¿Cuál es la importancia de este tipo de iniciativas para el fortalecimiento del movimiento indígena Latinoamericano?
En todo el auge de los movimientos sociales en América Latina, que en contrapartida a las situaciones de crisis económica y política, es necesario poder compartir. En América, hay varias experiencias del movimiento indígena en Guatemala, en México, en Bolivia, en el Ecuador y creemos, al menos, no solamente el hecho de un intercambio sino de las alianzas estratégicas naturales que tienen que conjugarse para hacer un esfuerzo mucha más amplio y profundo, y de esta manera, lanzare retos que tienen que ver con un nuevo modelo de Estado, con un nuevo “que-hacer” político, un nuevo modelo que implique equidad, y esos son los principios fundamentales”.
¿Cómo ve usted la participación de la mujer indígena en las cuestiones políticas y sociales en América?
Yo rebase lo de la mujer indígena, y creo que a veces, desde los medios o desde algunos sectores -si bien está la evidencia de la identidad- también quieren limitar la discusión sólo a ese sentido. Nosotros preferimos hablar de una Agenda Política general, de un proyecto político que planteamos desde los pueblos indígenas con identidad hacia una sociedad diversa, hacia un Estado que también – en los últimos años a fuerza de luchas – se ha reconocido por lo menos con su carácter pluricultural, aunque en la implementación aun falta, pero creo que eso implica que el crecimiento como mujeres implica también un crecimiento colectivo de la mano con lo que ha sido el movimiento indígena”.
¿Cómo ven el panorama colombiano, en lo político, social y de orden público, desde el Ecuador?
La situación es compleja, es cierto, pero que una forma de actuar, de pronunciarse tiene que ver desde la estructura estatal, el Sistema, pero también hay otra en contraparte, y esto es desde los movimientos sociales, y nosotros estamos muy pendientes de esas dos versiones para procesar por dónde va el camino y también desde Colombia. La reforma que se estaba planteando en la consulta, en este caso, creemos nosotros que tenía, para el caso de Ecuador, una lectura interna de querer incidir también desde lo oficial para las elecciones locales, pero en el marco internacional, estaba siendo mirado como medidas represivas o un pronunciamiento no por el diálogo o como mecanismo para la solución de los problemas, sino la guerra el militarismo aparecer con un contenido, con una fachada democrática. Mirábamos que se manejaba hacia fuera un instrumento muy democrático y de hecho, nos parecía que es una estrategia inteligente, no dejaba de ser para nosotros perversa. Hay lecturas pero hay que mirar con entusiasmos a los movimientos sociales colombianos, esto es importante y da cuenta que no están aislados este tipo de movimientos de lo que está sucediendo a nivel de movimientos sociales en América Latina.
¿Cuál es su mensaje para el pueblo indígena colombiano?
Bueno tiene su propio proceso, valoramos muchísimo el trabajo desde la Constituyente de 1991, nos dieron muchas luces y aportes, permanentemente estamos atentos de los que sucede en Colombia, y señalar que las rutas que se trazan y se van accionando forman parte de lo que debe ser un nuevo “que hacer” político en su ámbito, pero también el la dimensión nacional y que de hecho debemos tener presente la repercusión internacional. Por lo mismo, nosotros valoramos mucho lo que los actores indígenas están haciendo en este país, y sobre todo la contribución desde otros enfoques pluriculturales a la dimensión de lo político en Colombia, así que los admiramos bastante.