Del hombre del Manguaré a la Red Digital – Parte 3
Por Luis Carlos Osorio R./ @lcarlososorio
En plena Asamblea Constituyente conocí a un negro realmente apasionado con los temas de las negritudes, Sancy Mosquera Pérez. Era abogado, poeta, estudioso de los temas afros, en fin, un devoto de la causa negra, sobre todo en materia de discriminación. Una larga y penosa enfermedad lo fue consumiendo cuando apenas atravesaba el medio siglo. De no ser por el indígena Rojas Birry, hubiera muerto en la miseria más espantosa.
A finales del 90 le pregunté por un nombre afro para identificar nuestro proyecto de comunicación étnica y sin pensarlo dos veces me dijo que el mejor nombre era Quilombo. Con la vehemencia que lo caracterizaba me dijo: -es un espacio de huida y resistencia, es un espacio para liberar la palabra, es un espacio para recoger el llanto y el sufrimiento, es una trinchera desde donde el negro dispara lo más profundo de su ser-.
Conversé con él varias veces antes de su muerte, apertrechado en su propio Quilombo. Sorpresivamente me preguntó porque no habíamos identificado el periódico con ese nombre. –Hay muchos Quilombos, le dije. -Tú lo habrías hecho distinto-, me contestó.
Por esos días ya había perdido una pierna y caminaba en muletas. -El problema nuestro es que esta sociedad tiene un cáncer que se llama discriminación, nos va carcomiendo por dentro y nos mantiene en la diáspora. Quilombo, Luis Carlos, un espacio para liberar la palabra-. No lo vi más.
Como hablar de una Red de Comunicación interétnica desde la perspectiva de los negros, si no se habla de discriminación? El tema es complejo, pues en un departamento como el Chocó era fácil escuchar que “el blanco discrimina al negro, el negro al indio y éste chupa”. Es verdad que en Colombia algo se ha avanzado en esta materia y, paradójicamente, un Procurador que muchos podríamos tildar de xenofóbico, homofóbico y sectario católico, destituyó a un diputado de Antioquia justamente por usar expresiones discriminatorias, aunque luego absolvió a un polémico concejal de la capital, conocido por sus coloquiales extravagancias, quien no dudó en presentar excusas públicas a los afros por el uso de frases que, “tradicionalmente” son cosa de jerga y no tienen ningún significado malicioso, dijo el concejal.
Red Afro: contra la diáspora
Sancy Mosquera se murió preocupado por la diáspora de sus negros. Esa misma preocupación la comparte Martha Lucía Rentería, una mujer caleña de origen tumaqueño, quien desde hace varios años trabaja en la localidad de Bosa y es participe de buena parte de los procesos de las comunidades negras de la capital, incluida la construcción de la Red interétnica.
Con Víctor Cuastumal, el promotor reportero indígena, tienen la misión de recorrer las 20 localidades de Bogotá impulsando la red. -Llevamos dos meses y sólo he podido recorrer tres localidades. No creo que Víctor lleve más. Es un trabajo difícil; en el IDPAC debieron darnos un censo de organizaciones y de medios, pero hasta ahora nada. Realmente es poco lo que hemos encontrado-, dice con angustia.
Su angustia no dista mucho de la preocupación de Jairo Romaña, Gerente de Etnias del IDPAC, quien aclara que realmente dicho censo no existe, pues tampoco existen muchos medios étnicos en la ciudad.
El censo del 2005 reporta para la capital la existencia de 97.885 miembros de las comunidades negras, cifra a la que hay que agregarle unos mil 355 raizales (originarios de San Andrés Islas) y un pequeño grupo de Palenqueros. Estas cifras fueron impugnadas por las comunidades negras, pero hasta hoy no existe otro referente. Según la entidad distrital, en sus bases de datos están registradas 92 organizaciones, asociaciones y grupos de interés, asociados con estas comunidades.
-Son muy pocos los medios étnicos existentes en el distrito, confirma Martha Lucía-. Se pueden contar en los dedos de la mano. Una emisora y un canal indígena en Kennedy y algunos periódicos afros, aunque casi todos son de iniciativa privada. Los afros no tenemos emisoras en internet, ni canales de tv, enfatiza. Los pocos periódicos que existen funcionan en el centro de Bogotá y no registran lo que ocurre en las localidades. Los que funcionan en los barrios son muy silenciosos, incluso, invisibilizan a sus propias comunidades, no registran o no les interesa lo que ocurre aquí.
Con mucha tristeza, Martha Lucía denuncia la existencia de periódicos que se sacan por mero interés económico, cosa que incluso no sería tan grave, si se difundieran. -Conozco el caso de un líder afro que tiene un periódico. En una de las ediciones dejó unos mil ejemplares donde una amiga y jamás fue a retirarlos… Allí estuvieron como 2 o 3 años, hasta que mi amiga los tiró a la basura. Eso no puede producir más que rabia, dice entrecortada-.
