La Junta Regional de Consejeros del Consejo Regional Indígena de Risaralda (CRIR) denunció que, a raíz del paro armado y el bloqueo que adelantan las FARC-EP en el departamento desde el pasado 15 de octubre, murieron tres menores de edad y una mujer, Martha Cecilia Siágama Arce, 20 años, del gran resguardo Emberá Chamí, por falta de atención médica y medicinas, al no tener la posibilidad de desplazarse al casco urbano de Pueblo Rico a dos horas del resguardo.

 

La situación tiende a complicarse, pues “en la zona del resguardo hay 33 comunidades, y el gobernador mayor nos informó que por lo menos una comunidad está enferma y en peligro de agravarse por la falta de atención médica, ya que está restringido el paso hacia el casco urbano, las FARC no permiten el paso de camiones y remesas, nuestras familias se ven cada día más acosadas por la escasez de alimentos, por la falta de transporte no es posible que hagan las remesas que necesitan”, le dijeron a Actualidad Étnica dirigentes del CRIR.

 

Sin embargo, el Defensor del Pueblo de Risaralda, Fernando Alberto Álvarez, le dijo a este medio que: “No tengo conocimiento de la denuncia, pero lo que puedo decir es que en esta última semana se han abastecido las comunidades, además en esa zona está la Cruz Roja, ha mejorado el transporte, se ha redoblado la fuerza pública, hay sobre vuelos de la fuerza aérea, la gobernación prestó algunos camiones, entonces no puedo asegurar que la muerte de los indígenas haya sido a causa del paro armado y el bloqueo”.

 

Ante la afirmación, los dirigentes del CRIR respondieron: “Ellos se están haciendo lo locos; ellos no saben lo que está pasando en la zona; la gente se está muriendo y los que operan en la zona (FARC-EP, ELN y el ERG) no están dejando pasar nada. El cabildo tiene unos carros, pero éstos no se han podido movilizar por las restricciones, es mas, ni siquiera pudimos salir a recoger a uno de los miembros de la comunidad, Jorge Iván Sucre Siágama, quien fue asesinado por la subversión sin motivo alguno, en el municipio de Santuario, quien fue sepultado allí lejos de sus familiares y de su territorio” afirmaron.

 

Denuncias constantes

 

El día 14 de octubre, cuenta la Junta Indígena, un grupo de unos 30 Emberás se desplazaban desde el casco urbano de Pueblo Rico hacia sus comunidades en San Juan, Kundumi, Puerto Leticia y otras. En el camino fueron sorprendidos por los enfrentamientos entre tropas del Batallón San Mateo y grupos de insurgentes en las cercanías de Itauri, más adelante se toparon con un reten de las FARC-EP, los bajaron del carro en el que se transportaban y seguidamente les dio un discurso en el que los señalaban de “paracos”, “ustedes trajeron el Ejército”, “se comunican por teléfono con ellos, cierto?”, “están muy contentos porque llegaron a Santa Cecilia”, “una viejita en una casa no nos dio ni agua, ni siquiera nos prestó una olla”. Estas amenazas generaron temor y pánico en las comunidades, que desde hace un tiempo las venían escuchando como rumores, pero que hoy han sido directas. A partir del 15 de octubre las FARC-EP, el ELN y el ERG conjuntamente declararon un paro armado, con el cual se suspendieron los servicio de transporte entre Pueblo Rico y Santa Cecilia. Desde entonces, los enfermos no están recibiendo atención médica, y empezaron a escasear alimentos para los más de 6 mil indígenas del resguardo. “Igualmente, en Mistrató los actores armados ocuparon los tambos (casas) embera, generando miedo en las familias, las cuales consideraron la posibilidad de desplazase”.

 

Al igual que muchas comunidades étnicas del país, los chamíes del departamento de Risaralda se encuentran hoy en el centro del huracán del conflicto armado interno, que en los últimos meses se ha extendido también hacia ese departamento, cobrando la vida de dos líderes indígenas en lo corrido de este año. La pugna territorial armada, entre fuerzas regulares del ejército, grupos paramilitares y guerrillas han sembrado el temor entre las comunidades, que son presionadas “a tomar partido en el conflicto”. No obstante, los indígenas se mantienen en su postura de autonomía y persisten en que “no se desplazarán de sus territorios aunque venga la muerte, porque se niegan a perder su identidad y convertirse en mendigos de otras tierras.”

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