Si bien la presencia indÃgena en Bogotá no es un fenómeno de reciente acontecer, si plantea en la actualidad una serie de desafÃos a la Administración Distrital y a los ciudadanos en general. Dentro de la cotidianidad de la ciudad es común ver en los sectores comerciales del centro de Bogotá, a Ingas y Kichwas, quienes se insertan en las dinámicas capitalinas por medio de artÃculos artesanales, religiosos y demás. Sin embargo, más allá de su presencia como comerciantes existe un sentido de comunidad que los vincula y tras una tradición histórica de permanencia en el distrito especial han llegado a consolidarse como pueblo en una ciudad que no es ni su lugar de origen, ni el sitio donde se acostumbre a entender la indianidad.
La presencia indÃgena en Bogotá y sus formas organizativas en torno a lo que se ha dado en llamar cabildos urbanos se presenta como un reto para el entendimiento de la ciudad en su conjunto y por lo tanto para las polÃticas públicas distritales. Sin embargo, la presencia indÃgena en la ciudad no demanda sólo una atención en materia de acciones públicas en salud, educación y demás sectores, sino una atención diferenciada sustentada en que los pueblos indÃgenas son beneficiarios no sólo de unos derechos como seres humanos sino como grupo étnico, lo cual se plasma en unos derechos colectivos y otros tratamientos diferenciales determinados por normatividad nacional y acuerdos internacionales como el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo OIT, ratificado por ley 21 de 1991.
La administración distrital no ha sido ajena a esta realidad, y la iniciativa que ha tomado para incluir en su agenda el tema étnico es tal vez un hito en la historia de la administración pública en Bogotá. Aunque existe la norma el reconocimiento de los grupos étnicos, en la práctica, es decir, en las decisiones polÃticas, no habÃa tenido cabida un conjunto articulado de planes y programas enfocados a las etnias presentes en el distrito. Lo cierto es que las entidades del distrito, por iniciativa del alcalde Lucho Garzón y de la concejala Ati Quigua vienen adelantando todo un proceso de consolidación de una polÃtica pública para grupos étnicos.
Como parte de este proyecto conjunto, el pasado domingo 18 se realizó un acto público en el cual el alcalde posesionó los cabildos de las étnias Kichwa, Inga, Muisca de Bosa, Muisca de Suba y Pijao Ambika, quienes se agruparon en la Asociación de Cabildos IndÃgenas ASCAI con el objetivo de canalizar y regular las acciones y relaciones de los indÃgenas y la administración distrital.
De la misma forma manifestaron sus necesidades y requerimientos en materia de polÃtica pública, los cuales se pueden resumir en los siguientes puntos: participación de los indÃgenas en todos los órdenes de la polÃtica pública, legitimación de los cabildos y reconocimiento como autoridades representativas de los indÃgenas en la ciudad, que el plan de acciones afirmativas sea ejecutado por la ASCAI y que haya una representación de los indÃgenas en la Dirección de Etnias del Distrito, estamento propuesto en el proyecto de acuerdo de polÃtica pública de la concejal Ati Quigua.
Lo cierto es que con el evento mencionado se fortalecen y se afianzan las relaciones del distrito con los pueblos indÃgenas, y se abre un espacio para el reconocimiento de los pueblos indÃgenas y su inserción en la vida pública y polÃtica de la ciudad.
Igualmente en el marco de esta iniciativa la Fundación Hemera, organización especializada en el tema étnico, viene adelantando un proyecto financiado por la SecretarÃa de Gobierno, “Diagnóstico sobre los grupos étnicos presentes en el distrito capital. Este estudio está orientado a la formulación de lineamientos de polÃtica pública para los grupos étnicos de Bogotá.