…”, es la reflexión que hace José Izquierdo de los Ángeles, después de conversar horas y horas sobre su pasado, presente y futuro.

 

Es un hombre que esta llegando a los 40 años de edad, y desde  los 13 esta metido en el mundo de la clandestinidad, de la ilegalidad de la guerrilla, de las bandas, del sicariato y  desde 1995 , estuvo enrolado en los derechistas y tenebrosos grupos paramilitares, hasta que desertó y se desmovilizó de forma individual.

 

“En mi juventud -dijo- no hice nada interesante… Yo siempre he estado metido en este cuento de las armas, de la guerra… metido…  metido... y la evaluación que hago en este momento,  es que no he hecho nada importante en la vida...”.

 

Mientras agacha la cabeza y con sus manos se frota los ojos, este hombre corpulento y moreno, acepta contar episodios de su vida, de la locura de esta guerra que vive Colombia desde hace más de 40 años y  que ha dejado una estela de 100 mil muertos en campos y ciudades.

 

“Voy a contar mi historia, necesito vomitarla en este momento sobre esta grama, sobre este jardín, pero con la condición de no revelar mi identidad, quiero que me llame José”, advirtió.

 

Por qué el nombre?.- pregunta el periodista, mientras caminan por un espacioso jardín una noche de diciembre  en uno de los pueblos que están sobre la autopista sur que comunica a Bogotá con la población de Girardot.

 

El nombre de José -responde-  es porque fue una de mis chapas (nombre ilegal), en esta carrera loca de la guerra, cuando empuñe mi primera arma en la guerrilla.

 

I

 

-Quiero saber, cómo es  que los paramilitares  pican a un ser humano con  una motosierra. Eso … me parece  una barbaridad?

 

José: No hombre, eso de la motosierra es puro cuento. A mi me da risa esa historia. Bueno, al menos en mi experiencia en  los bloques de las autodefensas de Cundinamarca, Antioquia, Córdoba, Sucre, Magdalena, Bolívar y  Norte de  Santander, nunca se utilizó una sierra. No me consta en los otros bloques del sur. 

 

-Pero  picaban o no a sus víctimas?

 

José: Pues sí, con machetes o con un hacha de esas de picar hueso.

 

-Qué diferencia hay  de picar un ser humano con machete, hacha o una sierra. Tan bárbaro  y salvaje es lo uno como lo otro… insisto  mientras se me eriza la piel….

 

A José le da   risa la pregunta y responde: Hermano es la misma maricada. ¡Sí! es cierto, es muy salvaje. Se pican de tal manera que puedan caber en una bolsa de basura.

 

- ¿En cuántos pedacitos?

 

José: Ummmm…Eso lo determina el carnicero, la víctima no, porque ya esta muerta, entonces lo pican bien picado para que quepa en la bolsa. Por ejemplo, cuando hay que ejecutar cinco personas,  sus  cuerpos no pueden quedar visibles, hay que evitar que sean encontrados fácilmente.

 

  - ¿Entonces qué se hace?

 

José: Se hace un hueco cuadrado y vertical, no rectangular y de unos dos metros de profundidad, o lo que más se pueda,  según el terreno. Luego se mete la bolsa y listo. Es muy difícil de encontrar el sitio porque se mimetiza con el mismo pasto.

 

Mira -explica- la técnica es igual a la sembrada de la grama que    se hace en cuadrantes… se hace el hueco y encima se le coloca grama que empieza a crecer de forma normal y eso es un lío para encontrar un hueco de esos o como ustedes las llaman… fosas.

 

- ¿Hay alguna técnica especial para picar una persona?

 

José: No.  Es como picar una pata de cerdo para los fríjoles... hay que picarla bien picadita, hay que picarlo bien picado (al muerto) que quepa en esa bolsa y listo... Hay que picarlo y punto por que esa es la orden del comando... Eso es basto. Allá hay gente para todo esto. Los instructores, que en su gran mayoría son militares retirados, saben qué patrullero sirve para este tipo de tarea.

 

Allá también hay gente que se desmaya o vomita cuando está viendo ejecutar a alguien, son flojos, pero hay otros a los que les gusta hacerlo. Un instructor decía: Hay que ponerlos a hacer esas cosas para que vayan cogiendo el gustico a la cosa.

 

- ¿Cuando el asesinato o  la masacre se hace cerca de un río, también pican los cuerpos?

 

José: No. Si matas a una persona y la tiras al río ella  bolla (flota) y se va por encima como una balsa porque el cuerpo se infla, por eso se rajan en el estomago, es decir se les hace el cierre para que se hundan y desaparecen. Generalmente se las comen los pescados...

 

Y si encuentran alguno, son ya partecitas por ahí ensartadas en la maleza, pero no flotan, casi nunca. Otros para asegurarse que no salgan a flote los cuerpos, les echan  piedra, como le ocurrió al lobo de caperucita.

 

-¿Usted picó alguna persona?, le formulo la pregunta mirándolo fijamente a sus grandes ojos negros…. Silencio… “No. Me tocó ver, pero es casi lo mismo… Allá las órdenes hay que cumplirlas de lo contrario el muerto es uno”.

