La represión a los maestros democráticos de la Sección XXII del SNTE-CNTE de Oaxaca el dÃa 14 de junio por parte de las fuerzas represivas federales y estatales, realizada a menos de 20 dÃas de la fecha fijada para las elecciones presidenciales, es una muestra más del deterioro acelerado de una polÃtica gubernamental descaradamente favorable a los intereses de los sectores privilegiados polÃtica y económicamente de México.
Tomado de: Revista Pueblos.org
¿Adónde va México después del 2 de julio?
MANUEL AGUILAR MORA | 30 06 2006
Un paÃs en vÃsperas de renovar su gobierno polÃtico central que se encuentra cruzado por innumerable conflictos sociales, con las cárceles repletas de presos polÃticos recientemente detenidos, con los reclamos de represión y de corrupción que se lanzan desde diversas direcciones, con el ruido ensordecedor de unos medios que buscan a toda costa desviar la tensión polÃtica creciente con la fiebre futbolera: ¿es un paÃs asÃ, como lo es hoy México, un paÃs "estable", en el cual pueda reinar el "estado de derecho" como pretenden sus actuales gobernantes y su enorme cortejo de corifeos de los medios?
Esta represión a los maestros de Oaxaca viene a eslabonarse con los acontecimientos que se han producido desde hace poco más de un mes con las represiones a la población de Atenco y a los trabajadores de SICARTSA de Lázaro Cárdenas, Michoacán, con las protestas de los trabajadores del sindicato minero por la intromisión del gobierno en sus asuntos internos y con el malestar cada vez mayor de amplios sectores populares ante el sórdido espectáculo de los candidatos presidenciales disputándose el campeonato del más corrupto y cÃnico.
Un panorama verdaderamente lamentable y peligroso de la sociedad burguesa en descomposición en la que vivimos, trabajamos y somos oprimidos y explotados la inmensa mayorÃa de los mexicanos. Es evidente que el 2 de julio próximo, sea quien sea el elegido por unas elecciones promovidas por el IFE (o sea el Estado) de manera millonariamente pródiga y en la que se disputan el poder los tres principales partidos de los grupos económica y polÃticamente dominantes (PRI, PAN, PRD), se enfrentará a una situación cada vez más compleja y difÃcil.
La situación es tan contradictoria que incluso es muy posible que la camarilla derechista en el poder actualmente en Los Pinos, el grupo de Fox, intente realizar manipulaciones fraudulentas en las elecciones para favorecer a su candidato Calderón Hinojosa. Se agregarÃa asà un nuevo ingrediente a una situación de por sà explosiva, el intento de un golpe de mano en la cúpula misma del poder.
Sea cuál sea el resultado del 2 de julio dos cosas son seguras. En primer lugar, la polÃtica del Estado mexicano está determinada por el conjunto de fuerzas económicas y polÃticas que en los últimos 25 años han vinculado y estrechado cada vez más sus intereses con la globalización imperialista (el "Consenso de Washington"). Ninguno de los tres principales partidos gobernantes, ni sus candidatos, están en contra de esta situación. Por el contrario, cada uno tiene su propia receta para superarla y administrarla mejor.
En segundo lugar, los trabajadores, las fuerzas populares aliadas naturales a ellos y los sectores de activistas de vanguardia, incluidos por supuesto los de "la Otra campaña", estamos obligados a iniciar una respuesta polÃtica unificada, organizada y de carácter programático independiente, democrático y anticapitalista (socialista), a esta situación que después del 2 de julio se agudizará, polarizándose aún más los antagonismos que desgarran el tejido social de la nación.
La tarea histórica es la de construir una fuerza, un bloque socio-polÃtico anticapitalista (por tanto, antiburgués) que reúna a todas las fuerzas de los trabajadores y populares capaces de forjar y actuar victoriosamente contra los poderosos enemigos que están devastando a México. Ninguna fuerza o sector social por separado podrá vencer aislado.
Una capacidad polÃtica y una audacia revolucionaria muy amplias son necesarias para comprender y ser consecuente en la práctica con esta tarea histórica. Se trata de un movimiento polÃtico independiente y democrático que rompa con los parámetros que han sido tradicionales de la polÃtica de los trabajadores durante todo el ciclo que hemos llamado de "la revolución mexicana" del siglo anterior.
Parece difÃcil la prueba que se yergue ante las fuerzas democráticas, independientes y revolucionarias. Lo es verdaderamente, pero es una prueba que la historia de la lucha de clases coloca frente a nosotros y que no podemos eludir y cuya superación no permite atajos ilusorios que nos desvÃen de esta estrategia fundamental que representa la polÃtica del frente unido de los movimientos de los trabajadores y populares que son los únicos que tienen la fuerza para salir victoriosos de esta prueba histórica.
La división de estas fuerzas ha sido tradicionalmente una de las fuentes principales del poderÃo de los grupos burgueses dominantes. El largo ciclo iniciado hace un siglo con la revolución mexicana, ciclo que correspondió a la hegemonÃa burguesa sin prácticamente oposición importante, es evidente que ha llegado a su fin. Desde la década de los años noventa del siglo pasado hemos presenciado su crisis profunda, precipitada con el engaño colosal de "la alternancia democrática" del foxismo hipócrita y cÃnico.
La tarea que está frente a nosotros, quienes luchamos por una nueva nación, un México nuevo independiente, democrático, libertario, soberano y abierto a la solidaridad internacional con los pueblos de todo el mundo es la de unirnos en un gran frente (el nombre es lo de menos) nacional que permita la acción conjunta de las múltiples fuerzas que hoy surgen desde Oaxaca hasta Sonora, pasando por la ciudad de México, Guerrero y Veracruz y que agrupan a obreros, campesinos, indÃgenas, maestros, estudiantes y activistas de los diversos grupos socialistas, anarquistas e independientes.
Una sola fuerza anticapitalista (por definición antiburguesa), democrática, independiente y emancipadora que reivindique el programa de una nueva nación y su construcción por las únicas fuerzas que hoy pueden salvar a nuestro paÃs de caer aún más profundamente en una crisis que serÃa una verdadera catástrofe: las fuerzas de los trabajadores, de los campesinos e indÃgenas, de los maestros, de las mujeres rebeldes, de los estudiantes, de todos los sectores hoy oprimidos.
Por supuesto, esta tarea emancipadora y liberadora sólo podrá cumplirse sin sectarismos, sin caudillismos anacrónicos, sin afanes enfermizos competitivos, con la clara conciencia del momento histórico que atravesamos y que de su victoria depende la superivencia de México como paÃs independiente y soberano, unido fraternalmente en una federación de naciones con los paÃses hermanos de América del sur y del Caribe y a través de ellos con todos los pueblos del mundo.