Desde la vehemente creación universal nuestro KAKU SERANKUA (Padre Creador) nos entregó sublimes y coherentes leyes de origen: En SEINEKEN (Sierra Nevada de Santa Marta) nos ubicó divididos en cuatro pueblos indígenas: Koguis, Arhuacos, Wiwas y Kankuamos, que en conjunto simbolizamos y representamos una estratégica mesa espiritual, y lo que es más importante, el corazón del mundo, cuyo principal fundamento es mantener el equilibrio de la humanidad.
Nuestro Padre entonces, nos recomendó al igual que otros sitios sagrados del universo y según sus propias leyes, cuidarlo y garantizar nuestra pervivencia cultural para la existencia de la creación. De esta manera fue concebido en SEINEKEN por nuestros hermanos mayores y transmitidos oralmente de generación en generación, sin olvidar nunca dejar de practicarlo.
Infortunadamente nuestro hermanito menor a quien también le entregaron su propia ley de origen, en su desaforado afán ilusionista profanó su reglamentó. Por esta razón, en la actualidad vive su propio infortunio, acorralado y confundido en su desgarradora celda. Lastimosamente él en vez de buscar ayuda en nosotros, sus hermanos mayores, osadamente pretende involucrarnos como indígenas sobrevivientes en su nefasta desgracia.
Múltiples decisiones unilaterales e inconsultas plasmadas en controvertidos acuerdos y documentos gubernamentales ajenos a la voluntad de KAKU SERANKUA, han pretendido imponer a la humanidad, pero solo han podido convertirse en aberrantes usureros y traficantes de las sagradas riquezas de nuestra abnegada madre naturaleza, con el único y maquiavélico propósito de satisfacer sus egocentristas y efímeras ambiciones, perpetuando con sus indolentes actos, destrucción, soledad, dolor, miseria y desesperanza.
Es de público conocimiento el caótico padecimiento a que estamos sometidos los cuatro pueblos de la Sierra Nevada y muy especialmente, nosotros los KANKUAMOS, quienes a pesar de nuestro inexorable anhelo de pervivir culturalmente y amar la vida, en nuestros sagrados territorios se ha ensañado la tragedia, mediante políticas trazadas por quienes en forma desafiante retan la verdadera y única potencialidad y omnipotencia correspondiente al Padre creador y la Madre Tierra.
Resulta contradictorio el siniestro comportamiento de los enemigos de la vida, mientras los cuatro pueblos de la Sierra Nevada, propendemos por mantener la biodiversidad para garantizar por ejemplo, agua para las comunidades que habitan alrededor de la Sierra, aire limpio para la humanidad, sabio pensamiento de los MAMOS para equilibrar la naturaleza, prácticas y muestras de convivencia para una verdadera paz. Sin embargo a cambio recibimos agravios, persecución, señalamientos, atropellos, insolidaridad, desconocimiento, olvido y discriminación, como si fuéramos culpables de sus perversos procedimientos.
De acuerdo con nuestra milenaria tradición, los más de 250 injustificados crímenes cometidos en contra de los pueblos indígenas de la Sierra, en su mayoría KANKUAMOS, la desaparición de más de ocho mil plantas originales, la afectación de cientos de afluentes que surten a los principales ríos que nacen en SEINEKEN, el desmedido desarraigo de decenas de nativos, víctimas del desplazamiento forzado, la proyección indebida de megaproyectos, que atentan contra la Sierra, producirán inusitadas consecuencias no solo para quienes allí habitamos, sino también para la humanidad entera.
Por esto, ante la indiferencia estatal de nuestro país frente a nuestra tragedia y constante clamor, recurrimos a la comunidad internacional para que en aras de nuestra propia supervivencia, exprese su solidaridad para con SEINEKEN y arrecie su voz de protesta para detener el voraz etnocidio a que estamos siendo sometidos sistemáticamente los cuatro pueblos indígenas, especialmente el KANKUAMO.