Los debates que Sancy sostenía con otros líderes afros eran políticos e ideológicos. A él le interesaban los asuntos de la esencia -me decía-, pues fue una persona formada en el materialismo histórico, en su paso por la Unión Soviética. Los debates de hoy, que parecieran ser por la visibilización, la no discriminación y la política del reconocimiento, se saldan fácilmente con proyectos o alternativas individuales para sus promotores. Tal vez eso explica en parte la diáspora de la etnia. Sólo la gran brecha existente entre los jóvenes y los viejos, -hasta yo estoy ahí y nos dicen los históricos-, refleja la complejidad de nuestra realidad, caracterizada por cierta parálisis por acción, parece concluir Martha lucía.
Red interétnica: fortaleza en lo social
Martha Lucía no es periodista. Ella es una aguerrida luchadora social que ha recorrido casi todo el país, unas veces como defensora de derechos humanos, como mujer minera –se refiere a su participación en una investigación sobre minería-, como promotora de proyectos comunitarios de salud, de impulso a jardines infantiles y comedores comunitarios, y en ocasiones escribe sus experiencias para algunos medios, -pero eso no me hace periodista-, dice con angustia.
Claro que tiene un interés por la comunicación comunitaria y alternativa. -¿A quién le interesa el proceso de construcción de dos jardines para niños afros en Bosa, para la recuperación de su identidad cultural?-, pregunta. –Pues a nadie, si no se conoce lo que hacemos-, se responde. -Mi interés por la comunicación comunitaria está ligado entonces al interés porque la gente sepa que estamos creando nueve centros para la recuperación de la partería tradicional. Desafortunadamente, así como no hay medios para socializar, tampoco hay gente educada para que escuchen, lean o sigan los medios alternativos. Y esa competencia con los medios masivos es dura-.
Para subsanar esas falencias, Martha Lucía ha salido a la calle muchas veces, con un megáfono en mano, para socializar con la gente lo que hacen o invitarlos a que se vinculen a estos procesos, pero, paradójicamente, los ambientalistas le han salido al paso, acusándola de contaminación auditiva. Y entonces?
Pero no todo es malo. Ella resalta la existencia de una dinámica social que tiene vida propia. El Comité de Etnias lleva cinco años funcionando y a pesar de las diferencias desarrolla un trabajo importante, con éxito en medicina indígena y afro y en la creación de jardines. El comité ha ganado en la apertura de espacios políticos, en la creación de políticas públicas y en reconocimiento institucional.
-Yo respondo por los resultados en lo social, pero no puedo decir lo mismo del proyecto de comunicaciones-. Su preocupación es grande. En el marco del convenio, los promotores tienen la obligación de participar en un diplomado, y eso es bueno para su formación, pero el horario no favorece a quienes trabajan con comunidad. La mañana apenas si alcanza para hacer las tareas y deben salir urgente para el diplomado que les toma toda la tarde, durante todos los días de la semana. ¿A qué horas visitan comunidad?
Pareciera existir un dilema en el proceso de construcción de red. ¿Red social o Red de Comunicaciones? El tema no es excluyente. De pronto hay que profundizar más en el concepto de Red, pues recogiendo el planteamiento de los indígenas, quienes participan en los procesos sociales son todos potenciales comunicadores, incluida Martha Lucía. La tarea es cómo se apropian de la Red Bogotá Social, lo que les permitiría empoderar sus procesos de información y comunicación y socializar y consolidar sus procesos sociales.
Ya terminando me dice: – Yo llegué a conocer a este señor Sancy, pero nunca hable con él. Sé que tenía una enfermedad que afectaba todos los órganos del cuerpo, por eso le amputaron una pierna-.
Las mesas de comunicación comunitaria deben ser participativas e incluyentes, para que funcionen como un cuerpo vital. La Mesa de Bosa funciona sin la participación de negros ni indígenas. Esta líder negra cree que funciona, por la motivación de unos recursos para el fortalecimiento de los medios de la red, pero poco o nada les interesa construir la red interétnica. Esa es la tarea, involucramiento en la Red de Bogotá Social y desarrollar políticas de inclusión de los sectores minoritarios. Si no abren su espíritu, mueren, como decía Sancy.
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Algo Más: Este artículo hace parte de los productos realizados en el marco del Convenio 838 suscrito entre IDPAC y la Fundación Nexos Municipales (2013), cuyo propósito es el fortalecimiento de los medios de comunicación independientes, comunitarios y alternativos en el Distrito, la consolidación de redes locales y poblacionales y el desarrollo de redes sociales en la perspectiva de construcción de tejido social en la capital.