A lo largo del año 2002 la población afrocolombiana, de igual forma que los demás grupos étnicos, han soportado tanto los embates de la crisis social y económica, como los embates de un conflicto armado, de una guerra sin cuartel que ha sembrado los territorios colectivos de las comunidades pobreza, miseria, dolor y muerte. El panorama de la población afro es desolador, aspecto matizado por el abandono estatal y la intransigencia de los actores armados, para quines no hay derecho internacional humanitario que valga.
Las zonas tradicionales de asentamiento de las comunidades negras en nuestro país están siendo afectadas por la dinámica que ha tomado el conflicto armado. Muchas de ellas han generado mecanismos de resistencia al embate de los actores armados, basadas en su fortaleza organizativa y en el arraigo cultural centrado en su territorio. No obstante, los eventos de desplazamiento masivo y la llegada de familias afrocolombianas a distintas ciudades del territorio nacional señalan la necesidad de entender y fortalecer las estrategias de resistencia, y de llevar a cabo labores de atención acordes con sus características y especificidades.
Cabe recordar que la población afrocolombiana representa aproximadamente el 26% del total nacional. El 82% presenta necesidades básicas insatisfechas. El 74% recibe menos del salario mínimo legal. Su ingreso per-cápita corresponde a US $500, siendo la tercera parte del promedio nacional. De cada 1.000 niños que nacen 151 mueren antes de cumplir un año (el promedio nacional es de 39) El analfabetismo de la población negra es 3 veces más alto que para el resto de Colombianos.
En este contexto, Actualidad Etnica presenta un balance de la situación social, política, económica, organizativa, derechos humanos y calidad de vida de las comunidades afrocolombianas durante este último año que ya termina, a través de una entrevista realizada con el dirigente Jattan Mazzot Ilele, presidente de AFRODES.
En marzo de este año, fueron elegidos como representantes de las comunidades afrocolombianas ante la Cámara de Representantes, la medallista olímpica en levantamiento de pesas, María Isabel Urrutia y el ex futbolista, Willintong Ortiz. ¿Estos dos deportistas han cumplido su papel como voceros de los intereses de las comunidades afrocolombianas?
Para ser sincero, no. Lo que pasa es que ellos no han estado inmersos en el movimiento étnico, como la mayoría de los negros citadinos, porque el movimiento étnico afro colombiano es rural, nacido en los campos, en la rivera de los ríos. Los procesos que desprendieron la materialización de la Ley 70 de 1993 se desprendieron del campo, porque la lucha nace de la necesidad de que se reconozcan nuestros territorios, que venimos reclamando desde la abolición de la esclavitud. Después de eso, la gran mayoría de nuestra gente se fue a las costas del Pacífico, entonces el territorio del Pacífico, por posesión es nuestro. Pero pese a que nosotros no le prestamos mucha atención a lo legal, ahora es mejor avanzar en la legalidad para evitar la invasión. Este trabajo lo han adelantado las organizaciones campesinas, y las organizaciones étnico territoriales las que dieron toda la pelea tanto en la constituyente como en el artículo transitorio No. 50, como consecuencia de la Ley 70/93. Los dos representantes son deportistas y nosotros los valoramos y apoyamos como representantes nuestros en el deporte, pero ellos no son políticos, pero estamos en una fase de acercamiento y ellos tienen toda la disposición del caso, haber como hilvanamos el trabajo. Aunque hay que decir que nosotros no votamos por ellos. A ellos los eligieron otra gente, pero de todas maneras ya están allá, y esa es una herramienta que hay que utilizar.
Usted dice que no los eligieron, pero entonces, ¿dónde está la capacidad de voto de los más de 10.5 millones de afrocolombianos que existen en el país? ¿Es acaso desunión?
Lo que pasa es que las organizaciones sólo ahora están empezando a trabajar en lo concerniente a política electoral, el trabajo ha sido más de cohesión organizativa, desde luego ahí están empotrados los tres partidos tradicionales, el Liberal, el Conservador y el Populista, y la gente votaba por su partido. Ahora queremos y estamos buscando el poder político, y no podemos ser organización para una cosa y en el momento de decidir estamos en otra cosa. Nosotros reconocemos que habían candidatos muy buenos, como Zulia Mena, Agustín Valencia o Idalmy Minota, entre otros, que en realidad nos pueden representar, desafortunadamente los cien mil votos que teníamos los dilapidamos en un poco de listas y perdimos.
¿Cuáles son los modelos de desarrollo que ustedes le exigen al Gobierno?
