Una gran polémica desató en las organizaciones indígenas de Ecuador, Bolivia y Perú las declaraciones del escritor peruano Mario Vargas Llosa emitidas luego de su participación en el seminario internacional Las amenazas a la democracia en América Latina: terrorismo, debilidad del estado de derecho y neopopulismo, que se realizó en la ciudad de Bogotá los pasados 6 y 7 de noviembre, y quien dijo que estos movimientos constituyen un peligro para la democracia de esos países, “pues provocan un desorden político y social”.

Vargas Llosa, escritor de larga trayectoria, ex candidato a la presidencia del Perú y quien en la actualidad es presidente de la Fundación Internacional para la Libertad, señaló como uno de los peligros democráticos al movimiento indigenista, que lo ligó al fenómeno del colectivismo.

"El desarrollo y la civilización son incompatibles con ciertos fenómenos sociales y el principal de ellos es el colectivismo. Ninguna sociedad colectivista o impregnada con esa cultura es una sociedad que desarrolla, moderniza y alcanza la civilización. Si queremos alcanzar el desarrollo, si queremos elegir la civilización y la moralidad, tenemos que combatir resueltamente esos brotes de colectivismo. Podemos derrotarlos con buenas ideas".

Sobre estas apreciaciones, el presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (FENOCIN) del Ecuador, que agrupa a más de 1.200 organizaciones de base, Pedro de la Cruz, dijo que eran desacertadas e impropias, y lamento que un hombre de sus talla se permita emitir conceptos “retrógrados y miopes, que llevan a convertir al movimiento indígena en un grupo que presuntamente sería atentatorio para la vida republicana y democrática de los países latinoamericanos”.

El escritor peruano dijo, además, que: "El indigenismo de los años 20, que pareció haberse quedado rezagado, es hoy en día lo que está detrás de fenómenos como el señor Evo Morales, en Bolivia. En Ecuador hemos visto operando y, además, creando un verdadero desorden político y social".

Y sobre su país manifestó que: "Está brotando con dos o tres hermanitos que en nombre de esa identidad colectiva, la identidad indígena, autóctona, genuina, la de la verdadera peruanidad, han lanzado una campaña que cuando uno la examina racionalmente parece que fuera atonta, casi cómica, pero que toca un centro neurálgico llamado espíritu de la tribu, que nunca desaparece incluso en sociedades que han avanzado más en el camino de la civilización".

Por su parte, Pedro de la Cruz cuestiona la calidad de moral de este escritor: “que confunde la lucha indígena con identidad colectiva, calificándola de atonta y casi cómica, lo que realmente está muy alejado de la verdad, pues el hombre del campo, sin tener apertura ni las condiciones económicas para educarse, porque siempre ha sido marginado y olvidado por los gobiernos de turno, lo único que ha hecho es luchar y poner en práctica sus conocimientos ancestrales para el mejoramiento de su calidad de vida”.

Llosa mencionó que los indígenas se basan en el argumento del agravio, al decir que han sido y son las víctimas del imperialismo, de los blancos, de los colonizadores, de las empresas que se quieren robar los recursos.

"En Bolivia se quejan que las empresas quieren llevarse el gas. En Perú, los arequipeños se levantaron para que dos empresas extranjeras no se llevaran la electricidad", y agregó que en el movimiento indígena "apela a los bajos instintos, a los peores instintos del individuo, como la desconfianza hacia el otro, al que es distinto. Entonces se encierran en sí mismos (...) y a la corta o a la larga nos arrastra a la barbarie".

De la Cruz respondió en cambio que, lo que viven sus hermanos del campo sí se puede calificar de una barbarie, conducidos por ciertos sectores que: “sin sabiduría se han atrevido a conducir a los países de América del Sur, llevándoles a la ruina y descalabro, precisamente por sus ambiciones personales de enriquecimiento sin tomar en cuenta la distribución equitativa de los recursos del país.

Finalmente, Llosa señaló que el socialismo, el nazismo y fascismo son los fenómenos colectivistas del pasado. Hoy se expresa mediante el nacionalismo y los integrismos religiosos. El fenómeno está brotando en América Latina "de una manera muy sinuosa y revistiéndose con unos ropajes que no parecen ofensivos sino prestigiosos".

Ante lo cual, De la Cruz dijo que: “no se puede concebir que este señor compare al indigenismo con el nazismo y el fascismo, pues aquello está muy lejos de tener algo que ver con la lucha del movimiento indígena y campesino, que durante mas de 500 años ha sido explotado y marginado y que lo único que persigue es la reivindicación de sus derechos para vivir como seres humanos diversos y un espacio digno para participar democráticamente en la conducción de los países”, puntualizó.

Palabras de Llosa provocan sismo en Ecuador


Por su parte, en Ecuador las declaraciones del escritor peruano cayeron muy mal. Los más importantes líderes de las organizaciones indígenas expresaron su indignación.

"Vargas Llosa está pensando en el siglo anterior y cree que los indígenas tenemos que continuar marginados. Si hay hambre, pobreza e iniquidad no podemos estar tranquilos", aseguró Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).

El Presidente del Parlamento Indígena de América y de la Comisión de Asuntos Indígenas y otras Etnias del Congreso de Ecuador, Ricardo Ulcuango, consideró las palabras del novelista peruano como las del alguien que ha perdido su identidad.

Para Luis Macas, ex Ministro de Agricultura de Ecuador y fundador de la CONAIE, las palabras de Vargas Llosa "viene de alguien que reniega de su identidad y por lo tanto reniega de su geografía y de su historia".


Cabe recrodar que en Ecuador 3,5 millones de los 12,5 millones de habitantes son indígenas, repartidos en 11 nacionalidades.

 

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