A la Sociedad Civil Nacional e Internacional:
Señora, señorita, señor, joven, niño, niña:
Ésta no es una carta de despedida. A ratos va a parecer que sÃ, que es una despedida, pero no. Es una carta de explicación. Bueno, eso trataremos. Originalmente esto vendrÃa en un comunicado, pero hemos elegido esta forma porque, para bien o para mal, cuando le hablamos a usted casi siempre lo hicimos en este tono más personal.
Nosotros somos los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Tal vez nos recuerde, nos alzamos en armas el 1 de Enero de 1994 y, desde entonces, hemos mantenido nuestra guerra contra el olvido y resistido la guerra de exterminio que los distintos gobiernos han emprendido, sin éxito, en contra nuestra.
Nosotros vivimos en el último rincón de este paÃs que se llama México. En ese rincón que se llama "Pueblos Indios ". SÃ, asà en plural. Porque por razones que aquà no daremos, en este rincón se usa el plural para todo: sufrimos, morimos, peleamos, resistimos.
Bueno, pues como usted bien sabe, resulta que, desde aquella madrugada del inicio del 94, hemos dedicado, primero con el fuego y luego con la palabra, nuestra lucha, nuestro esfuerzo, nuestra vida y nuestra muerte, exclusivamente a los pueblos indios de México, al reconocimiento de sus derechos y su cultura. Era lógico, los zapatistas somos abrumadoramente indÃgenas. IndÃgenas mayas, para ser más precisos. Pero no sólo, los indÃgenas en este paÃs, no obstante haber sido la base de las grandes transformaciones de esta Nación, siguen siendo el sector social más agredido y más explotado. Si con alguien se han ensañado las guerras militares, y las guerras disfrazadas de "polÃticas", de despojo, de conquista, de aniquilamiento, de marginación, de ignorancia, es con los indÃgenas. La guerra en contra nuestra ha sido tan intensa y brutal que se ha convertido en lugar común el pensar que los indÃgenas sólo saldrán de su condición de marginación y ¡pobreza, si dejan de ser indÃgenas... o si están muertos. Nosotros hemos estado luchando 'por no morir y no dejar de ser indÃgenas. Hemos luchado por, vivos e indÃgenas, ser parte de esta Nación que se ha levantado sobre nuestras espaldas; de la que hemos sido los pies (casi siempre descalzos) con los que ha caminado en sus momentos decisivos; de la que hemos sido los brazos y manos que han hecho dar fruto a la tierra, y han levantado las grandes construcciones, edificios, iglesias y palacios de los que se enorgullecen los que tienen todo; de la que, con palabra, mirada y modo, es decir, cultura, somos la raÃz.
¿Estamos lloviendo sobre mojado? Quizás es porque estamos en Junio, el sexto mes del año. Bueno, sólo querÃamos señalar que el inicio de nuestro alzamiento no fue sólo un "Aquà estamos", gritado al oÃdo de una Nación sordomuda por el autoritarismo de arriba.
Fue también un "Esto somos y seguiremos siendo... pero ahora con dignidad, con democracia, con justicia, con libertad". Usted lo sabe bien, entre otras cosas, porque nos ha acompañado desde entonces.
Desgraciadamente, después de más 7 años empeñados en ese camino, en abril del 2001, los polÃticos de todos los partidos polÃticos (principalmente del PRÃ. PAN y PRD) y los autodenominados "tres poderes de la Unión" (o sea la presidencia, el congreso y los jueces) se aliaron para negarle a los pueblos indios de México el reconocimiento constitucional de sus derechos y su cultura. Y lo hicieron sin importarles el gran movimiento nacional e internacional que se levantó y unió con ese objetivo. La gran mayorÃa, incluidos los medios de comunicación, estaban de acuerdo en que debÃa saldarse esa deuda pendiente. Pero a los polÃticos no les importa nada que no les deje dinero y rechazaron la misma propuesta de ley que habÃan aprobado años antes, cuando se firmaron los Acuerdos de San Andrés y la Cocopa hizo una propuesta de reforma constitucional. Lo hicieron porque pensaron que, pasado un poco de tiempo, a todos se les olvidarÃa. Y tal vez a muchos se les olvidó, pero a nosotros no. Nosotros tenemos memoria y fueron ellos: el PRI, el PAN, el PRD, la presidencia de la república, los diputados y senadores y los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sà los pueblos indios siguen hoy en el sótano de esta Nación y siguen padeciendo el mismo racismo de hace 500 años es por ellos. No importa qué digan ahora que se están preparando para las elecciones (o sea para conseguir puestos que les den ganancias): no van a hacer nada en bien de la mayorÃa ni van a escuchar nada que no sea dinero.
