El Consejo Nacional Indígena de Paz, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y las organizaciones indígenas del occidente colombiano hemos concebido la propuesta de declarar el año 2003, como el año del retorno de los indígenas desplazados a sus territorios. El presente artículo está orientado a fundamentar la propuesta.
En el pasado reciente los indígenas hemos hecho grandes movilizaciones para defender nuestros derechos. Marcha a Cali de 20mil indígenas del Cauca para protestar por la masacre del Naya y el asesinato selectivo de indígenas. Movilización de mil autoridades indígenas para buscar al dirigente Kimy Pernía Domicó, secuestrado por paramilitares. Congreso regional del Cauca; Congreso de los Pueblos Indígenas; paros y bloqueos de carreteras en Risaralda, Caldas y Cauca; marcha a Quito en rechazo al ALCA y otros eventos de las comunidades.
El año 2003 vamos a demostrarle al país que somos un componente orgánico y activo de la nación colombiana, y como tal no vamos a esperar indefinidamente a que un Estado indolente solucione el problema de nuestros desplazados.
Nuestras comunidades desplazadas han sufrido con mucho rigor las consecuencias del conflicto bélico y la arbitrariedad de los actores armados. Pero también las consecuencias de un modelo económico que tolera y promueve prácticas económicas que no tienen viabilidad económica, social y ambiental, pues no son rentables a largo plazo, concentran beneficios en pocas manos, generan miseria a su alrededor y destruyen selvas, ríos, suelos, que tradicionalmente han sido el sustento de muchas familias indígenas que viven ofertas que nos brinda la naturaleza. Estas heridas causadas a nuestros territorios los han vuelto improductivos y vaciados demográficamente.
Estos problemas han afectado fundamentalmente a los grupos étnicos territoriales. Datos recientes muestran que el 62% de los desplazados son afrocolombianos. Igualmente, según datos conocidos, se calcula en cerca de 5 mil indígenas los que viven por fuera de sus territorios. No obstante, el Estado no ha desarrollado ningún tipo de política para prevenir los desplazamientos, y menos para proteger los territorios indígenas y de las comunidades negras. De las regiones indígenas más afectadas por el desplazamiento se encuentran: la Sierra Nevada de Santa Marta, (pueblos Kankuamo y Wiwa), Córdoba (pueblo Emberá Katío del Alto Sinú y San Jorge), Cauca (pueblo Páez del Alto Naya), Antioquia y Chocó (pueblo Emberá), Putumayo (pueblos Siona, Inga, Emberá y Awa).
Aquí no estamos mencionando a muchos dirigentes que se han visto obligados a abandonar sus comunidades porque han sido declarados “objetivo militar” por uno delos actores armados, en algunos casos por todos.
No vemos ni a corto ni a mediano plazo medidas del estado tendientes a aliviar la situación de nuestros desplazados, y menos a garantizar el retorno con seguridad y dignidad. Nos corresponde, entonces, a los pueblos y organizaciones asumir la tarea de incorporar a los territorios indígenas a todos sus miembros desplazados. Varias razones nos obligan a ello.
Los indígenas y sus territorios se pertenecen
Para los indígenas el desplazamiento de sus territorios significa:
- Un desalojo de los lugares de referencia de su identidad individual y colectiva.
- No sólo la pérdida de sus propiedades, cultivos, animales y bienes materiales, también un despojo de todo lo que configura su vida individual.
- También la separación del tejido social en el cual se ha desenvuelto su vida, es decir, del espacio social comunitario que le confiere identidad. Aunque los indígenas por lo regular se desplazan colectivamente, para muchas familias la desgracia empieza cuando deja de pertenecer a una comunidad y quedan por fuera de la protección que brinda la vida social comunitaria.
- Para los pueblos indígenas la tragedia consiste en que la violencia de que son objeto y que produce el desplazamiento carece de todo sentido: son agredidos y expulsados por los actores armados porque habitan una región estratégica desde el punto de vista militar, porque sus territorios son ambicionados para cultivos de uso ilícito o debido a la abundancia de recursos (minas, petróleo, madera fina o suelos aptos para proyectos agroindustriales), o porque en sus territorios se tiene previsto realizar grandes obras de infraestructura vial o energética.
- Lo más terrible de este drama es que al permanecer por fuera de sus territorios se está privando a los indígenas de sus vínculos culturales, en los cuales se fundamentan todos sus derechos. Los indígenas desplazados se convierten así en hombres sin derechos, con el agravante que en muchos casos son estigmatizados (o se sospecha) de pertenecer a uno de los actores armados de la guerra.
