En medio de la tensión que se vive en la región ecuatoriana de Pastaza, donde indígenas de la etnia Kichwa fueron golpeados por subsidiarios de la transnacional petrolera CGS – Burlington cuando se movilizaban para participar en una marcha para rechazar las exploraciones en territorio amazónico, el pueblo indígena peruano Achuar también sientan su voz de protesta contra cualquier actividad que ponga en peligro todo lo que habita en el Amazonas.
El planteamiento del pueblo Achuar, asentado en la parte norte del Perú y frontera con el Ecuador, es muy sencillo: rechazan el mito que considera al petróleo como progreso y desarrollo. Por el contrario, "hemos visto cómo otras comunidades han sufrido cuando las empresas petroleras han ingresado a su territorio", sostiene Telmo Tsamin Kunchin, presidente de la Organización Achuar Chayat (ORACH), que representa a 20 comunidades a lo largo del río Huasaga, afluente del Pastaza.
Para el pueblo Achuar el progreso que trae la explotación petrolera simplemente desmejora la calidad de vida de las comunidades indígenas.
Por el contrario, los achuar y otros grupos indígenas del Amazonas vienen proponiendo otra forma de desarrollo que ha sido desconocida por los gobiernos peruanos y ecuatorianos, desarrollo que, por el contrario, garantizaría una mejor calidad de vida, pues parte por reconocer los usos y costumbres ancestrales como la base. Lo que el pueblo Achuar reclama es una mayor atención de los Estados en áreas como la seguridad alimentaria, la atención en salud y educación.
"El gobierno no puede considerarnos como parte de la vida silvestre, somos seres humanos", sostuvo Lucas Irar Miik, coordinador peruano de la Comisión Binacional de la Nacionalidad Achuar de Ecuador y Perú, reflexión muy pertinente cuando la sociedad mayoritaria enfrenta una doble ceguera: primero, desconocer la riqueza existente en la Amazonía como un pulmón de la humanidad; segundo, el considerar que esos indígenas que conservan sus prácticas socioculturales no son ciudadanos.