La industria de la caña de azúcar en el Valle del Cauca data del siglo XIX. Desde entonces el cultivo se expandió por todo el departamento. Entre 1920 y 1930 se crean los primeros ingenios: la Central Azucarera del Valle (hoy conocida como el Ingenio Providencia), los ingenios Riopaila, Mayagüez, Bengala, Parodias, La industria, y María Luisa. En los años 40 aparecen San Carlos, Pichichi, Oriente, Papayal, La Esperanza, El Arado, Castilla, El Porvenir, Meléndez y San Fernando. Desde comienzos del Siglo XX se agruparon varias haciendas en "fami-empresas", con una creciente utilización de peones, muchos de los cuales habían sido captados desde que se abolió la esclavitud. La producción se caracterizaba por el arrendamiento pagado con trabajo servil, que les permitía a los hacendados, a la vez, obtener caña y trabajo para molerla.
En 1977, doce ingenios pertenecían a 4 familias. Tenían control del 76,3% del mercado azucarero: Caicedo (30%), Eder (24%), Cabal (17,8%) y Garcés (4,5%) . El crecimiento de los ingenios se construyó con base a la explotación laboral, hasta convertirse hoy en día en una de las principales industrias del país, con más de 100 empresas relacionadas, consolidando un gran conglomerado (clúster) en la región, que produce y vende en la actualidad una gran variedad de productos y servicios compuesto por cerca de 1200 proveedores de caña de azúcar, 13 ingenios, más de 40 empresas procesadoras de alimentos, bebidas y licores; dos co-generadoras de energía eléctrica; un procesador de papel, tres industrias sucroquímicas, más de 50 grandes proveedores especializados y 100 empresas asociativas de trabajo - que han constituido la columna vertebral del desarrollo económico y social del departamento del Valle del Cauca-. Todo este complejo industrial le ha conferido al sector un gran poder político que se traduce en una elevada injerencia sobre las autoridades no sólo departamentales, sino del nivel nacional, que se ha acrecentado con la producción de etanol, al mejorar su posición estratégica en la economía del país.
Hoy en día el Grupo Económico Ardila Lülle es propietario del ingenio del Cauca Incauca, tiene el 52% de Providencia y por lo menos el 35% del ingenio Risaralda, principales ingenios en la producción de etanol. Estos 3 ingenios producen el 65% del etanol colombiano a partir de azúcar, en tanto que Manuelita produce el 20% y Mayagüez el 15%.
La agroindustria de la caña de azúcar ha recibido inmensos estímulos del gobierno nacional para la producción del agrocombustible, asegurando el mercado interno con base en subsidios y exención de impuestos. El millón 50 mil litros que producen diariamente, encuentra una demanda fija, puesto que en el país existe la obligatoriedad de la mezcla de gasolina con etanol en un 10%. Y recientemente salió el Decreto 1135 de 2009, en donde señala que para el 1 de enero del 2012 los automóviles nuevos tendrán una mezcla del 85% de etanol.
Haciendo una revisión de la evolución económica del negocio azucarero en Colombia en los últimos años, en términos de producción azucarera esta pasó de 1.2 a 2.3 millones de toneladas entre 1980 y 2007, parte de este despegue azucarero se explica por la dinámica exportadora que se incrementó de 280 mil toneladas de azúcar y derivados en 1980 a 1.2 millones en 2005, para luego descender a 716 mil toneladas en 2007 por el desplazamiento del cultivo de caña hacia la producción de etanol. El nuevo negocio de agrocombustible, apoyado en las políticas gubernamentales, ha crecido en su producción desde su inicio en 2005 al pasar de 29 millones de litros a 275 millones en 2007.
Los resultados exitosos del sector cañero se observan en la figura 1 en donde la producción total del sub-sector pasó de 1.9 billones de pesos corrientes a $2.85 billones entre 2002 y 2006, obteniendo un crecimiento promedio anual para el período de 9.9%. A este comportamiento contribuyo en forma importante la productividad de los 6.399 trabajadores, al pasar el producto promedio por empleado de $287 millones en 2002 a $446 millones en 2006, obteniendo un crecimiento promedio anual del 11%. Sin embargo este significativo aporte no fue reconocido en sus remuneraciones laborales incluyendo la seguridad social, las cuales crecieron durante el período en sólo 3.4% promedio anual, cifra inferior a la dinámica de la inflación que lo hizo en 5.7%, lo cual significo una pérdida real de los salarios de los trabajadores del sector cañero en esos años.
Ello hizo que la participación de los salarios y las prestaciones en el conjunto del producto de la industria azucarera se redujera en forma importante al pasar de 8.8% en 2002 a 6.9% en 2006. Descargue el artículo completo: Deuda social y ambiental del negocio cañicultor en Colombia