Según información suministrada por la OIK (Organización Indígena Kankuama) en el atentado ocurrido el pasado 31 de diciembre en el pueblo de Atánquez (que curiosamente en kankuamo significa "trabajo, lucha y defensa"), jurisdicción del Resguardo Kankuamo, en el departamento de Cesar, un artefacto bélico hizo explosión, dejando como saldo 5 personas muertas, 85 heridos graves y 4 que se encuentran en estos momentos en cuidados intensivos.
La mayoría de los heridos han sido trasladados a hospitales en la ciudad de Valledupar, paulatinamente se les ha brindando la asistencia médica necesaria. Algunos de ellos padecen afectaciones físicas, sensoriales y psicológicas graves.
Este atentado se suma a los muchos crímenes que ha sufrido esta población en los últimos años: hoy por hoy se calcula que son 300 los indígenas Kankuamos que han sido asesinados.
Recordemos que los Kankuamos han sufrido el exterminio de su población por diferentes grupos al margen de la ley. Entre estos se encuentran las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), quienes dominaron la región durante casi dos décadas mientras buscaban beneficiar a los grandes terratenientes del Cesar, quienes trataron de impedir la expansión y consolidación del resguardo indígena Kankuamo de 24.600 hectáreas, que había sido otorgado por el gobierno.
Bajo el imperio de Rodrigo Tovar Pupo, alias "Jorge 40", oriundo de esta región y segundo al mando de las AUC, se asesinaron a cientos de líderes y miembros de esta comunidad y se forzó el desplazamiento de más de 1.700 Kankuamos, quienes se resistían a abandonar las tierras que les querían ser arrebatadas.
Actualmente la población de Kankuamos no supera los 5.000 y la persistencia de estos crímenes contra los miembros de la etnia podría significar la desaparición de una cultura que ha sido ejemplo a nivel nacional, debido al empeño que sus nuevas generaciones han tenido al tratar de restablecer su lengua y la mayoría de sus tradiciones ancestrales, las cuales se habían dado por perdidas hace algunos años.
