Es el primer estudio que publica el CRIVA y no podía ser más desalentador. Pese a tratarse de "un trabajo primario por cuanto sólo se realizaron trabajos con cuatro organizaciones indígenas zonales", los datos que refleja el documento son claros.
El informe hace alusión a las debilidades de las organizaciones indígenas y las familias para detener los reclutamientos, "masivos antes del año 2000". "La capitanía indígena no es sólida culturalmente porque o bien el capitán es muy joven o bien existen divisiones entre las familias", señala.
El documento también incide en los métodos de reclutamiento utilizados. O bien los guerrilleros entablan diálogos con los menores durante días festivos, lejos de la maloca o de las casetas, prometiéndoles "ropa, zapatos, comida y dinero para ellos y sus familiares", o bien "se los llevan directamente" en el transcurso de la noche.
Además, "las promesas de los políticos de turno" han minado la credibilidad de las instituciones estatales. "No existe transparencia y concertación en la ejecución de los proyectos", denuncia, mientras las familias tampoco cuentan con posibilidades económicas suficientes para satisfacer las necesidades que los jóvenes requieren en los colegios.
Las instituciones del Estado se consideran un nido de corrupción y los indígenas se encuentran con una "enorme burocracia de profesionales y un sinnúmero de documentos que deben realizar para la atención y solución de los problemas", destaca.
Sobre la situación de las víctimas el informe señala que se desconoce el paradero de la mayoría, si bien algunos habrían logrado reinsertarse.
En el Vaupés existen 24 etnias, cada una con su propia lengua y cultura, y algunas de ellas se encuentran en grave peligro de extinción con menos de 50 personas, como los Pizamira.
Los pueblos que más han sufrido el proceso de reclutamiento en estos nueve años son los Cubeo, con 19 reclutados, y los Yurutí, con 11, aunque también se han visto afectados grupos de Carapana, Guanano, Piratapuyo, Siriano y Tucano.
El informe urge a comenzar "un plan de fortalecimiento de la familia y la autoridad indígena acompañado de una alternativa de generación de ingresos" como vía para salir de la situación y hace un llamamiento a la comunidad nacional e internacional para "buscar conjuntamente mecanismos de prevención del reclutamiento y alternativas que consoliden a la familia, la comunidad y los pueblos indígenas del Vaupés para seguir perviviendo como pueblos diferentes en la Amazonía Norte Colombiana".