Si de algo nos preciamos los zapatistas es de hacer honor a la palabra, a la palabra honesta y consecuente. Todo este tiempo le hemos dicho a usted que luchamos por los pueblos indios de México. Y eso hemos hecho. Le dijimos a usted que intentarÃamos la vÃa del diálogo y la negociación para conseguir nuestras demandas. Le dijimos que nos esforzarÃamos en la lucha pacÃfica. Le dijimos que nos concentrarÃamos en la lucha indÃgena. Y asi ha sido. No la hemos engañado.
Toda la ayuda que usted, generosa, ha aportado para esta noble causa y por esos medios, ha sido para eso y para nada más. No hemos usado nada para otra cosa. Toda las ayudas y apoyos humanitarios que hemos recibido de todo México y de todo el mundo, han sido empleadas únicamente en mejorar las condiciones de vida de las comunidades indÃgenas zapatistas y en iniciativas pacÃficas por el reconocimiento de los derechos y la cultura indÃgenas. Nada de lo recibido ha sido dedicado a la adquisición de armamento ni a prepaarativo bélico alguno. No sólo porque no lo hemos necesitado (el EZLN mantiene intacta su capacidad militar desde 1994), sino, sobre todo, porque no hubiera sido honesto decirle a usted que su apoyo era para una cosa y usarla para otra. Ni un centavo del apoyo recibido para la paz con justicia y dignidad, se ha dedicado a la guerra. Para hacer la guerra no hemos necesitado apoyo. Para la paz sÃ.
Claro que hemos usado nuestra palabra para referirnos (y en algunos casos para manifestar nuestra solidaridad) a otras luchas en México y el mundo, pero hasta ahÃ. Y muchas veces, sabiendo que podÃamos hacer más, hubimos de contenernos porque nuestro empeño, asà se lo habÃamos dicho a usted, era exclusivamente por y para los indÃgenas.
No ha sido fácil. ¿Se acuerda usted de la marcha de los 1,111?, ¿de la consulta de los 5000 en 1999?, ¿de la Marcha del Color de la Tierra en 2001? Bueno, pues imagine usted lo que sentimos cuando vimos y escuchamos las injusticias y las rabias que Ãbamos tocando en campesinos, obreros, estudiantes, maestros, empleados, homosexuales y lesbianas, jóvenes, mujeres, ancianos, niños. Imagine usted lo que sentÃa nuestro corazón.
Tocamos un dolor, una rabia, una indignación que ya conocÃamos porque habÃa sido y es la nuestra. Pero entonces la tocamos en el otro. Y escuchamos que el "nosotros" que nos animaba querÃa hacerse más grande, hacerse más colectivo, más nacional. Pero nada, habÃamos dicho que sólo lo indÃgena y eso tenÃamos que cumplir. Creo que es por nuestro modo, o sea que preferimos morir antes que traicionar nuestra palabra,
Ahora estamos consultando nuestro corazón para ver si vamos a decir y hacer otra cosa. Si la mayorÃa dice que sÃ, pues vamos a hacer todo lo posible por cumplir. Todo, hasta morir si es preciso. No queremos parecer dramáticos. Lo decimos nada más para que quede claro hasta dónde estamos dispuestos a llegar. O sea que no "hasta que nos den un puesto, una cantidad de dinero, una promesa, una candidatura".
Tal vez alguno recuerde que, hace seis meses, empezamos con eso de que "falta lo que falta". Pues bien, como es evidente, llegó la hora de decidir si vamos a caminar para encontrar eso que falta. Encontrar no, construir. SÃ, construir "otra cosa".
En alguno de los comunicados de dÃas pasados, le informamos que hemos entrado a una consulta interna. Pronto tendremos los resultados y se los daremos a conocer. Mientras pues aprovechamos para escribirle a usted, A usted siempre le hablamos con sinceridad, también a quienes son nuestro corazón y guardián, nuestro Votan Zapata, las comunidades zapatistas, nuestro mando colectivo.
Será una decisión difÃcil y dura, como de por si ha sido nuestra vida y nuestra lucha.
Durante cuatro arios hemos estado preparando las condiciones para presentarle a nuestros pueblos puertas y ventanas, para que, llegado el momento, tuvieran todos los elementos para elegir por cual ventana asomarse y cual puerta abrir. Y es que asà es nuestro modo.
