Durante la última semana de agosto del año 2005 la PolicÃa Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana desarrollaron la operación Atánquez contra el Frente 59 de las FARC y 6 de diciembre del ELN, en el municipio de Valledupar, departamento del Cesar. Como resultado de esta acción, 16 personas fueron detenidas y presentados a la opinión pública como guerrilleros y milicianos de las FARC. Según el parte de la policÃa se trataba de terroristas que desde hacÃa algún tiempo estaban cometiendo diversos tipos de delitos en la región. Las detenciones tuvieron lugar en la comunidad de Atánquez, del resguardo indÃgena kankuamo, uno de los cuatro pueblos indÃgenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
La acción de la fuerza pública fue motivada por la emboscada de la guerrilla de las FARC contra un Escuadrón Móvil de Carabineros (EMCAR) de la PolicÃa Nacional en la cual murieron 14 uniformados. Los hechos ocurrieron el primero de agosto de 2005 entre los corregimientos de la Mina y Patillal, en el momento en que varios camiones de la PolicÃa se dirigÃan desde Atánquez hacia Valledupar. En medio de la indignación que causó este hecho, el Director Nacional de la PolicÃa ofreció una recompensa a quienes dieran información para capturar a los responsables del atentado, en tanto que el presidente Uribe solicitó de manera pública la cooperación eficaz de la ciudadanÃa.
Entre los detenidos se encontraba Sandra, una indÃgena de la comunidad de Atánquez que se dedicaba a las labores del hogar y a atender a sus tres hijos de 9, 7 y 5 años de edad. La detención ocurrió el 25 de agosto de 2005, luego de que miembros de la PolicÃa Nacional y la FiscalÃa estuvieron buscándola en la casa de su mamá.
DÃas antes de la captura, cuando Sandra y su mamá caminaban por las calles de Atánquez un cabo de la PolicÃa la llamó, le preguntó el nombre y le solicitó que en las horas de la tarde le llevara la cédula de ciudadanÃa hasta la Estación de PolicÃa, a lo cual Sandra accedió, pues se trataba, según el uniformado de una investigación que estaban realizando. Sin embargo, Sandra indicó que antes de que le devolvieran la cédula, esta fue fotografiada.
El 25 de agosto a las siete de la mañana, miembros de la FiscalÃa y la PolicÃa Nacional llegaron a la casa de la mamá de Sandra, preguntando por ella. “Llegó un señor de civil que decÃa que era de la SIJIN y un señor policÃa, vestido de policÃa. Ellos fueron los que llegaron, entraron, se metieron, tuvieron el abuso de meterse hasta el cuarto mÃo, pero ellos no presentaron ninguna orden ni nada, sino que nada más llegaron y preguntaron por ella. Les preguntamos que para qué preguntaban por ella. Y dijeron que sólo ella les sabÃa responder. No dijeron más nada. El colchón lo levantaron y unas cosas que tenÃa por ahà las bajaron, las botaron al suelo y se fueron. No pasó más nadaâ€.
Luego de esto, Sandra, junto con su mamá, se presentó en la Estación de PolicÃa para averiguar por qué la estaban buscando y en ese momento el agente de policÃa le informó que tenÃa una orden de captura, la esposaron, la detuvieron y no le permitieron comunicarse con sus familiares.
Ese mismo dÃa, detuvieron en Atánquez a otros dos indÃgenas. “A los tres nos metieron en un camión de la Sijin para llevarnos a Valledupar. En la comunidad de La Mina montaron a otro kankuamo y luego, como a media hora de La Mina nos ordenaron bajar del camión y empezamos a caminar por un potrero. Estaba el helicóptero y nos metieron ahÃ. Yo pensé que nos iban a matar. Ese dÃa llegamos a Valledupar. Nos tuvieron dos dÃas en el comando de la Sijin, después estuvimos ocho dÃas en la Permanente (Estación de PolicÃa), el martes (31 de agosto de 2004) nos presentaron a todos como supuestos milicianos de las FARC y el 3 de septiembre nos llevaron a la cárcel judicialâ€, relató Sandra.
En total fueron 16 las personas detenidas: 11 kankuamo, 2 wiwa y 3 blancos. Todos ellos se encontraron en la Estación de PolicÃa de Valledupar en donde estuvieron durante una semana. Sandra fue acusada de rebelión y las pruebas presentadas en el proceso se limitaron al testimonio de un supuesto desmovilizado que afirmó haberla visto el 24 de diciembre del año 2000 (sólo una semana después de haber dado a luz a su hija menor) en una fiesta celebrada en un campamento de la guerrilla, en el corregimiento de Badillo. Otra de las declaraciones indica que durante dos o tres dÃas se ausentaba de la comunidad para llevar provisiones al grupo subversivo. Contrario a esto, la familia y los vecinos de Sandra afirman que estaba dedicada de tiempo completo a atender a sus hijos y que en ningún momento habÃa abandonado su casa.
En este momento lo que más preocupa a Sandra es la recuperación y reconstrucción de su núcleo familiar. Como consecuencia de la detención, su esposo debió abandonar de manera parcial su actividad económica habitual para atender a los niños.
Su hija mayor, de tan solo nueve años, no se atrevió a regresar a la casa durante el tiempo de detención de Sandra por temor a que la PolicÃa fuera a llevársela a ella también. Desde ese dÃa se fue a vivir con una de sus abuelas. Además de esto, la detención de Sandra convirtió a los niños en objeto de burlas por parte de sus compañeros de escuela.
Trascurrido un año de su captura y de haber visto como se aplazaban de manera injustificada las diligencias judiciales, un Juez de Valledupar ordenó la libertad provisional de Sandra y otros tres indÃgenas. El proceso judicial continúa su curso y desde ayer se está desarrollando la audiencia preparatoria, aplazada en tres oportunidades. Actualmente continúan detenidos diez kankuamo en la cárcel judicial de Valledupar, cuatro en MonterÃa y uno más en Ciénaga.