La región de Dourados, al sur de Mato Grosso do Sul, tiene una tasa de mortalidad infantil de 64 óbitos por cada mil nacidos vivos y está muy por encima de la ya alta tasa brasilera, que es de 24 por cada 1 mil. Las denuncias de las altas tasas de mortalidad fueron realizadas por el Consejo Distrital de Salud Indígena y están siendo investigadas por el Ministerio Público, con la fiscalización de la Fundación Nacional de Salud (FUNASA) y del Ministerio de Desarrollo y Combate al Hambre.


Para Egon Heck, del Cimi (Consejo Indigenista Misionero) de MS, la alta tasa de mortalidad infantil es causada por la falta de voluntad política del gobierno para buscar soluciones definitivas para la cuestión de la tierra. En el caso indígena, Heck dijo además que el problema alimentario de los niños del pueblo Guaraní-Kaiowá está ligado a la demarcación y homologación de las tierras, protección ambiental y a la creación de alternativas para la producción de alimentos dentro del territorio indígena. Según él, los programas asistenciales no resuelven un problema que es estructural y refleja la falta de tierra y la ausencia de respeto de los derechos básicos de los indígenas.

 
En 3.475 hectáreas de tierra en la región de Dourados viven 10.000 indígenas de los pueblos Guaraní-Kaiowá y Terena. El tamaño del área es insuficiente para acoger a la población y tener espacio para la producción de alimentos. Y esa no es una situación exclusiva de Dourados. En Nhande Ru Marangatu, los indios pueden perder la plantación de mandioca produzida en la región, que está lista para ser devuelta a los hacendados, gracias a acciones judiciales. Sería otra causa para agravar la falta de alimentos.


La falta de atención e injusticia con los indígenas no está afectando solamente al Estado de Mato Grosso do Sul. En Minas Gerais, el pueblo indígena Maxakali también viene enfrentando problemas. Un niño murió y otros tres estaban teniendo dificultades para ser atendidos por falta de transporte que los llevase hasta el municipio de Santa Helena de Minas, donde recibirían asistencia médica. El equipo de salud responsable de la atención de las aldeas está ausente desde noviembre de 2004.


Los indios de Minas Gerais pidieron una audiencia pública para el día 23 de febrero de 2005 y esperan soluciones para que muertes, como las de los 25 niños de Maxakali, ocurridas en 2004, sean evitadas. 

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