Nosotros estamos planteando algo que nosotros llamamos etnodesarrollo, que es, hacer más productiva la naturaleza sin detrimento de la misma. Nosotros no somos ganaderos, porque el ganado destruye la naturaleza, hay que talar los bosque para poder tener ganado vacuno, para nosotros esto va en contra de la ecología. Nosotros sembramos el plátano distinto, no destruimos los bosques, ni desarrollamos actividades que contaminen el agua, porque el agua es vida. A nosotros nos duele ver la cantidad de ríos que se han destruido por la contaminación de las fábricas. Lo que para muchos es miseria, para nosotros es una forma de vida distinta. El Gobierno no comprende esto, por eso no se ha aplicado el Art. 7 de la Ley 70 (Este artículo habla de la Planeación y el Fomento del Desarrollo Económico y Social de estas comunidades), y estamos trabajando para que todos los Planes de Desarrollo se implementen de acuerdo a nuestras condiciones y a lo que queremos, y no como lo dicen estos magos de la capital, desde un escritorio. Nosotros tenemos 500 años de vivir aquí, de una manera distinta, y tenemos que seguir viviendo de manera distinta, y los modelos que aplique aquí no tienen porque corroernos. Por esto estamos diciéndole no al Canal Interoceánico en el Atrato chocoano, hasta que no se adelante un estudio serio y responsable sobre el impacto y las consecuencias que esto puede traerle a las comunidades y a la naturaleza. Esto no es oponerse al “desarrollo”, esto es ir lento pero con paso firme y seguro. Nosotros sabemos que son los indígenas y los afros los que estamos manteniendo y generando el equilibrio ecológico, y las selvas más grandes del mundo las tenemos nosotros, y eso no es porque sí, eso no es porque el Ministerio del Medio Ambiente quiera, precisamente nosotros tuvimos que sacar al INDERENA, que era el que supuestamente preservaba el medio ambiente en el Chocó, lo sacamos porque nos estaba destruyendo la naturaleza, le estaba vendiendo los bosques y las ciénagas a las multinacionales. Cuando el Estado nos dice que nosotros no hemos destruido el hábitat natural porque no tenemos las condiciones económicas, está totalmente equivocado, porque entonces, ¿por qué no existe en otras partes?, y los otros asentamientos afros, ¿por qué no tienen el bosque que tenemos nosotros?, nosotros solo tomamos lo que vamos a utilizar, nosotros no pescamos para botar, nosotros solo pescamos lo que nos vamos a comer así la ciénaga esté llena de peces, porque nuestros hijos necesitarán el pescado posteriormente. Para nosotros no es el capital lo más importante, el la naturaleza, la que nos da la vida, la que realmente nos importa, vivimos de ella, y para eso hay que cuidarla. Este es el modelo de desarrollo del que nosotros hablamos. De nada nos sirve tener los bolsillos llenos, el dinero no se come, el dinero sirve para que te persigan, o solo sirve para que tú tengas que aplastar a los demás, porque si no los aplastas te lo quitan. Nosotros no tenemos esa mentalidad de acumulación de capital. Esto no quiere decir que nosotros seamos inmediatitas, porque nosotros vemos el futuro en el medio ambiente, en la naturaleza, eso es lo que hay que cuidar. El futuro no está en acumular capital para dejarle a los hijos o parientes, el verdadero capital está ahí, en la tierra, en los ríos, en los bosques, en la selva.
¿Cuál es el balance que ustedes hacen para este año, en materia de derechos humanos, de las comunidades afro colombianas?
Terrible. Lo peor que ha pasado, ocurrió precisamente en este año. Tenemos la masacre de Barbacoas, Bojayá, Bella Vista, tenemos comunidades en el Chocó secuestradas por la guerrilla, en donde el cerco que hay por parte del Ejército y los paramilitares no permite que se entre alimentación, medicinas ni combustible, pero tampoco la guerrilla deja salir a las comunidades. Después del secuestro en África, la máxima expresión de violación de los derechos humanos se está dando ahora con nuestra población. El Estado colombiano sabe todo esto, y lo está propiciando, porque para nadie es un secreto todas las alertas que se dieron para evitar la masacre de Bojayá, las alertas que se dieron para la masacre del Naya. Ante esto se hizo caso omiso, antes por el contrario, se presentaron bombardeos por parte de la Fuerza Aérea, se bombardeo el corregimiento de Napipi, y eso no lo dice la prensa, Napipi quedo semidestruido por las bombas del 25 de mayo. Esto está plasmado en un informe que entregó la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, al Ministerio del Interior y al de Defensa, la Procuraduría se pronunció ante eso, pero no ejerció ninguna presión, la Defensoría del Pueblo lo denunció. El comandante de policía denunció ante la Defensoría, y eso porque era un negro, la convivencia que había entre las autoridades locales y los paramilitares en los municipios de Vigía y Bojayá, pero como en Colombia no hay justicia, Pastrana no está en la cárcel. Desafortunadamente la corrupción en este país es tan fuerte que cada quien hace lo que se le venga en gana. Porque Pastrana, el Vicepresidente, el ministro de Defensa, el ministro del Interior debieran estar en la cárcel por asesinos, porque permitieron esas masacres. En este nuevo gobierno no ha cambiado nada, la gente se alegró porque llegó Álvaro Uribe, la votación fue abrumadora, pero es precisamente él el que está implementando la guerra, si los colombianos tuviesen dos dedos de frente se dieran cuenta que Uribe está involucrado en la guerra, así él no lo quisiera, porque la guerrilla le secuestró al papá, pagaron el rescate y luego lo asesinaron, ahí no se puede esperar imparcialidad, no estoy diciendo que Uribe sea bueno o sea malo, lo que digo es que no puede ser imparcial, está directamente implicado, moralmente está impedido para ser presidente de Colombia. Lo mismo pasa con el Procurador, a él le mataron a su mujer en un enfrentamiento armado, y por eso está impedido, no es conveniente. Los colombianos son irresponsables al momento de elegir a sus representantes en el Gobierno.
