El Tiempo publicó las imágenes a las 12:30 p.m. el día de hoy, y son las primeras que han llegado a la plataforma nacional desde la zona rural de Barbacoas en el Nariño, donde hasta ahora sólo han hallado tres cadáveres de los masacres del pueblo Awá.
El video macabro muestra un cadáver descompuesto hasta el esqueleto con sus restos mortales: un pantalón azul y unas botas de goma.
La aparición de tal video es sorprendente dados los desafíos presentados por el clima y los explosivos antipersonales que no han permitido que se adelante el levantamiento de los cuerpos y, de acuerdo con el aprieto de la situación, la comunidad Awá ha dicho que de no ser entregados los cuerpos hoy, organizaría una minga para ir a buscarlos en la zona montañosa de Nariño juntamente con indígenas de Brasil, Perú, Bolivia y Ecuador.
En el metraje borroso y poco profesional aparecen miembros del ejército con otras personas hablando alrededor del cadáver. En un momento se hace zoom en los huesos de una mano que queda desprendido del cuerpo desintegrado pero completamente armado.
En el sitio web de eltiempo.com las imágenes han suscitado un debate muy fuerte acerca de su validez. A pesar de los comentarios de algunos usuarios que afirman la posibilidad de una descomposición tan rápida debida a la humedad, calor y la cantidad de bichos, muchos niegan que la imagen pueda representar un cadáver de tres semanas. Otros individuos reprochan la falta de sensibilidad de las imágenes, las cuales quitan toda dignidad de la muerte de los indígenas Awá.
El Tiempo se rehusó dar la fuente exacta del video, citando que lo consiguió de "gente de la zona, que no son periodistas." Un periodista de El Tiempo manifestó a Actualidad Étnica que había hablado con la gente de Nariño y que "una autoridad entregó el metraje al medio de comunicación".
Ni el Ejército o la Fiscalía, dos autoridades legítimas en el departamento que han colaborando con el levantamiento de los masacrados asume la responsabilidad por las imágenes. La ONIC tampoco tiene conocimiento sobre sus orígenes.
Indudablemente, la existencia de evidencia concreta es invalorable para reclamar la matanza y los hechos de las semanas pasadas. Se espera que cualquier las evidencias que se recojan sean legítimas, con una fuente confiable y a beneficio de los indígenas.