En emergencia humanitaria fueron declarados decenas de indígenas Emberá Katio, desplazados forzosamente del Chocó por enfrentamientos entre paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y guerrilleros de las FARC EP. Los indígenas llegaron en la mañana del pasado lunes a la capital del Valle y ocuparon la estación de bomberos en la céntrica Avenida de las Américas.
Por miedo a la muerte, el grupo de indígenas huyó desde el fin de semana pasado desde el municipio chocoano de Cascajeres, en donde los combates entre AUC y FARC involucraron a las poblaciones indígenas y afrocolombiana.
La Consejera de Paz de Cali, Alba Luz Pantoja, denunció que entre el grupo figuran un alto número de niños y mujeres, en su mayoría viudas y en estado de gravidez, pues sus esposos fueron asesinados por los grupos al margen de la ley, quienes se disputan el territorio en el pacífico. “En estos momentos, a los indígenas que llegaron se les pudo conseguir un albergue temporal con la ayuda de FEMPRESA, y alimentación para un mes gracias a la Cruz Roja Internacional”, aseguró la funcionaria.
“Lo más grave de todo es que la gente no les presta ayuda, los bomberos no les proporcionaron ni una gota de agua para que por lo menos se bañaran, teniéndolo que hacer en el río Cali. Nosotros tocaremos las puertas, en especial en la Red de Solidaridad, para que los ayuden, porque para un indígena salir de su hábitat hacia las grandes ciudades, sobre todo por la violencia, es una agonía que los mata poco a poco”, afirmó para Actualidad Étnica José Vicente García, presidente de la Organización Indígena del Valle del Cauca (ORIVAC)
Para el Secretario de Gobierno Departamental, Jorge Iván Ospina, el problema está en la incapacidad institucional por falta de recursos para atender a la población desplazada que arriba a la ciudad. "La Red de Solidaridad Social no tiene cómo atender a la gran cantidad de desplazados que genera la violencia. El caso de los indígenas pone sobre el tapete la incapacidad de la ciudad para asistir como es debido el problema”.
Se calcula que en la ciudad de Cali hay más de 35 mil personas que han abandonado sus tierras, producto de la violencia, para buscar mejores oportunidades de sobrevivencia. A esa cifra hay que sumarle que entre los años 1985 y 1998 llegaron a la ciudad 53 mil personas.