¿Cómo han vivido el fenómeno del desplazamiento durante el último año?
A nosotros no nos gusta andar diciendo que somos desplazados, eso es cruel, porque para el caso de los afro colombianos el territorio es el espacio para ejercer el ser, desarraigarlo de ahí es como quitarle la vida. Aquí hemos tratado de implementar unas empresas pero no ha sido posible porque esa no es nuestra forma de vida, nosotros no somos comerciantes, tenemos 20 empresas que están al borde del fracaso, porque lo peor que nos puede pasar es el desarraigo, y luego, tener que enfrentarse a una sociedad discriminadora, racista, es mejor que a uno lo frenteen a vivir el racismo disimulado del Estado.
¿Hay cifras exactas sobre desplazamiento de comunidades negras?
Aquí se presentan dos circunstancias particulares. La primera es que la mayoría de los desplazamientos han sido internos, de un pueblo a otro, por ejemplo, el 50% de la población que tiene en este momento Quibdó es desplazada, y provienen de todo el departamento, lo que pasa es que eso no se nota porque muchos llegan a donde sus familiares, se expresa esa solidaridad que siempre nos ha caracterizado, si algún desplazado llega, se lo ayuda, este puede ser un problema bastante serio desde el punto de vista político. La otra es que los organismos que se han encargado de hacer los estimativos de la población negra desplazada, porque no hay censos, no han hecho una discriminación positiva, una taxonomía de la problemática, eso ha permitido que no nos tengan en ese gran grupo de estadísticas de desplazados, por lo tanto no contamos para nada. Hay otro problema y es que hay una gran mayoría que no dicen que son desplazados porque han sido perseguidos, y como nosotros sabemos que en Bogotá, en Medellín, en Cali está la guerrilla y los paramilitares, es mejor no decir que uno es desplazado, y también hay compañeros desplazados por las fuerzas militares. El Ejército desplazó 20 mil personas, bombardeó cuatro cuencas del municipio de Riosucio, Cacarica, Truandó, Salaquí y Domingodó, ese ejército que dizque está para cuidarnos. Los bombardeos se han dado con el pretexto de combatir a la guerrilla. En este momento nosotros tenemos un estimativo de 750 mil desplazados, pero son los que han salido del Chocó, del área, porque los internos no se cuentan.
¿Cuál es la zona del país más conflictiva y violenta para las comunidades negras?
Hay varias, yo te podría hablar del Bajo Atrato, como también te puedo hablar del alto Baudó, de la Costa Pacífica colombiana, lo que es Juradó, en Bahía Solano, zonas donde hay constantes combates entre guerrilla y paramilitares, todo el Pacífico, desde los límites con Panamá hasta la frontera con Ecuador, ya no hay posibilidad de nada.
¿Cómo los ha afectado las políticas del presidente Uribe en materia de Zonas de Rehabilitación y Consolidación?
Nosotros estamos en contra de todas las políticas de seguridad democrática de las que habla este Gobierno, son nefastas, porque hay cercos militares, y nosotros estamos hablando de autonomía territorial, estamos avanzando en la creación de los Entes Territoriales Afro colombianos (ETAS) con autonomía propia y gobierno local propio, entonces, si nosotros estamos avanzando en eso cualquier expresión de violencia va en contra de eso, porque nosotros somos pacifistas, si nosotros fuésemos violentos, con todo lo que nos han hecho, las cosas fueran distintas. Cuando nosotros decidimos revelarnos de España, nos revelamos, pero nosotros respetamos la vida y respetamos la naturaleza, esto no nos permite que seamos bélicos.
¿Para usted, las comunidades negras tienen una calidad de vida digna?
No. La guerra trae miseria y la miseria es todo. En Colombia se tiene que pagar la educación, y si tú no tienes con qué pagarla no tienes acceso a ella, la educación es un privilegio y es mala, entonces desde luego que los niveles de educación de una población pobre, como la nuestra, son muy bajos, el analfabetismo es muy alto. La salud también se paga y tampoco hay acceso a la salud. Como no hay programas de desarrollo para nosotros, desde nuestra visión, entonces el saneamiento básico es irrisorio. Todo va engranado.
Nosotros propendemos para que Colombia nazca de nuevo, que todo el mundo trate de aportar su grano de arena en la construcción de la paz, y la mayor responsabilidad la tienen los maestros, los educadores, los líderes sociales y el Estado, y que entre todos tiene que juntarse para tratar de definir unas reglas de juego frente a qué es lo que se quiere que sea este país. Todo esto para ver si en 50 años podemos convivir.