Como un acto heroico que se debería imitar en los demás países latinoamericanos fue considerado por las comunidades indígenas del vecino país el retiro de la estatua del conquistador español Francisco Pizarro.
La sorpresiva medida, ejecutada el pasado domingo por la municipalidad de Lima, fue celebrada por los grupos étnicos minoritarios, quienes consideran que no es posible que se siga vanagloriando la imagen de un “invasor” que llegó para arrasar y destruir. El monumento estaba ubicado en la plaza que lleva su nombre desde 1935, a un costado del Palacio de Gobierno en el centro de Lima.
El acto fue aplaudido y respaldado por la Coordinadora Permanente de los Pueblos Indígenas del Perú (COPPIP), quienes el 20 de agosto de 2001, durante el Segundo Congreso Nacional de los Pueblos Indígenas del Perú, realizaron un acto simbólico de desagravio histórico, cubriendo con una manta blanca el monumento a Pizarro para expresar su rechazo a una cruel ironía que ofende a millones de peruanos indígenas y mestizos, herederos de las víctimas de la cruel barbarie colonizadora.
"Siempre nos pareció de pésimo gusto y culturalmente erróneo que nuestras autoridades políticas hayan conservado en lugar privilegiado un símbolo que rinde culto al conquistador, lo cual ha proyectado durante largo tiempo una carencia de visión y autoestima nacional. Ahora, la remoción del monumento no obedece a una reivindicación histórica. Creo que la plazoleta debe ser un símbolo del todo el Perú " indicó en una misiva el alcalde, Luis Castañeda Lossio.
Repaso histórico
"La conquista significó para los pueblos indígenas un etnocidio. No hubo un encuentro ni diálogo de culturas, sino una imposición y persecución de nuestros pueblos ancestrales de costa, andes y amazonía. Se interrumpió la notable producción y transmisión de conocimientos de alto nivel alcanzados por las culturas originarias durante la etapa de nuestro desarrollo autónomo", señaló el burgomaestre, quien ratificó que la conquista solo buscó doblegar la resistencia aborigen mediante el exterminio de los sabios y amautas.
A pesar de la oficialidad de la historia, los indígenas y mestizos peruanos no olvidan que Francisco Pizarro, Hernando de Luque y Diego de Almagro se asociaron en Panamá para emprender la conquista del Perú al tener noticias de que dicho territorio tenía grandes riquezas para ser saqueadas. La expedición hacia el Perú fue autorizada en 1524 por Pedro Arias Dávila, gobernador de Panamá, quien ya había realizado un primer intento, llegando hasta la isla del Gallo, sin resultado alguno.
El 18 de enero de 1535 el sanguinario conquistador Pizarro y doce de sus ambiciosos y crueles soldados, fundaron la ciudad de Lima, sobre las riberas del río Rímac, a dos leguas del mar y cerca de un pueblo indígena gobernado por el cacique Taulichusco.
La estatua ecuestre del fundador de la ciudad, fue donada por la viuda del escultor norteamericano Ramsey Mac Donald. En 1935 fue colocada en el atrio de la Catedral, pero en 1950 se construyó una plazoleta al lado del Palacio de Gobierno, o Casa de Pizarro.
"Como organización indígena nacional no asumimos una actitud revanchista pues estamos empeñados en contribuir con propuestas y como pueblos indígenas a la construcción de una nación peruana que fortalezca nuestra identidad nacional pluricultural, pluriétnica y multilingue. En dicho propósito venimos impulsando una campaña para que en la nueva Constitución Política se incorpore de manera adecuada los derechos de los pueblos indígenas y comunidades" señalaron diversas voces pertenecientes a las organizaciones.
La COPPIN
La COPPIP es un espacio de encuentro y diálogo entre las organizaciones indígenas peruanas de costa, sierra y amazonía que poseen mandato directo emanado de sus comunidades de base, sean campesinas o nativas. La COPPIP está integrada por organizaciones que tienen mandato comunal e indígena.
La Coordinadora Permanente de los Pueblos Indígenas del Perú fue creada por acuerdo del Primer Congreso Nacional de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas del Perú realizado en la ciudad del Cusco, del 2 al 5 de diciembre de 1997. Este fue un evento de gran trascendencia para el movimiento indígena peruano, pues congregó a cientos de delegados de pueblos indígenas de todas las regiones del país: costa, sierra y selva. Las organizaciones nacionales, regionales y locales, en sus distintas variantes o tendencias, confluyeron en este Congreso que inicia una nueva etapa para el movimiento indígena peruano.
La población indígena del Perú es calculada en más de nueve millones de personas; y junta a la población indígena de Guatemala, México, Bolivia y Ecuador suman el 80 por ciento de la población indígena del continente. En la actualidad existen cerca de 72 grupos etno-lingüísticos, herederos de las culturas andinas y amazónicas y un complejo proceso de mestizaje con los aportes europeos, asiáticos y africanos. En la amazonía existen 65 pueblos indígenas de los cuales solo 48 fueron censados en el Primer Censo de Comunidades Indígenas realizado en 1993.
Debido al centralismo económico y político dominante y el consiguiente abandono histórico de las zonas rurales la población indígena se ha trasladado, durante las últimas décadas, de manera intensa hacia las grandes ciudades donde habita en condiciones de suma pobreza.