O sea que la dirección del EZLN no dirige, sino que busca caminos, pasos, compañÃa, orientación, ritmo, destino. Varios. Y entonces le presenta a los pueblos esos caminos y analiza con ellos qué pasa si seguimos uno u otro rumbo. Porque, según el camino que andamos, hay cosas que serán buenas y cosas que serán malas, O sea que no hay camino que puras cosas buenas. Y entonces ellas, las comunidades zapatistas, dicen su pensamiento y deciden, después de discutir y por mayorÃa, por dónde vamos todos. Y entonces pues dan la orden, Y entonces pues la dirección del EZLN tiene que organizar los trabajos o preparar lo que se necesita para caminar ese camino. Claro que la dirección zapatista no mira según lo que se le ocurre solamente a ella, sino que tiene que estar pegada con los pueblos y tocar su corazón y hacerse, como quien dice, la misma cosa.
Entonces se hace la mirada de todos nosotros, el oÃdo de todos nosotros, el pensamiento de todos nosotros, el corazón de todos nosotros. Pero qué tal que, por lo que sea, la dirección no mira, ni oye, ni piensa, ni siente como todos nosotros. O le falta ver algunas partes o escuchar otra cosa o pensar y sentir otros pensamientos. Bueno, pues por eso se consulta a todos, por eso se pregunta a todos, por eso se toma el acuerdo de todos. Si la mayorÃa dice que no, pues entonces la dirección tiene tache y tiene que buscar otra vuelta, y otra vuelta presentarse ante los pueblos a proponer y asà hasta que, en colectivo, llegamos a una decisión. O sea que acá mandan los pueblos.
Ahora el colectivo que somos tomará una decisión. Se están sopesando los pros y los contras. Se están haciendo bien las cuentas, lo que se pierde y lo que se gana. Y, viendo que no es poco lo que se arriesga, se decidirá si vale la pena.
Tal vez, en la balanza de algunos, pesará mucho lo que hemos logrado. Tal vez, en la balanza de otros, pesará más la indignación y la vergüenza que provoca el ver a nuestros suelos y cielos destruidos por la estúpida avaricia del Poder. En cualquier caso, no podemos permanecer pasivos, contemplando nada más como una banda de rufianes despoja a nuestra Patria de todo lo que la hacÃa ser y ser a todos: la dignidad.
Bueno, ya es mucha vuelta. Nosotros le estamos escribiendo esta vez acaso la última, para devolverle su palabra de apoyo comprometido. No es poco lo que hemos logrado en la lucha indÃgena, y eso ha sido, asà lo hemos dicho en público y en privado, por su ayuda.
Creemos que puede enorgullecerse, sin pena alguna, de todo lo bueno que, junto a usted, hemos construido hasta ahora los zapatistas. Y sepa usted que ha sido un honor, a todas luces inmerecido, el que personas como usted hayan caminado a nuestro lado.
Ahora vamos a decidir si hacemos otra cosa y el resultado lo haremos público en su momento. Aclaramos desde ahora, para acabar con las especulaciones, que esta "otra cosa" no implica ninguna acción militar ofensiva por parte nuestra. No estamos, por nuestra parte, planeando ni consultando el reinicio de los combates militares ofensivos.
Desde febrero-marzo de 1994, todo nuestro dispositivo militar ha sido, y es, defensivo. El gobierno deberÃa decir si, por su parte, hay algún preparativo bélico ofensivo, sea de las fuerzas federales o de sus paramilitares. Y el PRI y el PRD deben decir si planean algún ataque en contra nuestra con los paramilitares que apadrinan en Chiapas.
Si es decisión de la mayorÃa zapatista, quienes nos han apoyado hasta ahora en la lucha exclusivamente indÃgena podrán, sin pena ni remordimiento alguno, deslindarse de esa "otra cosa" a la que se refirió el Comandante Tacho en la plaza de San Cristóbal de Las Casas en enero del 2003, hace dos años y medio. Es más, hay un comunicado que, de acá allá, hace ese deslinde y que puede ser presentado en una solicitud de empleo, currÃculum vitae, reunión de café, sala de redacción, mesa redonda, templete, foro, escenario, solapa de libro, nota de pie de página, coloquio, precandidatura, libro de arrepentidos o columna periodÃstica y que, además, tiene la ventaja de poder ser exhibido, como prueba de descargo, en cualquier juzgado (no se rÃa usted, hay un antecedente: en 1994, a unos indÃgenas que detuvo el mal gobierno ~y que no eran zapatistas- los liberó un juez dando validez a una carta del CCRI-CG donde se deslindaba a esas personas de lo realizado por el EZLN. O sea que, como dicen los abogados, "hay precedente jurÃdicoâ€).