- Para los pueblos indígenas el territorio exportador de memoria y es por medio de él que los individuos se reconocen como personas. Para algunas comunidades (paeces del Naya, kankuamos de la Sierra) al no poseer los títulos de propiedad sobre los territorios, no sólo los ha vuelto más vulnerables, sino que ha impedido su inserción en el tejido social de la región.
- Para muchas personas significa un grave riesgo para los jóvenes de degradación social (vicio, droga, alcoholismo y prostitución) Para los adultos de abandonar sus prácticas productivas, organizativas y culturales, que los expone a la pérdida de sentido de pertenencia a una comunidad y por lo tanto la pérdida paulatina de la identidad.
Levantamiento en defensa de la vida, la dignidad y los territorios de los pueblos indígenas
El territorio indígena es el espacio que condensa todo los conflictos que tienen los indígenas con el mundo exterior. Es por medio del territorio que los indígenas se relacionan con madereros, colonos, narcotraficantes, ganaderos, mineros. Petroleras, ambientalistas, ONG's y, últimamente, con los grupos armados.
Movilizarnos en “minga” a favor de los territorios y en la defensa de sus recursos para afrontar los retos de todas las políticas económicas, que en el marco de la globalización neoliberal, van a atentar contra todos los modelos económicos solidarios y comunitarios.
Este levantamiento indígena que proponemos tiene como objetivos ampliar la resistencia a todas las zonas indígenas del país, segundo, retornar a sus territorios a todos los indígenas desplazados.
En cuanto a la resistencia:
- Las organizaciones indígenas vamos a buscar una posición unificada y firme frente a la guerra para no dejarnos desplazar de nuestros territorios.
- Vamos a continuar impulsando propuestas culturales y pacíficas de resistencia
- Vamos a construir en nuestros territorios comunidades de convivencia, impulsando asambleas permanentes en aquellas zonas más vulnerables.
- Vamos a continuar fortaleciendo nuestros gobiernos y formas de control social para evitar que miembros de las comunidades sean involucrados en esta guerra y recuperar a los que han sido reclutados por los actores armados. Y vamos a fortalecer nuestras normas para sancionar todas las infracciones, pues no podemos permitir que se ponga en peligro la vida de las comunidades.
- Vamos a exigir colectivamente a todos los actores armados, mantenerse al margen de nuestros problemas y prohibir a todos los actores sociales (económicos, políticos y militares) cualquier injerencia en nuestros asuntos.
- Vamos a declarar los territorios indígenas como territorios de convivencia, al margen de todo conflicto armado.
- Para fortalecer estas iniciativas, vamos a buscar el acompañamiento de todos los organismos de derechos humanos a nivel nacional e internacional, a las iglesias y a los países amigos. Este acompañamiento tiene como fin garantizar que los grupos armados respeten las decisiones que hemos tomado.
- Vamos a proponer a todos los actores del conflicto (económico, político y militar) que consideren los territorios indígenas como bienes protegidos por el derecho internacional humanitario.
En cuanto al retorno de los indígenas desplazados:
Ante la falta de voluntad, negligencia e indolencia del estado, las organizaciones indígenas vamos a asumir un papel activo en las acciones de retorno de las comunidades y familias desplazadas, pues varios años más en esta condición de “parias” pone en riesgo el futuro de los niños indígenas que crecen sin raíces en un mundo que les es hostil. Este retorno que vamos a impulsar es una etapa más de nuestra resistencia a la violencia.
No obstante este papel activo que vamos a tener en el retorno, exigiremos al gobierno poner en práctica el principio constitucional de garantizar los derechos de los grupos étnicos. Este principio implica que el gobierno debe reconocer, aceptar y hacer respetar la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana, como fundamento de la democracia. Para el caso de los desplazados indígenas y para desarrollar las acciones de retorno, lo anterior implica un acuerdo con todos los actores armados de no interferir en la voluntad de nuestros pueblos, organizaciones y comunidades de realizar el retorno.
Solicitaremos a todos los organismos de derechos humanos y a todos nuestros amigos nos acompañen en este levantamiento a favor de la vida
Estas acciones que vamos a desarrollar es un aporte más que hacemos a la construcción de la paz del país, pues es volver a insertar social, cultural, territorial y económicamente a más de 5 mil personas altamente vulnerables.
La propuesta de retorno es una puesta a la vida. Por eso vamos a declarar internamente el año 2003 como el “AÑO DEL RETORNO DE LOS DESPLAZADOS INDÍGENAS”
A comienzos de febrero estaremos convocando a un encuentro nacional para poner en marcha las acciones que vamos a realizar para concretar la propuesta. Por el momento y hasta febrero estaremos esperando de todas las organizaciones indígenas los comentarios y aportes pertinentes.
Comité Ejecutivo
Consejo Nacional de Paz