Hoy, como desde hace cuatro años miles de personas e instituciones envían nuevamente una carta al Alto Comisiondo para la Paz y a diversas entidades gubernamentales,  solicitando respuestas frente a la desaparición de Kimy Pernía Domicó, ocurrida hace cinco años en Tierralta,  Córdoba, cuando tres hombres armados lo obligaron a subirse en una motocicleta.

 

Para Luis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia  (ONIC) el caso de Kimy es el reflejo de la situación de los derechos humanos en  Colombia.  Los expedientes del caso que estaban en la Fiscalía se extraviaron de manera extraña, lo cual evidencia que existe una clara intensión de ocultar la verdad, de encubrir a los responsables de la desaparición y de evitar cualquier tipo de reparación a favor del pueblo Embera Katío, afirmó Andrade.   A pesar de los obstáculos para hacer justicia en este caso,  los indígenas y en particular el Cabildo Mayor de Río Sinú y Río Verde exigieron al gobierno que  dentro del proceso de justicia y paz que se lleva a cabo con los grupos paramilitares le exijan a estos que den respuestas sobre quienes fueron los autores tanto materiales como intelectuales de este magnicidio. 

 

Kimy lideró  la lucha de su pueblo por la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas en el marco de la construcción del  megaproyecto Urra I.  La lucha y el drama del pueblo Embera Katío siguen vigentes y hoy se enfrentan no solo a los impactos negativos de la construcción de la represa, sino también al incumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos firmados para salvaguardar la vida e integridad de este pueblo indígena, el constante señalamiento sin justa causa por parte de las fuerzas militares a algunos miembros de las comunidades como integrantes de grupos al margen de la ley, el excesivo control de las remesas familiares en el territorio indígena y el proceso de erradicación de los cultivos de uso ilícito en el Alto Sinú.

 

A pesar de las dificultades, los Embera Katío continúan en pie de lucha, exigiendo respuestas reales y efectivas frente a la desaparición de su líder, que implican la investigación, el juzgamiento y el castigo de los responsables, así como un verdadero proceso de reparación.

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