Pero quienes encuentren en su corazón un eco, asà sea pequeño, de nuestra nueva palabra y se sientan llamados por el camino, el paso, el ritmo, la compañÃa y el destino que hayamos elegido, tal vez decidan renovar su apoyo (o participar directamente)... sabiendo que será "otra cosa". Asà sin engaños, sin dobleces, sin hipocresÃas, sin mentiras.
Agradecemos a las mujeres. A todas las niñas, adolescentes, jóvenes, señoritas, señoras y ancianas (y a las que fueron cambiando de uno a otro de esos calendarios en estos 12 años) que nos apoyaron, nos acompañaron y, no pocas veces, hicieron suyos nuestros dolores y nuestros pasos. A todas esas, mexicanas y de otros paÃses, que nos apoyaron y caminaron con nosotros. En todo lo que hicimos, ustedes fueron la inmensa mayorÃa. Tal vez porque compartimos con ustedes, aunque cada quien en su modo y lugar, la discriminación, el desprecio... y la muerte.
Agradecemos al movimiento indÃgena nacional, al que no se vendió por puestos gubernamentales, por viáticos, por lisonjas que los poderosos catalogan como "para indÃgenas y animales ". Al que escuchó nuestra palabra y nos dio la suya. Al que nos abrió el corazón, es decir, su casa. Al que resistió y resiste con dignidad, levantando bien alto el color que somos de la tierra.
Agradecemos a los jóvenes y jóvenas de México y del mundo. A quienes eran niños, niñas o adolescentes aquel 94 y, nobles, crecieron sin escatimarnos ni la vista ni el oÃdo. A quienes llegaron a la juventud o, a pesar de las hojas arrancadas al calendario, se mantuvieron en ella tendiendo la mano de su rebeldÃa a la morena mano de la nuestra. A quienes optaron por venir a compartir dÃas, semanas, meses, años, nuestra digna pobreza, nuestra lucha, nuestra esperanza y nuestro necio empeño.
Agradecemos a los homosexuales, lesbianas, transexuales, transgenéricos y "cada-quien- sumodo ". A quienes compartieron con nosotros su lucha por el respeto a la diferencia, sabiendo que ésta no es un defecto para ocultar. A quienes demostraron que la valentÃa no tiene nada qué ver con la testosterona y que una y otra vez, nos dieron algunas de las más hermosas lecciones de dignidad y nobleza que hemos recibido.
Agradecemos a los intelectuales, artistas y cientÃficos, de México y el mundo, que nos apoyaron en la lucha por los indÃgenas. Pocos movimientos u organizaciones se pueden preciar de haber tenido el respaldo (siempre crÃtico, y lo agradecemos) de tanta inteligencia, ingenio y creatividad. Ustedes ya saben que siempre los escuchamos con respeto y atención, incluso cuando no compartÃamos sus puntos de vista, y que algo de la luz que emanan ayudó a alumbrar nuestros oscuros caminos.
Agradecemos a l@s trabajador@s honesf@s de la prensa y a los medios de comunicación decentes que mostraron, con verdad y a todo el mundo, lo que miraban y escuchaban, y respetaron, sin distorsionar, nuestra voz y caminar. Reciban nuestra solidaridad en estos duros momentos que atraviesa el ejercicio de su profesión, donde arriesgan su vida, son agredidos y, como nosotros, no encuentran justicia.
Y, para que no falte nadie, agradecemos en general a todit@s tod@s que, honest@s y sincer@s, nos apoyaron.
He dicho, al inicio de esta carta, que no era una despedida. Bueno, pues resulta que para algunos sà lo es. Aunque para otros será lo que es en realidad, es decir, una promesa...
Porque ya se alcanza a ver lo que falta...
Vale. Salud y, de corazón a corazón, gracias por todo.
A nombre de tod@s l@s zapatistas del EZLN.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
México, en el mes sexto del año 2005
P.D.- Ya se ve que no estábamos pensando enjugar fútbol. Bueno, no sólo. Porque algún dÃa jugaremos contra el Intemazionale de Milano. Nosotros o lo que quede de nosotros.
Ver documentos relacionados con esta noticia