De acuerdo a la denuncia hecha por la Organización IndÃgena de Colombia y la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, el pasado 27 de abril los comandantes del “Bloque Elmer Cárdenas†y otros integrantes de dicha estructura ingresaron al resguardo indÃgena Mamey Dipurru, ubicado en el municipio de Carmen del Darién y les manifestaron a los indÃgenas que debÃan ingresar a las filas del grupo armado para luego desmovilizarse y posteriormente recibirÃan una casa y otro tipo de ayudas.
Desde ese momento a los indÃgenas se les prohibió la libre movilización hacÃa la cabecera del rÃo Domingodó y han venido siendo presionados por los integrantes del grupo paramilitar para que acepten la propuesta inicial. Al parecer cerca de 800 hombres armados están custodiando las orillas del rÃo Domingodó.
“El miércoles 3 de mayo, civiles armados de la estrategia paramilitar vestidos de camuflado y con armas largas ingresaron al Resguardo indÃgena de mamey Dipurru, robaron bienes de supervivencia – 3 gallinas- y dinero en efectivo de un indÃgena 730 mil pesos (U.S. $ 345) y sustrajeron el documento de identidad de CAROLINA SAUZA CANSARÃ, identificada con la cédula de ciudadanÃa No. 26.378.339. Sobre CAROLINA, los paramilitares le expresaron a varios indÃgenas de este resguardo que: esta chola está buena pa (sic) mandarla a matar, mire el escándalo que ha hecho por esa plata…â€
El 8 de mayo varios indÃgenas pusieron en conocimiento de la personerÃa del municipio de Carmen del Darién lo ocurrido, luego de lo cual los paramilitares presionaron a las comunidades indÃgenas para que se retractaran de la denuncia presentada en la personerÃa municipal, ya que ese tipo de información ponÃa en tela de juicio el proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia. Luego de esto, entre los dÃas 14 y 15 de mayo y después de la visita del Personero Municipal de Riosucio y de los sacerdotes de la parroquia de mismo municipio los paramilitares ingresaron nuevamente al resguardo para manifestarle a los indÃgenas su desacuerdo con las denuncias que estaban haciendo.
Además de estos hechos los indÃgenas denunciaron los continuos señalamientos, según los cuales las comunidades estarÃan respaldando a la guerrilla. En consonancia con ello los indÃgenas han sido vÃctimas de permanentes robos de los cultivos de pan coger, sus casas son ocupadas de manera constante por los paramilitares y las mujeres son acosadas sexualmente. A pesar de estos hechos y de la situación de confinamiento a la que está sometida la población, los indÃgenas se niegan a “a reubicarse, a desplazarse y mucho menos a participar en la desmovilización, presión que ahora pretende ser desmentida haciendo aparecer a los indÃgenas como mentirosos y a la estructuras paramilitares como respetuosas de los derechos de los pueblos indÃgenas. Las comunidades indÃgenas han manifestado su oposición a los planteamientos y a las presiones paramilitares para aceptar la tesis de desmovilizarse y de reubicarse porque es igual que un desplazamiento de la vida, del alma, y de la madreâ€.
Como consecuencia de estos hechos, los indÃgenas solicitaron al Estado colombiano adoptar las medidas necesarias para enfrentar a los grupos paramilitares que se encuentran en la zona, asà como diseñar e implementar un plan de atención humanitaria para la población afectada por las acciones violentas. Igualmente, instaron a Sergio Caramagna, jefe de la Misión de la OEA en Colombia a que actué en función de la prevención del desplazamiento forzado y de los daños irreparables a la vida e integridad fÃsica de los indÃgenas, a que haga un pronunciamiento público respecto al proceso de desmovilización del Bloque Elmer Cárdenas y solicite el respeto por los derechos de los pueblos indÃgenas. Finalmente solicitaron a los organismos humanitarios no gubernamentales visitar los resguardos indÃgenas y aportar técnica y financieramente al plan de atención humanitaria.