 

En este momento de la entrevista, José me dice: “Podemos parar  la  conversación… me siento muy mal…… creo que se me subió la presión. ¡Puta! la debo tener súper alta… ando con mucho estrés… tengo miedo de regresar a la guerra… tengo miedo de regresar a la vida civil, a la legalidad… tengo miedo que le hagan  daño a mis hijos… mi miedo  es que solo se hacer esto… la guerra… la puta guerra…

 

- Tranquilo -le digo- y decido parar la conversación y escuchar atento  su monólogo mientras una de sus sobrinas le toma la presión y le dice: “Tío, la tiene en 225… tómese la pastilla tío… Yo se que esta muy estresado… cálmese…”

 

José  vuelve y se frota la cara,  la cabeza… no deja de nombrar a sus hijos… Llama a la mujer por celular: “Mi amor… negra bella… como andas… los niños como están… dígales que los quiero… mis hijos son lo máximo”… corta la llamada con un te quiero…

 

“Yo he sido malo maloso. Mi vida ha sido de malo… Mis hijos no saben lo malo que he sido yo”, repite una y otra vez la frase, mientras camina por el interior de la casa… se para en el portón, mira la noche y  me dice: “Me voy a dormir, mañana seguimos temprano y espero que esta noche no me den pesadillas…”

 

II

 

-Buenos días… Buenos días… nos tomamos un tinto (café) -invitó José- quien a las seis de la mañana ya está en pie contemplando el jardín de la casa de su sobrina…

 

- ¿Muchas pesadillas? –pregunto-

 

- Ninguna. Por fortuna nunca he tenido pesadillas, espero no tenerlas, pero si creo que necesito ayuda porque no se que hacer… estoy como turuleco (perdido) sin saber que hacer…

 

Entre sorbos de café retomo la entrevista con José: ¿Me decía que la mayoría de los instructores son militares retirados?

 

José: Sí la mayoría. No tuve la oportunidad de conocer algún activo, pero si personal retirado: Tenientes, sargentos, capitanes, mayores del Ejército y de la Armada.

 

-¿Puede contar como es un día de instrucción?

 

José: Los instructores   dan la orden para que la diana se haga a las cinco de la mañana. Todo el mundo a sus diferentes puestos de guardia. En la   escuela de instrucción nos distribuían en cuatro o cinco pelotones y cada uno tenía un sector que proteger.

 

En la escuela había un grupo de seguridad que tenían los fusiles. Ese grupo a las cinco de la mañana se organizaba y salía hacer un registro.... siempre se hacia un registro. Antes de esto -a las tres de la mañana- se levantaban los rancheros, que son los encargados de preparar la comida para toda la gente.

 

A las   seis de la mañana se tomaba el tinto, se arrancaba para la gimnasia hasta las ocho   y media de la mañana. Se hacían ejercicios básicos como trote, con armas, en la pista de obstáculo de infantería. Allá -recuerdo- teníamos 27 obstáculos, era un circuito bastante bueno.

 

De 8:30 a 9:00 era baño y desayuno. De las 9:00 a 12:30 era instrucción militar. El trabajo en la pista de obstáculos lo realizábamos tres veces a la semana. Y todos los días hacíamos ejercicios con armas o   sin armas. Allá en la escuela a todo recluta nuevo se le entregaba un palo, para que empiece a tratarlo como si fuera su fusil.

 

Los instructores decían que todo recluta tiene que aprender a cuidar su fusil desde un comienzo... El palo es tu fusil, tiene que formar con él, almorzar con él, irse a cagar con él, todo... porque esa es su arma.  

 

Y si en un momento determinado el recluta deja abandonado ese palo, los instructores lo sancionan porque esta abandonando su fusil   y la lección es que   uno nunca como   militar   debe descuidar su arma.

 

A partir de las dos de la tarde se iniciaba nuevamente la instrucción,   hasta las 5:30. Seguía el baño y a las seis de la tarde se formaba para la comida e inmediatamente   a la guardia nocturna.  

 

El personal que no tenía guardia   se dedicaba a ver películas o recibía   charlas del político -como en la guerrilla- y a las ocho de la noche   todo el mundo acostarse.

 

Ese es un día en una escuela con diferencias según las actividades a desarrollar y según el pelotón que esté en instrucción. Por ejemplo el tercer pelotón o el último, esos son los más nuevos, esos casi nunca hacen actividades nocturnas.

 

 Pero el primer pelotón y el segundo pelotón, si hacen muchas actividades nocturnas, marchas, el camuflaje y los tiros secos en la noche, tiro seco nocturno para mirar...

 

- ¿Cómo es el tiro nocturno?

 

- El tiro nocturno es   para estar preparado   para un combate en la noche. No es lo mismo disparar en el día que disparar en la noche.  

 

- ¿Cuál es la diferencia?

 

- La diferencia es que usted no puede alinear miras, usted se tiene que ir es por el fogonazo del enemigo para poder disparar. Porque resulta que el fogonazo da un polín a la izquierda o derecha y usted no encuentra al enemigo en el mismo punto donde salió el fogonazo.

 

Usted   puede acertar o no, o puede quedarse en el mismo punto, porque   quien hace el disparo se tiene que mover a menos que este cubierto en una trinchera y sea inamovible.   Pero si usted esta en el suelo, en el piso, que es donde generalmente a uno le toca combatir en el monte, usted dispara y se tiene que mover porque el fogonazo   del fusil le ilumina hasta la cara a uno.   Si usted tiene el fusil en automático peor.   Una ráfaga así sea corta de tres tiros, ilumina bastante.

 

- ¿Cuáles son   los castigos más fuertes en   un campamento de instrucción?

 

José: Hay castigos muy fuertes, muchos de los instructores tenían el vicio de mancar a la gente prácticamente. Eso se fue corrigiendo un poco. Golpeaban con palo, pata y   puño.

Yo conocí   el   caso de   un muchacho que dejaron inválido de un garrotazo   que le dieron en la espalda… Eso   lo hizo uno d

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