Esta expresión aparece como frase conclusiva de la entrevista que concedió el presidente de la ONIC, Luis Evelis Andrade al periódico Actualidad Étnica. La recomendación viene a propósito de la gran cantidad de aspirantes indÃgenas y afros para ocupar una curul en el congreso de la republica, donde también aspiran raizales y gitanos. Y no es para menos. Se han presentado en esta oportunidad un poco más de 80 candidatos étnicos, para competir por tres curules en la circunscripción especial de Cámara (2 afros y una indÃgena) y dos curules en el senado de la república. Es de anotar que una buena parte de estos candidatos están concursando para arañar cupos adicionales en el congreso, unos, para el senado de la republica por partidos distintos a los indÃgenas y otros más para cámara, por las circunscripciones territoriales.
¿Cual es la motivación de los lÃderes de los grupos étnicos para acceder al congreso? La respuesta parece lógica: la defensa de los derechos de estas comunidades, invisivilizadas por siglos, y el desarrollo de proyectos que no encuentran dolientes en un congreso mayoritariamente mestizo, además de ser representante de gamonales y terratenientes, sectores tradicionalmente contradictores de estas poblaciones.
Basta mirar los debates en torno a proyectos como la ley de páramos, la ley forestal y la ley orgánica de ordenamiento territorial, para concluir que al actual congreso no le interesa para nada legislar sobre los derechos de los grupos étnicos. Sin embargo, los lÃderes étnicos le continúan apostando a esta instancia de representación popular. Para el presidente de la ONIC, el presupuesto polÃtico de estos dirigentes no se compadece con la realidad de los representantes indÃgenas en el Congreso. En particular la gestión de los congresistas indÃgenas desde la promulgación de la constitución del 91, no ha tenido la mejor evaluación, opinión que viene siendo generalizada al interior de los mismos indÃgenas. “Existe poca articulación con las organizaciones indÃgenas y descoordinación entre los equipos de trabajo,…la incidencia en el congreso es escasa,…y las iniciativas presentadas no encuentran eco y en general han sido hundidasâ€, concluye Andrade Casamá. En este panorama, solo parece salvarse las gestiones de Gerardo Jumi, que ha hecho un esfuerzo importante por acompañar a las comunidades y a la organización indÃgena y la de Piñacué, que hizo importantes esfuerzos, al menos en el proceso de gestión de la ley de coordinación de la jurisdicción especial indÃgena y la ordinaria.
No obstante, agrega el dirigente de la ONIC, todos los congresistas indÃgenas han cumplido un importante acompañamiento a los procesos de denuncia hechos por la organización y al proceso de visibilización de los pueblos indÃgenas. Pero esto no parece suficiente. Resulta incluso evidente que ese espÃritu unitario que ha caracterizado a los indÃgenas, que son los únicos que aun movilizan torrentes humanos, hasta paralizar las vÃas mas importantes del paÃs, no se refleja de la mejor manera en el congreso, dando a veces la impresión de que cada quien va por su lado, como lo ratifica el dirigente de la ONIC, quien agrega que esa dispersión de fuerzas, expresado en la gran cantidad de candidatos, genera además un problema de credibilidad en la opinión pública.
AgregarÃamos, en defensa de los actuales congresistas, que esta situación no depende exclusivamente de ellos, pues las decisiones en el congreso son decisiones de mayorÃas y los indÃgenas son absolutamente minoritarios, además que tampoco existe voluntad polÃtica para aprobar proyectos indigenistas, como ya se señaló.
Lo cierto es que preocupa a quienes acompañan los procesos del movimiento indÃgena, que un espacio ganado para la visibilización de los pueblos, para la sensibilización de los colombianos y para una acción polÃtica centralizada, se convierta en un espacio para su “debilitamiento†e incluso, como trampolÃn para la reducción de derechos adquiridos.
Entonces, ¿Cuál es la motivación que asiste a los candidatos étnicos para participar en un espacio que les es adverso? Evidentemente las organizaciones no se han replanteado su participación en el parlamento, pero cada vez es más evidente el interés inusitado de muchos lÃderes por acceder a estos espacios, aun a pesar de sus organizaciones. Lo grave es, que en la decisión de los candidatos intervienen muchos elementos, incluso el de la financiación de sus campañas, pues un tema que no deberÃa preocupar a nadie, pues estamos hablando de una circunscripción especial para indÃgenas, en la medida que en que en esta circunscripción intervenimos todos los colombianos, se coloca a estos candidatos a disputarse voto a voto el beneficio de los electores urbanos y esto se hace con recursos, dinero que en teorÃa no tienen las comunidades. Y esto para no hablar del estatus que da ser congresista, pues aunque es una curul asignada a las comunidades, existe una apropiación individual del cargo.
Por eso, cuando se indaga a Andrade sobre la participación de indÃgenas en listas de gobierno, es enfático al señalar:â€aunque estas son decisiones respetables, son cuestionables… su participación no es coherente con los principios de los pueblos indÃgenas… y mas reprochable aún, apoyan partidos y polÃticas que a diario nos combatenâ€. “Muchos de ellos pueden llegar como individuos, pero no representan la voz de nuestras comunidadesâ€.
Muchos de los candidatos inscritos en listas de partidos oficialistas han justificado su participación en estas listas, como una estrategia para llegar al congreso amparados en bancadas de mayorÃas y poder realizar una mejor gestión en beneficio de sus comunidades, a lo que el dirigente de la ONIC responde: ¿Cuál gestión y cual autonomÃa si las bancadas están regladas? Esta soledad parlamentaria es uno de los elementos que mas preocupa a los actuales congresistas, en especial a Rojas Birry y Jumi, hoy candidatos del Polo, quienes consideran que efectivamente hay que conciliar los trabajos de las bancadas partidarias, con la bancada indÃgena, que tiene unas pretensiones polÃticas mas especificas.
Ahora bien, no podemos pasar inadvertida la presencia en este proceso electoral de un buen número de liderazas de todas las etnias. Todas ellas manifiestan su respeto por los actuales congresistas y candidatos barones, pero creen que ha llegado la hora de oxigenar la participación de sus grupos, de posicionar nuevos liderazgos y demostrarle al pais que las mujeres indÃgenas, afros, raizales y gitanas pueden ser voceras, no solo de sus pueblos, sino de las mujeres colombianas, que aun no encuentran canales de difusión de su problemática en el congreso.
La pretensión de ampliar la participación en el congreso de los miembros de los grupos étnicos –hombres o mujeres- es importante, pero siempre y cuando estos congresistas actúen como bancada, con coherencia, articulación, consulta y unidad, ese seria la mejor respuesta que los nuevos congresistas darÃan a unas comunidades, que cada vez necesitan de una gestión parlamentaria mas comprometida con sus problemas.
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Nuestra ñapa: No olvide reclamara el tarjetón de la consulta del Polo Democrático para presidencia de la república. Le invitamos a votar por el Nro. 1. Estamos seguros que los intereses de los grupos étnicos tienen en Carlos Gaviria DÃaz a su mejor defensor.
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Marzo 9 de 2006