El próximo domingo 8 de noviembre se cumplirá el primer aniversario de la masacre ocurrida en el barrio Santander en Maicao (La Guajira) en la cual resultaron muertas, a manos de redes sicariales subordinadas a grupos armados ilegales derivados del proceso de desmovilización de las AUC, seis personas.
Tres de ellas eran indígenas Wayúu: Heider Manuel Barros Palmar (20 años), Rafael Valdeblánquez Barros (24 años) y María Amalia Ipuana (37 años). Como si estas muertes no hubieran sido suficientes y como queriendo esta masacre extender en el tiempo y el espacio sus tentáculos, exactamente un mes después, el 8 de diciembre de 2008, moría en Valledupar (Cesar), Juan Segundo Mejía Barros (27 años), quien seis días antes había resultado gravemente herido en un atentado que le hicieron dos sicarios que le venían siguiendo el rastro desde La Guajira.
No está demás recalcar que la ocurrencia de estos dos hechos violentos fueron tenidos en cuenta por el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo como antecedentes importantes en la elaboración y emisión para Maicao del Informe de Riesgo No. 002 del 27 de enero de 2009.
Transcurrido un año de este lamentable acontecimiento y a once meses de ocurrido el asesinato de quien se había salvado de morir en dicha masacre, la sombra de la impunidad asoma su rostro como quiera que todavía no hay claridad sobre las motivaciones y los responsables de estos homicidios.
Tal parece que el hecho que las víctimas Wayúu fueran familiares cercanos de José María Barros Ipuana, conocido coloquialmente como “Chema Bala”, hubiera servido de excusa perfecta a las autoridades para conformarse con la explicación de que “todo se trató de una vendetta entre bandas de narcotraficantes”, lo cual no es compartido por los familiares de las víctimas de estos hechos.
En principio los familiares de las víctimas Wayúu hemos decidido acudir a la ley 418 del 26 de diciembre de 1997 “por la cual se consagran unos instrumentos para la búsqueda de la convivencia, la eficacia de la justicia y se dictan otras disposiciones”, todo ello en la perspectiva de demandar del Estado colombiano que se nos brinde la ayuda a la cual tienen derecho las víctimas y sobrevivientes de la población civil que hemos sido afectadas por hechos violentos ocasionados por el accionar de grupos armados ilegales.
Para evitar que nuestras víctimas terminen habitando el limbo del olvido y en el entendido que el ejercicio de la memoria es un paso importante para que este tipo de sucesos no se vuelvan a repetir, los familiares de las víctimas Wayúu de la masacre de Maicao realizaremos este 8 de noviembre de 2009, en Bahía Portete (Uribia), un modesto pero sentido homenaje en honor al alma de nuestros muertos, especialmente de aquellos que han sido asesinados en el marco del, cada vez más degradado e irreconocible, conflicto armado colombiano.
En razón de lo anteriormente expuesto, le estamos extendiendo especialmente una invitación para que nos acompañen solidariamente al encuentro que hemos denominado: “Rompiendo el silencio: Por la memoria de nuestros muertos, ¡no más víctimas Wayúu!” que, como ya se dijo, tendrá lugar el 8 de noviembre de 2009 en Bahía Portete.
Los organizadores del encuentro brindarán el transporte, en la ruta Riohacha-Bahía Portete-Riohacha, de todos los que confirmen su asistencia. El punto de salida es al frente de la Gobernación de La Guajira en Riohacha a las 6:30 a.m, regresando en horas de la tarde al mismo lugar hacia las 5:00 p.m.
Su asistencia será sumamente importante ya que nos hará sentir que no estamos solos en este largo y azaroso camino de la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación y garantías de no repetición que se sabe cuándo se comenzó pero no cuándo terminará.
Riohacha (La Guajira), 27 de octubre de 2009
Damaris Barros Uriana es pariente de una de las víctimas de la masacre.